En un intento por armar un rompecabezas de su infancia y salir del abismo en el que se encuentra sumergida, Aradia Svensson decide regresar a su pueblo natal donde se percata que absolutamente todo ha cambiado y descubre que todo el pueblo de Foxvil...
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El día de hoy estaba siendo una total locura, pues apenas pisamos el bar central empezamos a trabajar, las tazas de café y los desayunos iban y venían sin parar, la campana de la entrada del local sonaban a cada instante, las chicas y yo íbamos de un lado a otro entregando en cada mesa los pedidos que los clientes ordenaban.
A medida que pasaba el tiempo más enloquecíamos, no era mentira cuando Devon decía que casa blanca se volvía una completa locura los viernes, pasado el mediodía el jefe junto con las instrucciones de Christopher y mi colaboración nos ayudó a instalar el castillo inflable para los niños que visitaban el lugar con sus padres, una vez instalado el Sr. Sanderson se retiró del lugar dejándonos completamente a cargo del bar central.
Pequeños iban y pequeños venían riendo sin tan siquiera poder controlarse, debo admitir que me encantaba ver el local de esta forma, tan familiar, tan acogedor, era simplemente maravilloso el aura que los niños transmitían, los días de semana no eran para nada iguales a este día, a pesar del bullicio y el ruido que ellos pudieran provocar se sentía bastante grato.
Mi vista se enfoco en el reloj de mi muñeca que marcaban las doce de la madrugada. Intente darme un poco más de prisa limpiando la barra, las ganas que tenía de ir a la biblioteca era realmente descomunal. Si, la biblioteca del pueblo se encontraba abierta a estas altas horas de la madrugada debido a que los estudiantes universitarios que habitaban en Foxville se encontraban en sus exámenes finales por lo que prácticamente la biblioteca se volvía como su segunda hogar en estas épocas y por lo que me habían contando esta mañana en el auto Devon y Christopher a veces era bastante difícil entrar y conseguir un puesto en aquel lugar debido a la cantidad de chicos que asistían, así que al medio día decidí plantearle la idea a Devon sobre retirarme un poco antes de la hora pautada, gracias al cielo ella había aceptado delegando que haríamos eso puesto al enorme cansancio que tendríamos todos pasada las ocho de la noche, y así fue antes de retirarme de mi lugar de trabajo y despedirme de mis compañeros quite mi delantal colocándolo en mi casillero, tomé mis cosas e inmediatamente me dispuse a salir del cuarto de empleados encontrándome con los tres.
—Bien chicos, debo irme antes de que se haga tarde y no pueda entrar a la biblioteca. —Hable mientras colocaba la mochila encima de mis hombros.
