💐Capítulo 7 (Parte II)💐

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—El mes que viene nos casamos.

—¿¡Qué!?

El grito me salió solo, me sorprendió hasta a mí, pero fue porque no entiendo que no lleven ni un mes y ya se vayan a casar, que está muy bien quererse tanto pero tan pronto no, por favor.

—Papá me dejó un contrato como herencia.

—¿Qué contrato? —no entendía una mierda.

—Nos casamos el mes que viene, nos casamos por ese contrato—me asusté, si él se casaba, yo era la siguiente—no te asustes, Naia, tú no tienes ese contrato, ¿vale?—suspiré tranquila—Pero yo sí; tú y yo tenemos que salir adelante como sea y eso lo sabía papá. Papá tenía el asesinato de mamá planeado, y a priori, también el suyo.

Me cago en la puta madre que lo parió.

—Esto es mucha información para mí—me levanté—, disculpad.

El asesinato de mi madre nadie dijo que fue lo que lo ocasionó, no había nadie en la casa antes de que ocurriera y los vecinos no quisieron decir nada. Pero el muy cabrón de mi hermano sí que lo sabía. El asesinato fue cruel pero ahora es una atrocidad.

Salí afuera y para mi mala suerte empezó a llover empapándome entera, pero poco o nada me importó.

—Naiara.

Me giré y vi a Eric que también se estaba empapando, corrí hacia él sin dudarlo y lo abracé, en sus brazos me sentía bien y ahí nadie me hacía más daño del que ya estaba hecho. Sus manos recorrieron toda mi espalda sin soltarme y dejándome llorar todo lo que quisiera.

—¿Podemos irnos a casa?—pedí y no tardó en asentir.

Le di las llaves de mi coche y nos montamos para ir a su apartamento, no me iba a quedar con Uri, no después de esto. Y si hacía falta me iba a la otra punta del mundo para estar lejos de él.

Cuando llegamos a su apartamento, me duché, me puse una camiseta suya y me acosté dándole la espalda mientras me hacía formas circulares con su dedo en mi brazo.

—¿Te vas a querer quedar?

Asentí.

—Tú sabes que no me molestas pero algunas mañanas te tendrás que despertar sola.

Asentí. Me giró quedando cara a cara con él y observé lo guapo que era siempre y lo guapo que está ahora con el pelo revuelto.

—¿Qué miras?—y esa sonrisa que derrite a cualquiera...

Niego con la cabeza y Eric se ríe.

—¿No miras nada?—vuelvo a negar y se volvió a reír.

—¿Te puedo decir algo?—quita un mechón rebelde de mi frente y asiento—Estás preciosa con mi camiseta.

Siento como me sonrojo y agacho mi mirada.

Bona nit, gorda.

—Buenas noches, Eric—susurro.

Nos dormimos y aunque tuve pesadillas sobre la muerte de mi madre, Eric me hizo sentir protegida como siempre.

Don't Leave Me [Eric García]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora