💐Capítulo 10💐

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Me despierto cuando siento unos brazos en mi cintura y un peso en mi barriga. Abro los ojos y me lo encuentro dormido con su cabeza en mi abdomen y su pelo despeinado.

No me muevo, lo que hago es empezar a acariciarle su espalda desnuda, algo que le pone la piel de gallina y que hace que se despierte y se estire.

Bon dia—dice mientras se acuesta a mi lado.

—Buenos será para ti, porque vamos, mejor no has podido dormir nunca, ¿no?

—No—se ríe y nos levantamos.

Entramos en la cocina y me pongo a hacer café mientras Eric se entretiene dándome besos por todo mi cuello.

—Me encanta poder darte besos a todas horas—dice cuando deja un beso en mis labios.

—Pues fue idea tuya.

—Fue idea de los dos—me encogí de hombros—bendita sea la fiesta de Ferrán.

Sonrío.

—Pues ¿sabes que estuve a punto de no ir?

—Yo tampoco hubiera ido si no me hubiera dicho que habría más gente aparte del equipo.

Le entrego su taza con café y sonríe.

—Gracias—le da un sorbo a su café—¿qué vas a querer hacer hoy?

A veces pienso que la especialidad de Eric es cambiar de tema porque siempre lo hace.

—Algo productivo con mi vida, la verdad.

—¿Te vienes al gimnasio?

—Pufff, no sé.

—Porfiii—puso morritos—hazlo por tu churri.

—¿Mi churri? Tú no eres mi churri.

—¿Estás cortando conmigo?—levantó una ceja.

—No, eres mi niño, mi gordi, mi amor, lo que tú quieras menos churri.

—Okey—salimos de la cocina—pero, ¿te vienes?

—Mira que eres pesado cuando te lo propones, en serio.

—Yo también te quiero—le sonrío falsamente y me da un beso—te espero abajo.

Asentí y salió del apartamento para ir al gimnasio que estaba en el sótano al lado del garaje.

Me siento en el sofá y enciendo la tele que para mi desgracia sale el telediario comunicando un accidente de tráfico en La Diagonal.

—El coche era un fiat 500 L de matrícula 5576 KFJ

(MATRÍCULA INVENTADA)

Mierda. Es el coche de mi hermano y me imagino lo peor; así me enteré de la muerte de Laia.

Cojo mi teléfono lo más rápido que puedo e intento que no se me caiga al suelo porque me tiemblan las manos; un tono, dos tonos, tres tonos...

Nadie responde y cuando confirman que un muchacho de 25 años está muerto es mi fin. Lloro, lloro más de lo que llegaba a considerar normal, lloro y mucho ya no me quedaba nadie, solo él y fui gilipollas al dejarle de hablar y sin darme cuenta, estaba en el suelo aún llorando.

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Aviso de que vendrán capítulos con drama porque no todo puede ser color rosa. 

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Don't Leave Me [Eric García]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora