3

420 48 19
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

...

Yosano era a quien todo el pueblo acudía si sucedía un accidente, o si había un enfermo. Ella podía curar a las personas de forma tradicional y no tradicional. Usaba hierbas para hacer ungüentos, remedios caseros e incluso algunas veces se llegó a rumorear que sabía curar utilizando magia, pero eso solo eran unos rumores.

La gente del pueblo confiaba plenamente en aquella chica, porque nadie estaría del todo bien si no fuera por esa mujer, y aunque no lo pareciera, ella se preocupaba por todos, incluído el cazador que se encerraba en casa todos los días.

Por eso es que constantemente se tomaba la molestia de llevarle algunas cosas.

—¡Dazai! —llamó tocando la puerta. No esperaba una respuesta, pero de sorpresa, esa mañana lo hizo. El cazador abrió la puerta dejándola entrar. —Vaya... Creí que te encontraría destruido como siempre, ¿No dormiste de nuevo? Tienes esas ojeras bajo los ojos que ya comenzaban a quitarse.

Dazai no había dormido absolutamente nada. Nunca logró conciliar el sueño porque su mente estaba demasiado ocupada pensando en los sucesos de esa noche.

—Fue... Había un animal molestando que no me dejó dormir.

—¿Un conejo?

—¿Cómo lo sabes?

—Kenji me dijo que las zanahorias han estado siendo víctimas de conejos silvestres y Ranpo intenta encontrarlos, deberías verlo, es divertido como encuentra sus nidos por los rastros de las diminutas huellas que dejan en el barro. —le contó mientras sacaba algunas cosas de su canasta.

—Iré más tarde.

—Eso es bueno, se pondrán felices sin duda. Cómo sea, te traje... ¡¿Qué te sucedió?! ¡¿Y esa herida?! —Yosano se exaltó cuando por fin se percató de la fea marca en su frente.

Dazai suspiró, por supuesto que se iba a dar cuenta. —Anoche hubo un demonio. —le explicó sin más remedio.

—¡No puede ser! —exclamó. —Hace tiempo que no había ninguno. —le dijo tomando rápidamente un ungüento de la canasta. —Dejame revisar.

La chica examinó la herida colocando un poco del medicamento. No parecía muy peligroso, era como uno de esos rasguños que hacen los gatos al jugar con ellos, pero quizás solo un poco más profundo.

Le dijo que estaría bien y que aplicará la crema dos veces al día si es que quería sanar pronto. Dazai asintió asegurándole que lo haría, e intentando evadir el tema del demonio durante el rato que permanecieron hablando antes de que Yosano tuviera que marcharse. Su vida como médica era ajetreada con tantas personas que constantemente dependían de ella.

—Espero que tengas más cuidado, ya bastante tengo con la gente del pueblo, si algo más sucede, quiero que vayas directamente a mi consultorio para poder atenderte, ¿Entendido?

Cazador || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora