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Era medio día, aún no había comido nada y la despensa estaba vacía.
Dazai no quería salir, pero solo le quedaba un trozo de pan duro que Atsushi le había llevado un día antes, aún así, tomó dinero del frasco donde guardaba sus ahorros y dispuesto a salir, abrió la puerta, pero antes, su vista se fijo en el sombrero colgado en el perchero junto a la puerta... Suspiró amargamente, colocándolo sobre su cabeza.
Al bajar por la colina, las miradas de todos se posaban en él, y no hacía falta que se lo dijeran, sabía que todos pensaban lo mismo, ¿Desde cuándo se había vuelto tan extraño ver al cazador del pueblo? Pues el simple hecho de que no había salido de su casa durante meses y seguro se veía horrible, hizo que las personas lo mirarán con lastima disfrazada de amabilidad.
Kenji fue el primero en saludarlo mientras terminaba de cargar algunos leños, aunque, claro, Kenji nunca podría ser descortés con nadie y en realidad todas sus sonrisas siempre eran sinceras, por lo qué al verlo pasar no perdió tiempo en gritarle al cazador "¡Muy buenas tardes, Dazai!" Con esa radiante y dulce sonrisa.
Dazai le contestó tan amable como pudo e intentando que su sonrisa fuera igual de sincera sin que se viera forzada por lo incómodo que se sentía al ser observado.
El siguiente en saludarlo fue Kunikida, quien a pesar de fingir odiarlo se había preocupado todo ese tiempo por su bienestar.La gente lo fue saludando conforme pasaba como si se tratara de toda una deidad, hasta que al fin logró llegar a la tienda de Fakuzawa, en dónde al abrir la puerta se escuchó la campanita avisando por un cliente, y de inmediato la mirada verdosa de Rampo se fijó en él con un gesto de alegría.
—¿Lo ves? Te dije que vendría hoy. —señaló el azabache al cazador parado en medio de la tienda.
—No solo porqué lo hayas visto regando sus flores quiere decir que tenías razón. —lo corrigió Fakuzawa, apareciendo de pronto con una toalla en sus manos, limpiando los restos de harina entre sus dedos. —Hola, Dazai. —saludó acercándose con la mano extendida.
—Hola señor. —saludó de regreso. —El lugar huele delicioso.
—Atsushi es quien se encarga de eso. —Ranpo gritó el nombre del niño haciéndolo aparecer de inmediato en la puerta con la carita llena de harina.
Sus ojos bicolor brillaron al ver al cazador cómo si hubiera visto a su superhéroe favorito, se emocionó tanto que incluso dió saltitos en su lugar.
—¡Señor Dazai! —exclamó alegre.
—Pequeño, ¿Creciste tanto en pocos meses? —con suavidad revolvió los cabellos blancos del niño que inclinó la cabeza con diversión.
—¡Le voy a contar a Ryu! —le informó al azabache, quitándose el pequeño delantal de color azul.
—¡No te tardes! —gritó Ranpo, pero fue inútil, el niño ni siquiera lo escucho porque ya había salido a toda prisa de la tienda. —Ahg, cómo sea. —suspiró. —Desde que ambos son amigos pasan todo el tiempo juntos y no se separan nunca.
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Cazador || Soukoku
Fanfiction¿Qué haces cuándo el amor de tu vida ya no está? ¿Y si tuvieras la oportunidad de volverlo a conocer? ... En este mundo los demonios son temidos, poderosos y malvados, matan personas inocentes cuando tienen ganas y no hay muchas cosas que los puedan...