16

855 47 35
                                    

Los días en la casa de Louis se pasaron volando, que rápido se va el tiempo cuando estas con gente que amas, Liam volvía a Londres el miércoles en la madrugada, había pedido permiso al bufete de abogados donde trabajaba, solo le habían concedido 2 días, por esa razón tenía que estar en su oficina el miércoles a primera hora. Liam, tenía planeado volver el martes en la noche, pero Harry y Louis le habían convencido de quedarse un poco más, porque tenían pensado ir a tomar algo a un bar como "despedida" no pudo negarse a esa tentadora oferta y así el trio de hombres tuvieron una noche agradable.

— ¿Amor? — Musitó el rizado con la voz ronca por el sueño. — ¿Dónde vas?

— Abajo, Liam ya está por irse pequeño. — Louis dejó un beso en la frente del menor.

— ¿Ya son las 4am? — El castaño asintió mientras se ponía unas sandalias. — Pero acabamos de llegar hace 2 horas.

— Son las 3:30 amor y Liam debe volver, tiene que estar antes de las 8 en Londres ¿Lo recuerdas?

— Debe estar cansado... solo durmió 2 horas. — Acotó el rizado frotando uno de sus ojos, mientras se sentaba al borde de la cama. — No debimos ir al bar.

— Fue idea tuya, pequeño.

— Lo sé, pero debiste decirme que no, que era una mala idea.

— No puedo decirte que no y lo sabes. — Louis se arrodilló y empezó a colocar las pantuflas de conejito que el rizado usaba en cada uno de sus pies. — Vamos, tenemos que despedirlo.

Liam casi gruñó cuando la alarma sonó, así que con la mayor fuerza de voluntad que tuvo, se puso de pie y se encaminó al baño para poder lavarse el rostro, ya tenia sus cosas empacadas en el auto, lo único que faltaba, era su presencia. Cuando estuvo completamente despierto, decidió tomar un café cargado, se dirigía a la cocina y se encontró con una escena peculiar.

— ¡Pero yo había dejado mi rebanada de pastel aquí! — Harry se quejaba. — ¡Te comiste mi pastel Louis!

— No fui yo. — Harry le lanzó una mirada de advertencia. — Bueno si, no pude resistirme amor, yo...

— No William, no quiero escuchar tus excusas. — Dijo poniendo sus brazos cruzados con el ceño fruncido.

— ¿Problemas maritales? — Preguntó Liam con un tono de burla mientras se dirigía a la cafetera.

— Se comió mi pastel Li, mi pastel.

— ¿El de chocolate con jalea de arándanos?

— ¡Si! Ese mismo, Niall me trajo la última rebanada que había en la cafetería para que este mapache se lo comiera. — Empujó el pecho de Louis con uno de sus dedos.

—¿Pero por qué me dices mapache? — Cuestionó el castaño.

— ¡Porque los mapaches son ladrones! — Respondió el rizado completamente ofendido.

— Louis, ¿Tú sabes lo difícil que es conseguir una rebanada de ese pastel aquí en Doncaster? — Preguntó Liam dando un sorbito a su café ya preparado. — Cuando la señora Norris exhibe ese pastel en la cafetería del centro, no dura en la vitrina pastelera ni 10 minutos ¿Sabes por qué? — Louis negó.

— Porque es el mejor pastel de arándanos que pueda existir y lamentablemente lo hace una vez por semana debido a que la misma señora Norris es la que lo prepara y no tiene tanto tiempo que digamos, como comprenderás en una señora de 75 años.

— Y Niall tuvo que arrebatarle el pastel a una niña para dármelo porque sabe lo mucho que me encanta. — Acotó el menor.

— Bueno, no sabia que ese pastel era el más cotizado de la ciudad... yo te lo devolveré.

Me quedo en Doncaster [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora