MIENTRAS NADIE VE

CAPÍTULO CUATRO

Habían pasado varios días desde mi inusual charla con Benjamín. "Lo lamento de verdad, no debí haberme entrometido en tu vida y comentar cosas que no me incumben. Fue un error de mi parte y te pido disculpas". Fue lo que comentó sobre aquella charla y desde entonces la extraña tensión se había dispersado. Ahora nos reuníamos para trabajar en equipo un día sí y un día no. Incluso Ramiro se nos unió en una ocasión.

Debo admitir que no debí haber tenido tantos prejuicios hacia Benjamín, ya que a medida que lo iba conociendo, descubrí que es un hombre encantador, inteligente y realmente preocupado por los demás. Aunque generalmente estamos ocupados hablando de trabajo, encontramos momentos para hablar sobre nosotros, nuestros anhelos pasados y nuestros sueños futuros.

En una de nuestras conversaciones íntimas, Benjamín me reveló detalles de su historia personal. Compartió cómo había conocido a su novia desde la infancia, ya que eran vecinos inseparables. También confesó el deseo de comprar una casa juntos, y descubrí que compartíamos el tormento de tener una relación a distancia, ya que su novia llevaba más de un año en España, como estudiante de intercambio en un posgrado.

"A veces siento como si no estuviera más en una relación. Ella estudia y está en un trabajo de medio turno, sale con amigas y por la diferencia de horario lo que hablamos es muy poco". Me comentó en una oportunidad. "Por eso saqué el tema de las relaciones aquella vez, porque yo ya tengo toda la vida con ella, estoy comprometido. Realmente es la mujer de mi vida, pero si no fuera por nuestra historia, en este momento que nuestros caminos están separados, creo que no seguiría tan aferrado", dijo con un tono de voz triste, casi desesperado. "Así que asegúrate de estar con alguien que te ame intensamente, si no es así, todavía estas a tiempo", señaló.

¿Alguna vez has sentido tu corazón a punto de salirse de tu pecho? pero no porque lata muy rápido de emoción, sino porque sientes cómo se rompe en pequeños pedazos. Así me sentí escuchando a Benjamín. De repente ya no lo vi como aquel hombre seguro y fuerte que me lleva cinco años de diferencia, sino como un niño, asustado y falta de cariño. Me dieron ganas de abrazarlo y decirle que todo estaría bien, que no estaba solo, que podía contar conmigo.

Apenas tenía un mes de distancia con Danny, pero podía entender a qué se refería. Antes hablábamos todas las mañanas, pero habíamos dejado de hacerlo desde que inició su curso, y aunque nuestra relación parecía sólida y estable, no pude evitar sentir un ligero temor de que quizás no fuéramos tan fuertes como yo creía. Los días sin él pasaban sin la misma intensidad de antes, extrañaba nuestras risas compartidas y las palabras de aliento que solíamos intercambiar. A pesar de que entendía la importancia de su curso y de que ambos estábamos inmersos en nuestras propias responsabilidades, no podía evitar que pequeñas dudas se colaran en mi mente.

Hace unos días, Benjamín y yo trabajamos corrigiendo un libro en el que los protagonistas habían sido pareja desde la escuela, hasta que se graduaron y se toparon con el mundo real, dándose cuenta de que tal vez estaban muy jóvenes para una relación tan seria. Por lo que, hicieron un acuerdo de salir con al menos dos personas más antes de concretar su relación definitivamente. Al principio la historia me pareció descabellada, incluso cuestioné si debería publicarse.

"No creo que de eso se trate el amor. Si amas a alguien vas a querer estar con esa persona por sobre todas las cosas", le comenté a Benjamín como si estuviera peleando por mi vida. Los temas del amor siempre me hacían emocionar.

"El amor no se trata de una sola cosa. No hay una manera correcta de amar. Si alguien está seguro de su pareja desde el primer momento está bien. Pero una relación es para toda la vida, no es sólo la emoción o expectativa temporal. Es una decisión importante, y si alguien quiere experimentar antes de tener que sentar cabeza me parece de hecho responsable", expresó Benjamín.