Capitulo 25

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Iba a decirle algo pero la puerta trasera se abrió de golpe, dejándole el paso a una mujer de pelo color castaño oscuro y tez clara. Sus ojos verdosos decían casi todo de ella: SOBERBIA. Casi corrió hasta Ross, quién apenas se había dado cuenta de que ya había ingresado y le echó los brazos al cuello, para luego besarlo en la boca, demasiado acelerada. Los ojos de Laura se abrieron como platos y su mandíbula tocó el suelo. Una repentina furia comenzó a crecer dentro de ella. Apartó la vista, repentinamente asaltada por una ola de furiosos CELOS

Las ganas que tenía de arrojarle la taza con agua hirviendo encima eran enormes. Apretó el mango de la taza con más fuerza de la habitual y justo cuando volteó, Ross intentaba apartarse a la chica de encima. Casi sonrió, pero se mordió los labios. Al parecer la mujercita no tenía muchas intenciones de dejarlo en paz y Laura se sentía demasiado molesta como pensar con claridad y decirle algo. 

—Selena, Selena... ¿Qué haces? —murmuró él entre dientes.

—Estoy totalmente indignada contigo, Ross. ¿Por qué no me devuelves las llamadas que te hago? —le preguntó ella, ignorándolo.

Laura puso los ojos en blanco. Ross suspiró, parecía un poco harto.

— ¿Cuántas veces te dije que no puedes entrar aquí de esa manera, Selena? —dijo el furioso. 

Ella se encogió de hombros.

—No lo sé —contestó y se acercó para besarlo, pero Ross corrió la cara.

Se percató de que Laura seguía allí. Apartó a Selena y la miró severamente.

—No estamos solos —le susurró y entonces ella miró a la castaña. 

Alzó ambas cejas para mirarla de arriba abajo. Laura sintió como su mandíbula se tensaba y otra vez su mano apretaba con un poco de fuerza la taza.

—Señorita, ella es Selena —la presentó Ross. 

—La novia —puntualizó ella.

Laura asintió y fingió una sonrisa.

—Ella es la señorita Laura, Selena, la hija del señor Damiano —le contó.

—Oh, ¿enserio? —Dijo algo asombrada —No sabía que él señor Sabatini tenía una hija. Nunca me la mencionaste, mi amor —le habló a él. 

Laura miró fijo al rubio. Él le devolvió la mirada. Ella apretó los labios y asintió con la cabeza. Así que nunca se la había mencionado. Calum entró de repente a la cocina, salvándola. Miró a cada uno alternadamente, reparando en la presencia de Selena. Pudo percibir la tensión del ambiente. 

— ¿Sucede algo? —habló él.

Laura a lo miró y sonrió con ironía. 

—No —musitó ella con rabia.

—Calum, ella es Selena —le dijo Ross.

 —La novia —aclaró Laura con tono sarcástico.

Calum  le sonrió a la chica, pero su mirada pronto volvió a su amiga. Laura miró una vez más a Ross y negó levemente con la cabeza para luego tomar su taza con firmeza y sin decir nada abandonar la cocina. Ross la siguió con la mirada.

—Un placer conocerte Selena, bonito color de pelo —le dijo Calum  y volvió a desaparecer por la puerta. 

Ross se volvió hacia Selena y la miró enojado.

—Que rara la hija del señor Marano —dijo ella no percatándose del enfado de su novio.

—Selena, te lo he dicho miles de veces, por favor. No lo hagas más, ¿entendiste? —dijo enfadado.

—Sí, mi amor pero... no me llamas y te extraño —dijo ella haciendo un leve puchero.

—Creo que sabes que trabajo todo el día y si no te llamo es porque no tengo tiempo —dijo con tono molesto aún.

Se sentía ridículamente extraño. Laura se había ido de una manera un poco rara, parecía enojada. 

—Sí, pero... pero... 

—Pero nada Selena, ahora la casa no está sola. Los dueños están aquí y tienen invitados. Así que de verdad voy a pedirte que vayas a tu casa. Te llevo si quieres pero es tarde, así que vamos —le dijo. 

Ella asintió y Ross se bajó de la mesa, alejándose. Salió de la cocina y Selena se quedó allí, enfadada. Dio una patada al suelo, enfurecida y gruñó. Odiaba no encontrarlo de buen humor. Miró una vez más la puerta por la que se había ido la tal Laura y entrecerró los ojos. Algo le decía que esa 'ESTIRADITA' le traería varios problemas.

Salió de allí, yendo detrás de Ross. Por lo menos pasaría unos cuantos minutos con él, hasta que llegaran a su casa. Ross entró a su habitación y se tiró pesadamente en su cama, colocando sus brazos detrás de su cabeza. Su mente no dejaba de pensar ni un solo segundo. Acababa de llegar de la casa de Selena, la había dejado en la puertamy había tardado un poco más de lo previsto ya que ella intentaba convencerlo para que se quedara.

Maldita sea, él era un mal novio. Se había olvidado por completo de la existencia de Selena desde que Laura había llegado a la estancia y se sentía mal por ello, Selena era su novia, su compañera. Desde los 19 años estaban juntos y nunca, nunca le había pasado algo como eso. Y por otro lado estaba ella, Laura... la niña de la que él había estado completa y perdidamente ENAMORADOS  cuando apenas era un preadolescente. 

La chica que pensó que jamás volvería a ver en su vida había vuelto y había traído con ella una CAJA DE RECUERDOS que lo estaban torturando. Lo que estuvo a punto de hacer en la cocina, lo desconcertó. Él iba a besarla, si el agua no hubiese silbado el la habría besado.

Eso era una LOCURA, una total y completa locura. Laura era la hija del jefe, de su jefe y por ende él tenía que respetarla y mantener sus sentimientos lo más controlados posible. Pero el impulso que lo recorrió había sido mayor que cualquier autocontrol en el mundo entero.

Se sintió preso de un sentimiento que nunca había sentido. Tuvo la sensación de que un caballo salvaje galopaba en su pecho, en vez de su corazón. Y al verla de cerca, sentirla así de cerca, el calor de su aliento había rozado sutilmente su mentón. Eso había sido suficiente para enloquecerlo. 

Escuchó que la puerta de su cuarto se abría y su madre entraba por ella. Stormie lo miró y con ciudado se acercó a él, para recostarse a su lado como lo hacía siempre, cuando veía que a su hijo algo lo perturbaba.

Wild Horses RAURA [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora