día de calor

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Michelle Neynet

Mis ojos van directo a la puerta del baño cuando escucho que empieza a abrirse, Sirius sale sin mirarme, y me tomo la libertad de quedarme pasmada con su cuerpo fuerte y grueso. La camisa que lleva le queda apretada, dando a conocer la leve forma de los músculos en sus brazos.

Cuando se vuelve a mí, siento todo el calor que me produce tenerlo ahí, a unos pasos para acercarme, a milímetros para que lo toque. Sus ojos me escanean de arriba abajo, siento calor por todo el cuerpo, humedad entre mis piernas. Por un momento, me marean la cantidad de sentimientos lujuriosos que tengo por él. Pero Sirius pronuncia sus últimas palabras y cierra la puerta de la habitación.

Sé que acaba de mentirme, lo conozco más de lo que piensa.

Inspiro aire intentando soportar las ganas de correr y arrastrarlo de nuevo a nuestra habitación, mi bikini esta algo húmedo, pero mi pecho mantiene una sensación de vacío.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación, confusa, pero decidida a no darle vueltas a la situación.

Solo espero que se dé cuenta, que no voy a rendirme, o al menos espero no llegar a hacerlo.

Voy directo en busca de Ginny y Harry. Toco la puerta y segundos después se abre.

—Justo íbamos a ir por ustedes... —Ginny se cambió su ropa por un vestido celeste de tela muy fina que deja ver algo de su bikini, hace juego con el sombrero gris grande sobre su cabeza.

—¿Cuánto protector solar usaste? —pregunto, intentando aguantar la risa que me genera verla más blanca de lo normal, incluso sus pecas están difuminadas.

—La suficiente para no parecer un tomate —contesta, acomoda el bolso sobre su hombro y sale de la habitación. Se me acerca a inspeccionar mi rostro— ¿Tu siquiera te pusiste un poco?

—No. No creo que pase nada —me encojo de hombros con indiferencia.

—Mal hecho, el sol es muy fuerte aquí.

Antes que pueda contestarle algo, Harry se acerca— ¿Y Sirius? —me observa mientras empieza a cerrar la puerta con llave.

—No viene. No me preguntes a donde fue, porque no lo sé —mi tono es indiferente, bajo la mirada evitando los ojos de Ginny.

—Quizás se adelantó —susurra con esperanza, se gira y me da una pequeña sonrisa.

O quizás escapó de nuevo a Londres, me dolía pensar en eso, no sería capaz, pero sabía que estaba entre sus pensamientos más deseados. Hace que me sienta algo culpable por casi haberlo obligado a venir. Pero a la vez creo que le hará bien, lo ayudará a abrirse más, a acostumbrarse a estar fuera de esa mugrosa casa.

Antes de salir del pasillo, Harry le quita a Ginny el bolso que está sobre su hombro para así  llevarlo él.

Luego subimos al ascensor, el cual nos asusta porque hace movimientos inesperados mientras baja. Al salir del hotel, el sol brilla sobre nosotros, impacta en mi piel lo suficiente para apartar cualquier sensación de frio que tenga en el cuerpo.

—Bueno —empieza Harry dirigiéndose a su esposa, mientras caminamos hacia adelante, donde la gente se encuentra sentada en el suelo tomando sol. — Voy a comprobar que el agua no esté muy caliente, si levanto la mano es porque esta perfecta y puedes acercarte. —antes de ir directo al agua, me entrega el bolso celeste que lleva en el hombro y luego se adelanta casi corriendo con su pantalón rojo y camisa blanca.

—Se supone que no debo tomar baños ni muy calientes ni muy fríos —empieza a aclarar— Porque haría que tenga un parto prematuro, que sería cuando el bebé nace antes de que se cumplan los nueve meses.

Sus palabras tienen impacto en mi, me sorprenden— Wow, hay que saber cosas muy específicas para mantener un embarazo —nunca había pensado que fuera tan complicado.

—Por suerte Harry me lo recuerda —me sonríe, luego gira la mirada a su esposo que cada vez se aleja más— Suelo olvidar cosas como estas.

—Es muy lindo como lo demuestra, y como te cuida...

—Si... —su sonrisa se agranda, sus ojos brillan.

Mientras Harry va directo al río, con la mirada busco un sector que no esté muy cerca de tanta gente ni de la orilla del agua, cuando detecto uno lo señalo para que Ginny lo vea. Del bolso que me entregó Harry saco una manta verde y la pliego sobre el pasto.

—Parece que el agua está bien —comenta Ginny con la mirada a lo lejos, justo donde su esposo le hace una seña para que se acerque. No tarda nada en ir directo hacia él, su vestido es levantado por la suave brisa.

El exceso de aromas me marea, hace que olvide la gente de mi alrededor por minutos, el olor a naturaleza es fuerte y refrescante.

Me siento sobre la manta, con mi rostro a la sombra, pero con el cuerpo al sol. Observo a la gente que está a mi alrededor, la que parece ni prestarme atención.

No llevo ningún pantalón debajo, ya que la remera que llevo es lo suficiente larga como para hacerse pasar por un vestido que llega a los muslos, pero empieza a darme calor después de unos momentos.

Decido quitarme la remera. Siento un cosquilleo en mis manos cuando empiezo a levantarla dejando ver el bikini azul que hace resaltar mi piel. Cuando dejo la remera a un lado, me volteo a todas direcciones para comprobar que nadie me mira, porque, aunque crea que me queda bien o me hubiera sentido cómoda dentro de la habitación con el bikini, en este momento no se siente igual. Pequeños rollos se forman en mi estómago y los observo, nunca había tenido que pensar en como me veo sentada en traje de baño, o en ropa interior.

Siento ojos a mi espalda, pero no encuentro a nadie con la mirada en mí.

Inquieta, me levanto de la manta para mover todo más cerca de la sombra que genera el árbol, me hace sentir más segura permanecer en esta pequeña oscuridad que me otorga la naturaleza. Después de volver a sentarme continúo incómoda, un creciente sentimiento de abrumación y ansiedad me recorre el cuerpo entero, calienta mis mejillas y hace que mis ojos estén atentos a cada persona que camina cerca.

Termino recostándome sobre la manta verde, mi atención es dirigida a los grupos de gente a mi derecha.

Pero mi mente regresa a Sirius, por alguna razón traer su rostro a mi cerebro me genera algo de calma, no es como si lo tuviera a mi lado y sintiera ese dolor entre las piernas y en el pecho.

Me distrae un pequeño alboroto: una mujer se queja. De inmediato mis ojos se cruzan con Sirius Black materializado. Se acerca con los hombros tensos y medio tambaleante, pero en el momento en que sus ojos se conectan con los míos, se endereza por completo, se alisa el pelo con una mano mientras camina directo a mí, decidido y con el ceño fruncido.

La piel de mi cuerpo se eriza, mi pecho siente un cosquilleo reconfortante como cada vez que él está cerca, y mis pezones se endurecen bajo mi bikini. Sus ojos no se detienen en los míos por mucho tiempo, brillan cuando ven más piel de la que suelo mostrar.

Cuando está justo a mi lado, se detiene. Subo los ojos por su cuerpo, la singularidad de como se eleva amenazante sobre mi hace querer retorcerme en mi lugar, y quiero empujarlo para que caiga, de alguna manera, junto a mi— Mierda —maldice y tensa la mandíbula.

—Pensé que no iba a venir —espero parecer relajada, desviando la mirada sutilmente de él a las personas de alrededor, algunas pocas miran con atención hasta nosotros.

—Te lo había dicho: Debía buscar algo y vendría... ¿Puedes explicarme que haces así? —su voz es más baja, y se pone de cuclillas a mi lado— Estas casi desnuda —no puede evitarlo: vuelve a pasar la mirada por mi cuerpo, generándome un escalofrío.

En ese momento llega a mí un aroma fuerte, me trae recuerdos, es alcohol, y viene de Sirius.

—¿Tomaste? —me incorporo un poco apoyándome en mis antebrazos, lo observo fruncir el ceño e inclinarse unos centímetros hacia atrás.

—No evadas lo que digo...

—Sirius. ¿Por qué estaría aquí en traje de baño? Claramente es una playa, esto es lo que la gente usa —digo con agobio.

—No. Vi a una mujer con algo más entero... eso deberías usar... —su ceño se frunce y parece que me estuviera dando una orden, una que no puedo ni debo romper, porque habría consecuencias.

—¡Hey! ¿Qué tal? —una tercera voz nos interrumpe y viene de detrás de Sirius, pero no aparto los ojos de él, porque ahora parece enfurecido.

Nunca había visto que Sirius pareciera tan enfadado, tiene las manos apretadas sobre sus piernas, se tiñen de blanco sus nudillos, su rostro solo hace más esfuerzo para contenerse.

—¿Quieres algo? —ni siquiera se levanta para preguntar, solo mira sobre su hombro a un chico que podría ser de mi edad.

—Yo... quería hablar con ella...

—No puedo —me apresuro a responder, lo miro un segundo y luego vuelvo los ojos a Sirius— Mi novio está por volver... en otra ocasión será —murmuro sonriente, disfruto de la transformación que sufre su rostro con apenas la barba recortada, claramente no esperaba que dijera eso, ni que dijera nada quizás. El chico asiente y se aleja, con un tic en el ojo.

—¿Tu novio viene? —pregunta entre dientes.

—Mgmm —asiento intentando ocultar mi sonrisa tan divertida de él.

—Me parece una mierda. No lo apruebo.

—Bien —contesto y miro hacia arriba, las hojas del árbol son tan verdes como un pasto recién regado y bien cuidado.

—Ponte tu ropa, nos vamos —suena cortante. Pero ni siquiera espera que responda, se arrodilla en la manta, me sorprende cuando empieza a quitarse la camisa, pero no deja que lo vea mucho, porque hace que me la coloque, sujetándome segundos para estar sentada, la empuja hacia abajo por mis brazos de una manera en la que no puedo negarme.

—No intentes quitártela —su dedo me señala en acusación, pero voy más haya de ese gesto, mis ojos son conectados con su pecho grande, tiene marcado el cuerpo de una manera que solo vi en publicidades de ropa interior de hombre. Me llevo una gran sorpresa al contemplar su magnitud, una que escondía a la perfección su ropa.

El aroma que desprende de su aliento me adormece el cuerpo, solo puedo pensar en que me lleve de nuevo a la habitación.

:🦆
perdón la demora😔

devour me; sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora