Prólogo

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La casualidad no existe... ese es el dicho popular de las personas racionales, para Vegetta esa era la verdad pura y dura, pero por ahora, no era la casualidad sino el azar. El mecanismo estaba tardando en darle el ticket que le asignaría a otra persona para ayudarle a cuidar a la cría de dragón que le sería asignada, la máquina daba vuelta tras vuelta y ya le estaba colmando la paciencia, después de unos largos minutos que le parecieron horas, un trozo de papel amarillento le fue entregado, parecía viejo en apariencia, pero se sentía nuevo al tacto, lo volteó de inmediato y pudo ver impresa una gran letra "G".

—Me ha tocado la G, ¿Quién más tiene la G? — sus palabras eran ignoradas por la muchedumbre que ya sostenía en brazos a las crías a las que llamaban ya "sus hijos adoptivos" —¿La G, alguien? — y entonces lo vio, tan confundido como él entre sus bulliciosos compañeros habitantes de la isla quesadilla, se encontraba Foolish, el semidiós mitad tótem, mitad tiburón, sosteniendo un ticket con una gran letra "G" entre sus manos. Le siguió, tratando de llamar su atención.

—¡Foolish, Foolish, espera mi amigo!

—¡Oh, Vegetta! —una sonrisa le fue dedicada, una muy radiante —¡Hola!

—Foolish, tú tienes la letra G, y yo tengo la otra letra G, ¡Somos compañeros!

Los ojos de Foolish se abrieron de par en par con sorpresa y agrado.

—¿¡Oh, en serio!? 

—¡Sí, mira! —Le extendió su ticket, mostrando la gran letra impresa en el centro. —¡Nos toca juntos Foolish!

Y juntos entraron a recoger a la cría a la que debían cuidar, Leonardo se llamó en honor a la afición que ambos compartían por la arquitectura, se cambió a Leonarda o Leo al saber que la cría se identificaba con esos pronombres. 

¿Habrá sido el destino?, 

¿Casualidad?

¿O un simple capricho de los dioses?

—Foolish, yo creo que tú y yo estamos predestinados.

—¡Oh, sí!... estaba escrito en las estrellas.

Estaba Escrito en las Estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora