Capitulo 1

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Ella giró para encontrarse con él. Le dedicó una tímida sonrisa y sus mejillas se enrojecieron. Siempre se enrojecía cuando él estaba cerca. Sentía aquel cosquilleo en el estómago y sentía aquellas molestas ganas de tomarle la mano y no soltarlo.

- ¿ Qué haces aquí?- le preguntó y se armo de valor para mirarlo.
Su amiga Lola, siempre le decía que un niño se da cuenta de que una niña gusta de él cuando esta no lo mira a los ojos.

Tenia que mirarlo si o si.

- Te estaba buscando. Mañana te vas a la capital y no se cuando nos volveremos a ver- le dijo él.

Ella sintió que las cosquillas se hacían mas seguidas y algo parecido a la angustia se coló en sus emociones. Sabia que no iba a volver por mucho tiempo. Su padre había decidido enviarla a estudiar a Miami. Lo iba a extrañar tanto.

- No piensos en eso. Volveré dijo dulcemente.

- ¿Cuando? -preguntó él.

-No lo sé. Pero volveré. - dijo firmeme.

-Mi Mami dice que maiami..

-Miami -lo corrigió esbozando una pequeña sonrisa.

-Lo que sea- continuo- queda muy lejos... Tomé prestado un mapa del señor Damiano para cerciorarme. Y si, queda muy lejos ¿Y si te pasa algo? ¿Y si me necesitas?- pregunto él con impaciencia.

-Habra mucha gente cuidandome, salvaje.- dijo divertida.

Él no pudo evitar sonreír , dejando ver sus paletas separadas.
SALVAJE, apodo que ella le había puesto un día que ambos jugaban en matorrales del campo y él se había comportado como tal y como ella lo había llamado.

-Se que habrá mucha gente cuidandote - continuo. Se rasco la nariz y luego el mentón. Se sentía nervioso

-Pero son gente desconocida...

-Mi amiga Lola esta allá - comento.

-Esa niña exasperante...- murmuró.

Ella rió por lo bajo.

-Me gusta que utilices palabras que te he enseñado- le dijo.

-Odio esas palabras que me enseñaste- aseguró -En la escuela se ríen de mi por tu culpa..

-No conozco a tus compañeros de escuela. Nunca los has traído a la casa o me has hablado de ellos. ¿Por que? - ella camino un poco hacia el costado acercandose, inconsciente, al caballo.

-Porque son todos unos idiotas..

-¡Eso es una palabrota!-ella lo regañó divertida.

-Solo saben pelearse y buscarme pelea. Porque saben que siempre les gano.

-Porque eres salvaje.

- Exacto.

Ella comenzó a jugar con la punta de su vestido, apretándolo y arrugandolo en la palma de su mano. Las cosquillas de su estómago aún no se iban.

-La señorita Dolores dice que ella podría enseñarte en casa como a mi...

-No eso es para niñas- dijo molesto.

Ella lo contempló en silencio por unos segundos. Tenia ganas de decirle muchas cosas. Sabia que dentro de un par de horas ya no se las podría decir.

-¿Vas a extrañarme?-le preguntó ella.

Volvió a caminar hacia el caballo y entonces chocó con el. El inmenso animal chilló e hizo un relinche. Ella lo miró asustada, pero de pronto sintió una mano que tomaba la suya y la apartaba un poco de la fiera.

-Es un potro salvaje, como yo- le dijo él riendo.

Ella giró la cabeza para observalo. Ahora estaba a su lado y sostenía su mano. Al parecer no tenía ninguna intención de ALEJARLA o SOLTARLA.
En eso Lola se había equivocado. Él no era como los demás niños... A él no le molestaba tomarla de la mano, tampoco que ella lo hiciera tomar el té o que le enseñara como hablar apropiadamente.

-No sé porque papá lo compró justo ahora que me voy- se lamento mirando hacia el suelo.

-Lo hizo para que no le tomaras cariño y no te doliera tanto dejarlo... ¿Como quieres llamarlo?. - Dijo cambiando el tema.

-¿Es niño verdad?- inquirió.

-Macho.. Se dice macho-dijo el corrigiendola.

-Lo que sea- dijo ella tratando de citar la expresión de él cuando le decía asi.

Él río quedamente.

-Quiero que se llame White.

-¿Quieres tocarlo? -Preguntó.

Miro nerviosa al caballo y volvió la mirada a los marrones ojos que estaban frente a ella.

-No lo sé.. Tengo miedo- dijo insegura.

Él tomo con mas firmeza la mano de ella, para acercarla con cuidado al caballo.

-White- lo llamo él, por su nuevo nombre.

El caballo levantó un poco la cabeza y los miró

-Asi es como te llamas ahora, potro.

Se acercaron más. El animal parecía tranquilo. Pero a ella no la convencia . Él estaba detrás de ella y todavía sostenía su mano.
Estiro sus manos hasta que la de ella se apoyó primero en el hocico de White. El caballo se quedó quieto, recibiendo la caricia. Él hizo que ella moviera la mano un poco más.

-¿Lo vez? Él no te hará daño. Sabe que eres su dueña- le dijo.

Lo miró a los ojos. Parecía ese príncipe del cuento que ella siempre leía. Un príncipe un poco particular, ya que siempre estaba jugando en el barro o con los animales. Pero era tan guapo. Lo iba a extrañar, de todo esto a él era al que más iba a extrañar.

-¿Lo vas a cuidar por mi?- le preguntó.

Él se alejo para que ella continuara acariciando a su nuevo caballo por si sola.

-Claro que si, cuando vuelvas no lo vas a reconocer de lo lindo que va a estar- dijo con una sonrisa.

Ella sonrió y se alejo del caballo para acercarse a él. Vio que algo brillaba colgando en su pecho. Semi sonrió. Hacia casi dos meses que él había cumplido trece.

-¿Aun tienes mi regalo?- le preguntó.

Él asintió y lo busco. Alzo a la vista una pequeña medallita de oro. Ella la tomo para mirarla.

-Siempre la vas a cuidar, ¿Verdad?

-Siempre voy a cuidarla. Siempre voy a cuidar todo lo que tenga que ver contigo. Porque... Porque...- dejo de hablar.

-¿Por qué?-quiso saber ella.

Él sintió aquel tonto cosquilleo en la boca del estómago. Parecía que se acababa de comer un enjambre de mariposas.

-Porque yo te quiero,enana- se animo a decir al fin.

Ella sintió una FELICIDAD que nunca había sentido. Él sacó algo del bolsillo de su pantalón y se lo tendió. Ella lo tomo apresuradamente y sin dudarlo abrió la pequeña cajita. Sus ojos no podía creer que lo que estaban viendo.

-¿Lo compraste?- dijo anonadada.

-Si-asintio él tímidamente- Dijiste que te gustaba cuando fuimos la ultima vez al pueblo. Y estuve ahorrando desde entonces para comprartelo.

-¿Por eso estabas haciéndole recados al señor de la panadería?

Él solo asintió. Ella sacó el pequeño anillo que se encontraba en la caja, tenia una piedra chiquitita y violeta en el medio, se lo puso rápidamente y lo observó por unos segundos. Sintió un nuevo dolor... Nunca lo había sentido. Iba a extrañarlo tanto. Lo miró fijo a los ojos.

-Yo también te quiero, salvaje- le dijo sonriendo.

Con cuidado se acercó a él, se puso de puntas de pie y apoyo sus labios sobre los suyos. Ambos cerraron los ojos, compartieron así su PRIMER BESO.

Wild Horses RAURA [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora