Capítulo 18 - Intensiones no tan sanas

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El ritual había sido un éxito; Foolish y Vegetta estaban aún debilitados por todo lo que habían tenido que aguantar, aparte de desorientados por los días que habían pasado inconscientes, pero charlaban agradecidos con todos por la ayuda brindada.

Seguían recostados en las camillas en las que los habían llevado hasta el bosque, su pequeña dormía ahora en brazos de su hermano mayor que por fin respiraba tranquilo. Etoiles y Fit revisaron el estado físico de Foolish, la herida de su abdomen había cerrado correctamente por fin, ayudándose de una poción de regeneración. Bagi le retiró el respirador portátil al elfo y le ayudó a sentarse para que también tomase una poción de regeneración.

Lentamente, todos los involucrados en el "rescate" del elfo y el semidiós, ayudaron a llevar a la familia hasta NINHO para que descansaran en una zona segura y apropiada para su completa recuperación. Estarían protegidos por "Ordo Theoritas", no se quedarían solos ante la amenaza que la federación representaba para ellos en ese momento. Aunque quisiesen, no podrían volver a su hogar hasta nuevos aviso y aún que estuviesen ya recuperados, no pensaban dejarles solos.

Pierre cargó a Maxo en su espalda y le acomodó en una de las habitaciones extras que habían construido en el hotel. El lugar estaba impregnado de un silencio pesado, solo interrumpido por el suave murmullo de la respiración de Máximus, que yacía inmóvil en la cama. Había utilizado cada rastro de su energía en el ritual mágico que fue desafiante y desgastante para él, pues nunca antes lo había realizado sin tener sus capacidades de druida al máximo, la energía extraña de la isla le había hecho aún más difícil su tarea, aquello le exigió tanto que le dejó inconsciente y vulnerable.

Pierre permanecía a su lado, cuidándolo con una paciencia y devoción inquebrantables; se quedó en vigilia y le observaba con preocupación, mientras trataba de ignorar la fatiga que lo consumía, nunca había practicado magia y el ayudar a canalizar la energía que Maxo había usado, le hizo sentirse muy cansado. Máximus con su rostro pálido y la frente perlada de sudor, parecía ajeno al mundo que lo rodeaba.

Con delicadeza, Pierre mojó un paño en agua fresca y comenzó a limpiarle el rostro, como si pudiera transferir su energía positiva a través de sus manos. "Ánimo, Maxi", susurró casi para sí mismo, como si sus palabras pudieran llegarle al alma y aliviar su agotamiento. Como pudo, le cambió sus ropas rituales por un pijama holgado y después de acabar su faena, se acomodó en un sofá cercano a la ventana de la habitación, poco tiempo después, se quedó profundamente dormido.

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Tres días pasaron como si de un instante se tratase; la familia de constructores estaba acomodada en la habitación que le había sido asignada a Leonarda en aquel complejo diseñado para proteger a los niños de cualquier ataque hacia ellos. Se recuperaban lentamente, pero de forma estable, la pequeña Leo no se apartaba de su lado, no salía de la habitación más que para ir a ver si ya había despertado el tío Maxo, cosa que pasó hasta el tercer día después de aquel acontecimiento.

—¿Cuánto tiempo he dormido? —Fueron las primeras palabras que dirigió a quienes se encontraban en su habitación en ese momento; su aspecto era terrible, pero por lo menos ya no estaba dormido.

—¡Maxi!... me tenías preocupado. —se acercó y se sentó en una silla cercana a la cama en la que reposaba el druida.—¡Has dormido tres días completos desde que hiciste ese ritual! ¿Quieres algo de comer o de tomar? —Se apresuró a levantarse y buscar algo entre sus pertenencias que le fuese de utilidad en ese momento.

—Gracias Pierre, lo que tengas a mano será suficiente.

La pequeña Leonarda entraba a la habitación en ese instante y al ver a su tío favorito ya despierto, corrió a darle el abrazo más apretado que pudo.

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