En un intento por armar un rompecabezas de su infancia y salir del abismo en el que se encuentra sumergida, Aradia Svensson decide regresar a su pueblo natal donde se percata que absolutamente todo ha cambiado y descubre que todo el pueblo de Foxvil...
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𝘿𝙀𝙄𝘼𝙉 𝘿'𝘼𝙎𝘾𝙊𝙇𝙄
—Te va a asesinar cuando recobre la compostura. —Comentó Dyan viendo el cuerpo de nuestro hermano tirado en el piso de la habitación.
Aim alzó los hombros dándole a entender que no le importaba en lo absoluto lo que hiciera nuestro hermano cuando despertara.
Me acerque a donde se encontraba Dyan, este me miró atentamente.
—¿Me ayudas a llevarla a la bañera? —Su entrecejo se arrugó.
—¿Estás seguro, Dy? —Pregunto incrédulo.
—Sí, estoy seguro. —Sonreí.
Mi hermano se acercó a ella con total cautela, sabía que no quería espantarla, así como sabía que quería tener su autorización para tocarla.
—¿Me permites? —Preguntó él acercándose a ella.
Ella asintió totalmente apenada.
Es realmente dulce, a pesar de que su padre es... Bueno, alguien no muy dulce.
Mi hermano la tomó de la cintura ayudándola a encaminarse hacia el cuarto de baño, mientras yo me acercaba a Aim que se encontraba sentado tomándole fotos a Darién.
—Esta mierda es lo mejor que pudieron inventar. —Dijo mientras miraba la foto que le había tomado a mi hermano mayor con su teléfono celular. —Se la enviaré a Andras, se va a reír muchísimo del idiota de tu hermano.
Esboce una sonrisa.
Sí que lo haría, su especialidad es burlarse de las desgracias de mi hermano.
—Te está esperando. —Comentó Dyan acercándose a nosotros. —Tú encárgate de ella, yo me encargo de Darién.
Me aleje de la sesión de fotos que estaba teniendo Ambrose, para acercarme a la puerta del baño y entrar por ella.
—Termina ya, Ambrose. —Hablo Dyan. —Quiero curarlo antes de que despierte y se ponga absurdamente insoportable.
Sonreí al encontrarme con la mirada de Aradia puesta en mí, me acerque a ella colocándome a su altura, ella suspiró apoyando la cabeza en la pared acomodándose un poco, lucía cansada, y la entendía perfectamente, estos días han sido bastante movidos para ella. Toque el agua asegurándome de que estaba tibia tal y como a ella le gustaba. Ella cerró los ojos cuando abrí el grifo y el agua empezó a caer en su cabeza relajándose por completo.
