En un intento por armar un rompecabezas de su infancia y salir del abismo en el que se encuentra sumergida, Aradia Svensson decide regresar a su pueblo natal donde se percata que absolutamente todo ha cambiado y descubre que todo el pueblo de Foxvil...
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𝘼𝙍𝘼𝘿𝙄𝘼 𝙎𝙑𝙀𝙉𝙎𝙎𝙊𝙉
—¡Demonios! —Maldije por lo bajo cuando sin querer derrame un poco de té en mi suéter quemándome un poco, no podía dormir, era sumamente difícil conciliar el sueño, si mi problema con el insomnio era terrible antes, sin duda alguna ahora sería mucho peor, no podía sacar de mi cabeza la silueta de esos tres sujetos alejándose del bar, tampoco podía sacar de mi cabeza el estado físico en el que se encontraba Christopher en ese momento, y mucho menos podía sacar de mi cabeza las palabras de Devon que habían decidido repetirse en mi mente una y otra vez sin parar, y fue en ese entonces que miles de preguntas pasaron por mi cabeza.
Pero una especialmente era la que rondaba sin cesar:
¿Christopher pertenecía a ese grupo?
Una parte de mi simplemente no lo creía, pero otra parte, esa parte que había presenciado aquella calurosa discusión duda un poco de la negativa respuesta.
Una vez que lave la taza donde había estado mi té segundos atrás me dispuse a subir las escaleras para dirigirme a mi habitación, un pequeño suspiro salió de mi boca cuando cerré la puerta tras de mí, observé a Devon que se encontraba pacíficamente dormida, y justo en este preciso momento envidiaba el sueño y la paz de la chica que dormida en mi cama.
Me quite de la puerta para luego dirigirme al baño, me sobresalte cuando el ruido de mi celular hizo eco por todo el lugar, inmediatamente saque este de mi bolsillo observando el mensaje que había llegado congelándome por completo.
Número desconocido
Deberías estar durmiendo.
02:56 am.
Mi corazón empezó a latir desenfrenadamente, mi respiración se volvió caótica, y mis manos temblaban con total descontrol, mire el dormido cuerpo que se encontraba a mi lado, tenía muchísimas ganas de despertarla, pero a la vez no quería que pensara que estaba enloqueciendo con el tema de los tres sujetos del bar. Mordía la comisura de mis labios mientras debatía internamente si debía responder el mensaje o si debía despertar a Devon y huir con ella a Timbuktú. Luego de pensarlo unos minutos entre comprar boletos o dar alguna respuesta decidí tomar el teléfono y responder el mensaje.
