En un intento por armar un rompecabezas de su infancia y salir del abismo en el que se encuentra sumergida, Aradia Svensson decide regresar a su pueblo natal donde se percata que absolutamente todo ha cambiado y descubre que todo el pueblo de Foxvil...
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𝘼𝙍𝘼𝘿𝙄𝘼 𝙎𝙑𝙀𝙉𝙎𝙎𝙊𝙉
Enfoque mi vista hacia el suelo encontrándome varios portarretratos rotos, en ellos había distintas fotos que de alguna manera me hacían sonreír, pues me llevaban a momentos que no eran tan malos, momentos como lo eran quedarme sola en casa con la compañía de mi mejor amiga de ese entonces Maddie o como cuando la vecina, la señora Parker me traía de esas deliciosas galletas cuando mi padre no se encontraba en casa o incluso cuando él no llegaba ebrio a casa y podíamos tener una relación sanamente paternal.
Me levanté del piso mirando la pared que se encontraba al fondo del pasillo poco fui acercándome al estante de fotos que se encontraba en esta, mi ceño se frunció y mi cara palideció cuando tomé una de las fotos que se encontraba en esta.
Era el.
¿Pero qué cojones?
Mi respiración empezó a volverse un caos total, el desconcierto invadía mi mente que a estas alturas ya era una maraña embrollosa de grandes magnitudes.
Jamás había visto esta foto, primera vez que la veo en el estante de fotos.
«¿Estás segura? Quizás no la recuerdas»
Imposible, yo cree este estante de fotos, y créeme esta foto jamás estuvo aquí antes.
Me sobresalte cuando escuche un murmullo proveniente de una de las habitaciones, con la respiración entrecortada y el corazón casi saliéndose de mi pecho tome la foto que se encontraba en el portarretrato metiéndola en mi bolsillo, tome la linterna llenándome de osadía, dirigiéndome hacia aquello que había captado mi atención, con total lentitud abrí la puerta de la habitación adentrándome por completo en ella, observe con detenimiento el armario que se encontraba justo al frente de está intentando descifrar el sonido que salía de esta, la indecisión se estaba apoderando de mí, pero no me culpen, estaba asustada hasta la médula.
«Ábrelo, vamos, tu puedes, Aradia »
No lo creo...
«Claro que si, confió en ti»
Yo no.
«Solo cuenta hasta tres»
1... 2... 3
A toda prisa abrí la puerta aliviando mi ser por completo, dándome cuenta que no era nada, y que solo estaba imaginando cosas debido al nervio que estar en este lugar me provocaba. Poniendo mis pensamientos en orden decidí cerrar las puerta del armario, pero todo se volvió una pesadilla cuando mi vista viajó hacia la esquina de la habitación topándome con una alta figura la cual hizo que se me erizará la piel haciéndome alarmar, sin pensarlo dos veces ilumine hacia la esquina dándome cuenta de que solo se trataba de un perchero.
