Capitulo 12

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Salió de su despacho y miró a su alrededor para percatarse de que nadie lo veía. Se sentía como un tonto adolescente de 15 años escondiéndose para no ser descubierto por sus padres. Volvió a observar por el pasillo.

Soltó un suspiro.

Al parecer todos estaban ocupados y él podría ir a verla sin ser interrumpido. Desde que había llegado quiso estar a solas con ella. Pero si no era una cosa, era otra y jamás lo lograba. Tenía ganas de ver aquellos ojos marrones que amaba en secreto desde hacía tanto tiempo.

Sin dudarlo entró a la cocina, haciendo un poco de ruido.

Ella se sobresaltó y se giró a verlo con el corazón en la boca. Se sintió algo aliviada al saber que era él. Aunque de repente se sintió nerviosa. No quería estar a solas con Damiano Marano. Carraspeó su garganta y volvió a mirar de nuevo al agua que comenzaba a hervir. Damiano se acercó un poco.

- ¿Qué estás cocinando? -le preguntó y respiró profundamente para encontrarse con el inconfundible aroma al romero.

-Pastas -contestó ella simplemente.

-Mmm...mis favoritas.

Ella lo miró de reojo y su corazón dio un vuelco. ¿Por qué... por qué le seguía pasando aquello? Era como que no podía superarlo. Lo había amado siendo una niña y lo seguía amando siendo una adulta. Ellos dos se conocían desde que su padre había sido contratado para ser peón de aquellas tierras. Damiano tenía 15 años y ella 13...se habían amado tanto. Pero luego él se fue y después de unos años volvió casado. Ella también había hecho su vida. A veces se reprochaba por no haberse jugado por su verdadero amor.

-Lo sé -le dijo luego de unos segundos.

Damiano se quedó quieto, observándola. Quería decirle algo, pero no sabía que. Tenía aquella estúpida sensación en el pecho. Se preguntaba a sí mismo, qué era lo que le impedía confesarle que la seguía amando. Su esposa había muerto cuando Laura apenas era un bebé y Stormie se había separado del padre de Ross hacía muchos años.

-Stormie...

- ¿Qué? -preguntó ella.

- ¿Crees que aún estamos a tiempo?

Ella se giró a verlo como si hubiese dicho algo sumamente malo. Sus ojos estaban bien abiertos y había dejado caer el repasador sobre la mesada.

- ¿Qué? -murmuró.

- ¿No lo crees?

-Yo...

Él dio un paso hacia ella. Se limitó a observarla fijamente.

-Voy a quedarme a vivir aquí

Los ojos de ella se abrieron aún más

-Y creo que voy a necesitar una buena mujer para que me acompañe en la habitación grande.

Sus mejillas se tiñeron de un rojo casi intenso.

-Damiano -chilló avergonzada.

Él rio por lo bajo.

-Cásate conmigo, Stormie.

Ella sintió que iba a desmayarse

-Fui un cobarde hace 30 años atrás...por no pelear por ti.

-Éramos joven, Damiano -musitó ella y dejó de mirarlo.

No podía mirarlo. Le dolía hacerlo. Le dolía recordar la manera en la que ella lo había esperado tontamente... y luego lo había visto llegar de la mano con una hermosa joven de ciudad.

-Era un idiota -murmuró él -Y lamento haberte hecho sufrir. Lamento... lamento todo lo que pasó.

-Ya no más -le pidió ella y se aguantó las ganas de llorar.

Ya no era una niña, no iba a llorar delante de su dolor. Se armó de valor para mirarlo

-La cena ya está lista, señor. Voy a avisarles a los muchachos...

Salió de allí dejándolo con el corazón acelerado. Damiano suspiró. LE IBA A COSTAR MUCHO TRABAJO HACERLE ENTENDER A ESA MUJER QUE AÚN LA AMABA... MÁS QUE A NADA EN ESE MUNDO.

Wild Horses RAURA [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora