Capítulo 9 - Vidas combinadas

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Los días volvían a la normalidad de la forma más lenta que pudieron imaginar, elfo y semidiós no dejaban a su hija sola por nada del mundo, desde el último ataque que habían sufrido, la niña incluso dormía con ellos; el miedo a perderla los consumía, era tal su paranoia que la acompañaban incluso a la escuela y se turnaban para hacer la guardia desde una esquina del salón de clases de Quackity, a quien, ya le estaba comenzando a cansar la presencia de sus "Padres Chicle" como les había apodado.

—Oye, Vegetta... ustedes dos... ¿No tienen nada que hacer o qué?

—¿Huh? —la cara de incógnita de Vegetta le hizo restregar su cara con impaciencia entre las manos.

—¿No planean construir algún otro edificio loco que hayan diseñado?... o tal vez, ponerle más torretas a tu torresota o ya de perdida, ¿Por qué no le ponen torretas al dragón del Foolish?

Vegetta le veía con cara de no saber a qué realmente se quería referir el pato.

—... ¡Que no me dejan dar clases a gusto güey! 

Vegetta se sintió apenado, con vergüenza y cansancio, frotó el puente de su nariz. —Lamento la molestia Quacks...

—¡Es Miss Quackity aquí!... y no es que molestes taaaanto Vegetta, pero es que la presencia de ustedes distrae a los niños, ¡No van a aprender nada por culpa de ustedes!

—¡Pero es que entiéndeme Quackity!... Doblas está tras ella, todo por su estúpida venganza... si algo le llega a pasar a nuestra hija, Foolish y yo...

Sus palabras fueron interrumpidas por la carita de la nena que se acercaba a mostrar un dibujo a su profesor y le dedicaba una radiante sonrisa a su padre, que la cargó en brazos mientras su "obra maestra" era colocada en una pared para la ya cercana exposición de arte de la escuela.

—¿Acaso no está precioso este dibujo Vegetta? —Quackity buscaba cambiar de tema para evitar que la nena se diera cuenta del estado de ánimo de su padre.

—¡Es el mejor de todos! —El elfo abrazaba fuertemente a su pequeña que reía por los comentarios de ambos adultos.

—¡Pá, haré uno para ponerlo en la torre! —La pequeña era colocada de nuevo en el piso y corría a seguir su faena junto a los demás niños de la isla.

—Creo que será mejor que me vaya, ¿no?

—Descuida Vegetta, este lugar es seguro, aquí no podrá aparecer, estos son terrenos de la federación, no puede romper ni atravesar nada en zonas protegidas por la tecnología de esos locos.

Foolish se asomó a la puerta, Vegetta le hizo una señal con la cabeza y el semidiós volvió a salir, el elfo se puso en pie y comenzó a caminar hacia la salida, no sin antes darle un último vistazo a la pequeñita que reía a carcajadas viendo a Bobby pelear con Richas por el puesto de mejor retratista. Lentamente, aún indeciso y sintiéndose muy intranquilo, salió del salón para encontrarse con su adorado semidiós.

—¿Vegetta, que pasa?—supo de inmediato que el elfo estaba nervioso, la palidez de su piel y la expresión en su rostro lo delataba.

—No es nada, Foolish, solo...

El semidiós se acercó y lo estrechó entre sus brazos para calmarlo. Una de sus manos acarició la mejilla que le pareció bastante fría al tacto, más de lo normal.

—Estás nervioso de nuevo, ¿Quieres quedarte afuera un rato más?

—Sí... lamento estar tan... Así, cariño, esta situación parece tener más poder que yo.

—Créeme... yo también estoy nervioso, no me gusta para nada vivir esperando a que algo pase, me siento intimidado, observado y en constante estado de alarma, no es bueno vivir así.

—No quería tener que hacer cosas mágicas de nuevo... pero creo que acabo de recordar una forma de protegernos del tonto de Doblas.

Foolish le observaba sorprendido.

—¿Sabes usar magia?

—Fui un gran mago en mi última vida, creo que puedo intentar usarla de nuevo... solo, no sé si este cuerpo soporte todo lo que conlleva usarla al nivel que necesito para proteger a Leo.

—¿No será peligroso para ti?

—No lo sé... no lo sabré hasta que lo intente.

—No quisiera que salgas lastimado, no quiero perderte, ni a ti, ni a Leo, no creo que me guste mi vida sin ustedes en ella.

Más franco no podía ser, poco a poco el elfo se relajó y emprendieron juntos el viaje de regreso a la torre, el día se había vuelto gris y una ligera llovizna caía sobre la isla. En el mismo instante en que volvieron, el elfo subió a lo alto de la torre, donde buscó entre los recién reparados estantes y cofres, los materiales que necesitaría para intentar preparar un ritual de sangre para la protección de su pequeña familia. Foolish le observaba curioso y preparado por si algo salía mal, sus instintos de semidiós le aseguraban que su compañero estaba haciendo cosas que iban más allá de la mera naturaleza de un ser tan longevo como los que pertenecían a su especie... Parecía más el actuar de un sabio... De otro semidiós.

Velas de tonos púrpura oscuro, negros y rojos fueron colocadas en intrincados patrones sobre unos candelabros que se le hicieron macabros, runas de aspecto muy antiguo fueron escritas con sangre de animal sobre el piso... Y, para horror del híbrido, vio como su amado se hacía un corte en la mano y dejaba caer su propia sangre sobre un cuenco del que, de un instante a otro, brotaron llamas negras que consumieron su contenido en su totalidad.

Vegetta se hallaba en el centro de todo y levitaba sobre las runas del piso que se iban despegando del mismo y como si tuviesen vida, danzaban alrededor del elfo. Foolish observaba maravillado y un poco asustado... Este ritual se le hacía tan similar al que habían realizado cuando querían hacer nacer aquel huevo infernal...

—Vegetta...—sus ojos abiertos de par en par, una creciente angustia en su pecho le hizo acercarse un poco.—¿Estás bien Vegetta?

No respondía, tenía la cabeza tirada hacia atrás y los ojos fijos en el techo... Foolish comenzó a temer lo peor.

—¡Vegetta, despierta!

Lentamente, el elfo comenzó a descender hasta quedar parado en el centro de todo.

—¿Foolish, me llamaste?

El alma le había vuelto al cuerpo, no había pasado nada malo como pensó que pasaría. Se acercó y tomó al elfo en sus brazos... Algo se sentía diferente, su esencia era otra... Una más fuerte, más salvaje... Más animal. La expresión de incógnita le delataba y el elfo lo notó.

—¿Pasa algo mi amor?—sus ojos púrpuras observaban los verdes de su amado, tratando de identificar la causa de su confusión.

—Estás... Distinto...

—Este soy yo realmente cariño, mi yo de otras vidas combinadas con el que tú ya conocías.

Elfo y semidiós se quedaron observándose mutuamente por largo rato, hasta que el sonido de alguien llamando a la puerta les sacó de su burbuja.

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¡Hola!

Lamento el retraso con este capítulo, he tenido un mar de quehaceres, el otro ya está en proceso, mientras, los dejo en incógnita sobre quién ha llegado. 

See ya when I see ya!  chau~











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