Capitulo 6

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Ross detuvo a Helios y a White mientras veía a todos los peones algo alborotados. Le había costado un poco volver ya que White se había puesto algo REBELDE. Pero al final lo había conseguido. Pero sobre todo había tardo por quedarse sentado leyendo una y otra vez aquella nota. Él no había vuelto a ese lugar luego de que ella se marchó...y así fue que se olvidó completamente de aquel último día que habían pasado juntos. Se le LLENÓ EL CORAZÓN DE UNA EXTRAÑA AMARGURA...era raro. Haber leído eso 10 años después, era muy raro. Soltó un suspiro, NO COMPRENDÍA POR QUÉ LE DOLÍA. Antes era solo un niño. Uno de ellos lo vio y le avisó a Rocky. Al instante el castaño corrió hacia él. Extrañado, Ross, se bajó del caballo.

- ¿Qué pasó? -le preguntó a su primo cuando este llegó a su lado.

-Llegó el jefe -dijo algo agitado.

Ross alzó amabas cejas. No esperaba que Damiano llegara tan temprano. Casi siempre lo hacía por la noche. Llamó a uno de sus compañeros y le pidió que guardara a los caballos. Se acercó a White antes de que se alejara.

-No más líos por hoy, ¿entendido? -le dijo.

El caballo meneó la cabeza. Ross sonrió y palmeó su lomo antes de que se lo llevaran. Comenzó a caminar hacia la casa. Rocky se apresuró a seguirlo.

-Espera -le dijo.

Ross siguió caminando.

- ¿Por qué están tan alterados todos? -Preguntó Ross y lo miró de costado -Es solo el jefe. No es la primera vez que viene...

-No es por eso -consiguió decir Rocky mientras intentaba ir a la misma velocidad que su primo -No llegó solo...

Está vez Ross se detuvo y lo miró con el ceño fruncido.

- ¿No llegó solo? -inquirió.

-No...llegó con una chica y un chico. Parecían una pareja o algo así. Entraron con él a la casa grande. Algunos de los muchachos dicen que...que deben ser compradores.

El corazon de Ross se detuvo. Eso no podía ser cierto. Seguro que no lo era. Si se había rumoreado que Damiano Marano tenía ganas de vender el campo. Pero hasta el momento Ross no lo había creído porque simplemente su jefe jamás le había mencionado nada. Pero de repente se sintió intranquilo. Aquel campo lo era todo para Ross y no se veía en otro lugar que no fuera ese.

-Voy a ir a hablar con él -le dijo y comenzó a correr hacia la casa.

Si Damiano tenía pensado vender el campo, Ross haría lo imposible para evitarlo. Incluso sería capaz de comprárselo él mismo. No por nada había ahorrado casi toda su vida. Se veía capaz de comprar aquellas tierras o por lo menos una porción. Entró a la casa por el lado de atrás, como siempre. Al primer lugar al que entraba era a la cocina. Su madre se sobresaltó un poco y giró para mirarlo.

- ¿Qué te pasó? -le preguntó preocupada.

- ¿Dónde está el señor Marano? -dijo al instante.

-En su despacho -respondió ella extrañada.

-Bien -musitó Ross y comenzó a caminar para salir de allí.

-Ross, hijo...espera -ella lo siguió pero al parecer Ross no la escuchaba - ¡El señor no vino solo!

Se quedó quieta en su lugar ya que al parecer él no la había escuchado. Soltando un suspiro volvió a la cocina. Aun no podía creer que ella estuviese allí de nuevo. Casi sonrió, Ross tampoco iba a creerlo cuando se enterara. Ella había sido tan importante para él cuando era un niño. ¿La recordaría? Estaba segura de que sí. Volvió a concentrarse en la comida. Más tarde iba a ver la reacción de Ross hacia la llegada de Laura. Ross se detuvo frente a la puerta del despacho de su jefe. Tomó una gran cantidad de aire y luego golpeó.

- ¡Adelante! -dijo él.

El rubio abrió y se asomó

- ¡Ross! -exclamó contento y se puso de pie para acercarse.

Él entró del todo. Damiano lo abrazó paternalmente y Lynch le devolvió el gesto

- ¿Cómo ha estado mi mejor muchacho?

Esbozó una pequeña sonrisa.

-Bien, señor ¿Usted? -le preguntó.

-Yo estoy muy bien -aseguró y volvió a sentarse detrás de su escritorio.

Le hizo una señal a Ross para que se sentara también

- ¿Cómo ha estado todo por aquí?

Ross se sentó algo inseguro. Había esperado llegar y encontrar a aquellas dos personas hablando con Damiano, pero estaba solo. Quizás no había nada de qué preocuparse.

-Todo ha estado muy bien. Los muchachos y yo hemos estado trabajando muy duro con el tema de la marca de ganado...ya sabe, hay varios problemas con los ladrones por aquí. Y...hemos terminado de levantar la valla entre las propiedades de los Smith y aquí.

-Sí, he hablado con Robert y dijo que estaba muy contento con el trabajo. Creo que sobre todo porque ahora podrá tener más controlada a Chloe.

Ross sonrió y asintió. Si había algo que Robert Smith odiaba era que su hija menor saliera huyendo de casa solo para acercarse a ver a Rocky. Por eso mismo fue que se había puesto en contacto con Damiano y habían hecho el acuerdo de levantar la valla. Pero lo que el señor Smith no sabía era que Chloe se iba a escapar igual.

-Espero que ahora se quede más tranquilo -dijo Ross.

-Lo dudo mucho -rió Damiano.

Al parecer todo estaba tranquilo. Ross no notaba nerviosismo, ni nada por el estilo en su jefe. Así que estaba descartando completamente el tema de que Marano quería vender aquel campo. Quizás era una buena idea que se lo preguntara.

-Señor...

- ¿Si, hijo? -preguntó mientras lo miraba con ambas cejas levantadas.

-Usted... ¿va a vender el campo?

Wild Horses RAURA [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora