En un intento por armar un rompecabezas de su infancia y salir del abismo en el que se encuentra sumergida, Aradia Svensson decide regresar a su pueblo natal donde se percata que absolutamente todo ha cambiado y descubre que todo el pueblo de Foxvil...
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Mi cabeza empezó a doler y cerré los ojos con fuerza.
Pequeños destellos de lo que parecían recuerdos llegaron a mi mente haciéndome tambalear.
«Bòidheach»
Protección.
Gemí debido a la presión que se estaba apoderando en mi cabeza.
«Bienvenida a casa, hermosa»
Calma.
Mi respiración empezó a dificultarse, haciéndome sentir completamente débil.
«Lo sentimos, no pudimos hacer mucho, lamentamos su perdida»
Tristeza.
«Acércate cariño, no seas tímida»
Duda.
Tome mi cabeza entre mis manos con fuerza en un intento inútil por apaciguar el dolor que estaba quemándome completamente.
Un golpe.
Dos golpes.
Tres golpes.
Pánico.
«Nunca te quise con nosotros, era ella que la que quería tener una hija en primer lugar, era ella la que quería adoptar desde un principio, para mí eres un maldito estorbo»
Dolor.
Las imágenes de esa noche pasaron por mi mente como filosos cuchillos haciéndome tambalear.
«¡Ayúdame, por favor»
Mi respiración empezó a dificultarse cuando el sonido de su voz gritando debido a la combustión en la que se encontraba envuelto su cuerpo volvió a hacerse presente en mi cabeza.
«¡Corre, debes irte, corre!»
Confusión.
«Adam»
¡Aradia!
Recuperé el aliento sin entender qué había ocurrido.
Él me miraba fijamente aún, pestañee varias veces intentando descifrar qué era exactamente lo que había pasado segundos atrás.
Alce mi rostro mirándolo, y me congelé de inmediato cuando su cara quedó a centímetros de la mía, los galopantes latidos de mi corazón se potenciaron aún más cuando su respiración se mezcló con la mía haciendo que mis ojos se cerrarán automáticamente, y entonces todo comenzó, mi cuerpo se tensa cuando sus manos hacen contacto con mis mejillas provocando que un grito se escapara de mis labios.
