Capítulo 3 - Realización

249 29 1
                                    

Bajó de su cama con pereza mientras observaba a Leonarda correr de vuelta a su habitación, seguía muy cansado, las pesadillas no le dejaban descansar como debía, pero era hora de levantarse, tenía que atender a su hija y... ¡Tenía que revisar a su compañero!, eso le llenó de... ¿Qué estaba sintiendo?, sus pensamientos se volvieron confusos y comenzó a debatir consigo mismo de nuevo.

Se quedó observando su puerta ahora abierta mientras pensaba-¿Qué me está pasando? Últimamente, cada vez que veo a Foolish, mi corazón se acelera de una manera extraña. No puedo evitar sonreír cuando estamos juntos, y su presencia me llena de felicidad. ¿Será posible que esté enamorado de mi nuevo amigo?... No, no puede ser. Foolish es mi amigo, solamente mi amigo, estoy cansado nada más. - Y dejando de lado sus preocupaciones, salió de su habitación para reunirse con su familia en la habitación de la niñita.

—¡Buenos días, Vegetta! — la mirada de esos ojos verdes lo estaba distrayendo demasiado para su gusto.

—Ya te sientes mejor por lo que veo Foolish. —Le sonrió de vuelta y se acercó a cambiar el vendaje del brazo y a revisar la herida. —Las pociones han funcionado, esta herida ya se cerró casi por completo, ¿Duele si hago esto? —dio suaves apretones alrededor de la zona afectada.

—No... No duele para nada, gracias Vegetta, perdona por ser una carga más. —Rio por lo bajo, mostrándose avergonzado por haberse convertido en más trabajo para su compañero.

—¡Hey! —le dio palmaditas en el hombro.— ¡Que no eres carga hombre! —le revolvió los ya enmarañados cabellos. — Salvaste a Leo... eso es lo que importa.

—¡Síííííííí! —Ahora Leo saltaba en la cama de su habitación.—¡Dada Foolish me salvó del diablo feo!

El diablo feo... Rubius, ese demonio que formaba parte de su pasado, que aparecía en sus pesadillas, esos ojos de un color negro tan intenso que le causaban ansiedad y una ira que crecía y era generada por la naturaleza vil de los actos de la criatura hacia su familia.

—¡Anda, ya deja de saltar, así que te vas a caer muchachita! —atrapó a la nena entre sus brazos y la llenó de besitos. —Es hora de bajar a comer algo, tenemos aún cosas que hacer para cuidar a esta princesa.

—¿Necesitas ayuda papá Foolish? — la pequeña escapó de los brazos del elfo para abrazar a su dada. —¿Sigues mareado como hace rato?

—Ya pasó Leo, no te preocupes, vamos, ayudemos a preparar lo que vamos a comer, ¿Sí?

Este tiburón era un encanto, no lo podía negar, era afortunado por tenerle como compañero, Foolish era el más indicado para hacer que su vida fuera un balance entre el caos, felicidad y perfección. Iba a ser divertido ver hacia dónde se dirigiría su vida ahora con estos dos en ella.

Pasaron los días, Leo estaba bien instalada ya en la torre del mago, le habían hecho una habitación encantadora y habían llenado la torre de protección contra cualquier entidad, esperando así evitar los encuentros no agradables entre la familia y "el diablo feo".  Foolish iba y venía de su construcción a casa del elfo a sus anchas, tenía permiso de usar lo que necesitase, aun así, siempre devolvía lo que había tomado para sus quehaceres, esas pequeñas acciones iban derribando cada vez más el muro que había alrededor del corazoncito del elfo sin que él se diera cuenta. 

Y entonces... llegó más gente a la isla, un barco se había estrellado y habían rescatado gente, de inmediato el elfo llamó la atención de varios de los recién llegados y Foolish se dio cuenta de que estaba celoso, no lo demostró, pero lo estaba. Organizaron una gran fiesta para darles la bienvenida a los nuevos, se presentaron todos, llegaba el turno del elfo y Foolish esperaba ansioso sus palabras.

—¡Buenas noches! —Su voz inundó la sala.—Mi nombre es Vegetta, mi hija se llama Leonarda y ese guapo que está allá es mi novio Foolish.

¿Le llamó como había escuchado que le llamó?... no iba a desaprovechar la oportunidad, se levantó cuando todos comenzaron a silbar burlonamente, subió a donde se encontraba el elfo y pasó una mano por su cintura atrayéndolo hacia él, volteó a ver a aquellos que habían abucheado la última parte de la presentación de su elfo y con la voz más firme que pudo emitir y tratando de no tartamudear con su español se presentó también.

—¡Buenas noches!, mi nombre es Foolish, Vegetta es mi novio y como dice él, ¡estoy mamadísimo!

Las risas y uno que otro comentario subido de tono no se hicieron esperar, terminaron todos de presentarse y la fiesta siguió, un lugar para bailar se preparó y la pareja del momento se llevó toda la atención por la escena que se estaban montando. ¿Era esto real o era solo un sueño?, el elfo olía a alcohol y Foolish se enteró de que posiblemente eso era lo que le hacía actuar de la forma tan audaz como estaba actuando esa noche. La fiesta acabó y todos volvieron a sus casas, los nuevos se quedaron con Maxo quien les ayudó también con la adopción de la cría de dragón que la Federación les había encargado al llegar. Foolish llevó al elfo de vuelta a su torre, tuvo que cargarlo en la espalda, estaba demasiado ebrio para irse por sí solo.

—Vegetta, llegamos, despierta. —Le hablaba suavemente para no sobresaltarlo.

—Nooo~, aún no me quiero iiiir, ¡vamos a bailar Foolish!

Esa noche iba a ser larga, solo esperaba poder controlar al elfo y no sucumbir ante los encantos de la persona que le traía loco y esperaba que ese "su novio" se volviera realidad, pero sin copas de por medio.

Estaba Escrito en las Estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora