Laura fue la primera en entrar, pero se detuvo al ver que Ross no la seguía. Se giró a verlo.
— ¿Por qué no vienes? —le preguntó frunciendo el ceño.
—Yo... ¿quieres que entre? —dijo inseguro.
—Claro que sí, salvaje, te necesito aquí... conmigo.
Él sonrió e ingresó. Calum también entró junto a ellos y cerró la puerta con ciudado. Laura se acercó rápidamente a la cama al ver a su padre con los ojos levemente abiertos.
—Por Dios, papá... me has asustado tanto —le dijo ella y se acercó a él para abrazarlo.
Damiano sonrió levemente. La puerta de la habitación se abrió y Stormie ingresó como un rayo. Corrió hacia la cama y se sentó del otro lado.
—Dios santo, estás bien. —derramó un par de lágrimas y también lo abrazó.
Laura sonrió y se puso de pie. Miró al rubio y este se encogió de hombros. Mientras que Stormie abrazaba y lloraba sobre Damiano, ellos dos y Calum se acercaron al doctor.
— ¿Qué es lo que tiene, doctor? —preguntó Ross, curioso.
—No es para alarmarnos —les dijo primero —Pero si para tomar precauciones. Damiano sufre de presión alta, por eso últimamente ha estado teniendo dolores de cabeza, mareos y falta de aire, como me lo ha mencionado...
Laura miró a su padre.
— ¿Por qué no me dijiste nada? —le preguntó enojada.
Damiano se sentó en la cama, con la ayuda de Stormie.
—No quería preocuparte, hija...
—Eres un inconsciente —le aseguró. —Pero ya voy a hablar seriamente contigo, prosiga doctor.
—Esto de la presión se puede deber o mejor dicho... se debe a una serie de situaciones de nervios y preocupaciones.
— ¿Qué más me has estado ocultando, Damiano Marano? —dijo Laura sin poder creerlo.
—Ya niña Laura —dijo Stormie —No lo regañes más...
Laura suspiró y volvió la vista al frente.
— ¿Qué es lo que tenemos que hacer? —le dijo al médico.
—Debe descansar, relajarse, estar en cama, dar paseos tranquilos. Eso sí, ya nada de sal en las comidas. Y no más negocios por un tiempo.
—Doctor... —murmuró Osvaldo.
Todos lo miraron.
—Usted no me puede pedir dejar mis negocios. Todo se va a venir abajo...
—Yo voy a hacerme cargo de ellos —sentenció Laura.
—Pero hija, estás son tus vacaciones...
—También las tuyas, papá. Yo puedo hacerlo, Calum va a ayudarme y —miró a Ross y no pudo evitar sonreír. —Ross también.
—Claro que sí, señor. —dijo él.
—Bien. —suspiró Damiano. —Voy a tomarme las vacaciones... realmente.
Todos sonrieron. El médico guardó sus cosas y caminó hacia la puerta.
—Lo acompaño abajo, doctor. —dijo Calum.
Ellos dos salieron de la habitación. Laura se giró a ver a su padre.
—Te vas a salvar de mí regañada, Damiano Marano, sólo porque no quiero que te vuelva a dar un ataque...
—Laura —dijo su padre y luego sonrió. —Voy a estar bien, hija. Voy a hacer todo lo que me diga el médico, ¿sí?
—Más te vale
Miró la escena de Stormie sentada a su lado. Ellos dos necesitan unos momentos a solas. Miró al rubio.
— ¿Me acompañas a hacer una sopa para mi padre?
—Por supuesto. —asintió él.
Salieron con ciudado del cuarto y suspiraron a la vez cuando cerraron la puerta. Ahora estaban solos. Sí, solos. El corazón de Laura se aceleró.
— ¿Laura? —dijo Ross.
— ¿Si? —preguntó ella.
—Voy a besarte...
Ella rio y comenzó a retroceder. Jugar un poco en aquel momento podía ser realmente relajante.
—Solo... si logras alcanzarme, salvaje —aseguró y comenzó a correr.
Corría tan rápido como podía, pero entonces giró la cabeza y Ross no estaba detrás de ella. Frunció el ceño. ¿Por qué no la había seguido? ¿Acaso no había entendido el juego? Llegó hacia las escaleras y las bajó sin dejar de mirar hacia atrás. Se sentía algo decepcionada. Él no la había seguido. Pero entonces chocó con algo y ahogó un grito y miró al frente y él estaba allí. ¿Cómo demonios lo había hecho?
—Te atrapé —dijo tomándola de cintura.
Ella miró hacia atrás y balbuceó tontamente.
—Pero... pero... ¿Cómo es que... estás aquí? ¡No me seguiste! —exclamó.
—Primero te beso y luego te explico. —sonrió él.
Bajó la cabeza y capturó sus labios. Laura cerró los ojos y abrió la boca, recibiendo su sabor ¡Que descarada que estaba siendo! Besar así como si nada a un hombre que todavía tenía novia. Pero no le importaba, realmente no le importaba.
— ¡¿QUÉ DIABLOS SIGNIFICA ESTO?! —chilló ella.
Ellos se alejaron asustados y se giraron a verla.
— ¡Selena! —dijo Ross.
La castaña los miraba sin poder creerlo, totalmente enojada.
—Uups, creo que hoy mataremos dos pájaros... ¿de dos tiros? —inquirió ella en voz baja.
— ¡Estoy esperando una respuesta! —gritó histérica.
Ross tragó saliva, nervioso. Ya era hora de dejar todas las cosas bien claras.
ESTÁS LEYENDO
Wild Horses RAURA [ADAPTADA]
FanfictionEl primer amor nunca pensó que con el paso de los años se volvería tan salvaje como un caballo. *ATENCIÓN ES UNA HISTORIA ADAPTADA, NO ES MÍA* Créditos a su autora original