Capítulo 10 - Ventajas Peligrosas

154 14 3
                                    

—Maximus, ¿Qué haces aquí? —el elfo le observaba con curiosidad, el semidiós no despegaba la mirada ni soltaba al elfo del abrazo en el que lo había aprisionado hacía ya varios minutos.

Maxo les observaba con los ojos entrecerrados, se había quitado los lentes para verle mejor, se acercó sin contestar y caminó en círculos observando a la pareja que lo veía de vuelta con curiosidad.

—Has hecho un ritual... —Maxo habló por fin mientras le seguía observando con expresión acusatoria.

—¿Cómo lo sabes Maximus? —una expresión sombría se adueñó de los ojos del elfo.

—¿Ya olvidaste que compartimos aventuras en tu vida pasada?... ¿Crees que no recuerdo quién eres, Mago nocturno?

—No entiendo nada de lo que está pasando aquí... —el semidiós soltó al elfo y tomó asiento en una silla que yacía en una esquina de la oscurecida habitación.

—Max es un druida... Foolish, él también sabe usar magia, sabe usar la energía de la naturaleza a su favor, puede convertirse en lo que sea que se proponga. —el semidiós abrió los ojos como platos y observaba a Maxo con sorpresa.

—¿Puedes cambiar de formas y usar magia? —de verdad estaba sorprendido, tantos secretos entre las personas más cercanas a su vida.

—No tengo tanto poder y habilidades como en mi vida pasada, mi nombre era Sapo Peta, había vivido cientos de años hasta que nuestro universo colapsó y tuvimos que huir, luego despertamos aquí, en el mismo condenado tren en el que todos aparecimos.

— Entonces... ¿Ustedes no son de este universo? —Foolish estaba cada vez más sorprendido.

—No es que no lo seamos mi amor, sino que desaparecimos de uno y renacimos en este.—Las palabras del elfo le hacían entender mejor la situación que se le estaba planteando, su elfo era mago y Maxo era un druida... Él era un semidiós... Poder tenían, no como antes, había algo en el ambiente de la condenada isla que les limitaba, pero existía en su ser la capacidad de volver a despertar sus habilidades... Vegetta ya lo estaba logrando, ¿Será que él también podría recuperar todos sus atributos divinos?

—Entonces... ¿Me vas a decir por qué has hecho el ritual de integración de almas? —Maxo ya se veía más relajado que cuando llegó. Le interesaba más tener respuestas que pelear con su viejo amigo.

—En resumen, mi querido Maximus... Doblas, su forma demoníaca está fuera de control y en los últimos meses hemos sufrido varios ataques, a Foolish le envenenó con una cobra mientras intentaba acabar con la vida de Leo, a mí me hirió de gravedad mientras nos perseguía en una cueva cuando buscábamos un tesoro, a Foolish, de nuevo, le desgarró la espalda mientras intentaba hacer caer a Leo desde el balcón del tercer piso de la torre... Nos hemos defendido nada más, si no fuese por Cucurucho Leo no estaría ya más con nosotros.

—Ya veo... Espera ¿Qué? —La cara de asombro de Maxo era digna de ser retratada. —¿Qué Cucurucho les ha ayudado?

—Así es, logró aparecer y solo con sus palabras hizo que el demonio se largara con la cola entre las patas.—Foolish rio ante el recuerdo del demonio espantado y huyendo del lugar.

Maxo no podía creer todo lo que le estaban contando... Acosados por Doblas, protegidos por Cucurucho... Esto estaba rarísimo.

—Y... ¿Saben por qué les ha protegido el oso blanco?

—No tenemos ni la menor idea, pero estamos agradecidos por ello.—la expresión de Vegetta mostró su angustia y tristeza.—Solamente queremos criar a nuestra pequeña en paz, vivir tranquilamente, sin peleas que no sean necesarias.

—En otras palabras... Quieren disfrutar su vida en la isla. —Maxo comenzaba a sospechar que esa era la razón de la protección de la federación.—Por eso les ha protegido...

La cara de asombro en la pareja hizo reír a Maxo.

—Son la familia perfecta ante los ojos de ellos... Por eso los protegen y los seguirán protegiendo, a mi parecer... ustedes cumplen su objetivo, son felices estando aquí, son lo que ellos buscaban, son la familia perfecta ante su juicio también, ¡¡ustedes si disfrutan de la isla!!

—¡SÍ! —la voz robotizada de cucurucho les hizo voltear a todos por el sobre salto, de su mano derecha venía tomada la pequeña Leo que les sonreía de la forma más dulce a sus padres y a su tío.

—¡Papá, Cucurucho me ha traído a casa y hemos soplado burbujas por todo el camino! —La pequeña corre y abraza a sus padres que sin salir del shock inicial le dan las gracias a la criatura que se da la vuelta y desaparece del lugar.

—Creo que mejor hablamos otro día Vegetta... —la cara de Maxo estaba pálida, aún observando el lugar donde el oso había estado.

—Creo que mejor nos calmamos todos, no te vayas aún Maximus... creo que tienes toda la razón en lo que has dicho... por dicha razón es que hoy más que nunca necesito acceso a mi magia de nuevo.

—¿Crees que esta protección de ya sabes quién, tenga otras intenciones Max? —La total seriedad de Foolish causó un escalofrío en Vegetta, no era el único que sospechaba ahora eso mismo, la pequeña Leo no sabía a qué se referían los nerviosos adultos, así que se limitaba a observarles con curiosidad en sus ojitos azules.

—Creo que... ha sido mejor que hayas hecho el ritual, créeme, creo que lo haré yo también... no sabemos que esperar de ellos, pero al parecer, tienen a Doblas a raya ahora.

Se observaban todos con nerviosismo, Foolish y Vegetta nunca se habían opuesto al control de la Federación, pero la situación actual era distinta, les causaba curiosidad saber las intenciones para con ellos al ser quienes eran, al tener el poder que tenían y al poder controlar a uno de ellos que conservaba sus poderes intactos al llegar a la isla; solo el tiempo les diría que podrían esperar.

Se despidieron todos, la familia Brown se fue a dormir, mejor dicho, Leonarda se fue a dormir, pues sus padres apenas pudieron descansar, pues la incógnita de las intenciones de la Federación les dejaría impacientes, nerviosos y curiosos por su destino en aquella insólita y recóndita isla paradisiaca. 


Estaba Escrito en las Estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora