7

918 66 20
                                    

Al día siguiente Harry despertó y no encontró a Louis a su lado, luego la puerta se abrió y apareció con una bandeja en manos, le había traído desayuno. El rizado le mostró una sonrisa dulce ya que en la bandeja había pancakes con miel de maple y café. Pasaron el resto del día en casa, Louis se portó de una forma atenta con él y Harry solo se dejó consentir, como dijo el rizado informó de todo lo acontecido a Liam y ya habían quedado en denunciar a Daniel si este persistía en molestarlo. Louis se encargaría de eso. Harry pasó el resto de la tarde pintando en el taller, tenía que empezar en pintar algo para el concurso de pintura, así lo hizo.

La última semana del mes Louis y Harry estuvieron más unidos, el mayor había insistido en llevar al rizado a la universidad en su auto, Harry no se negó ante esto ya que estaba cansado de ir en bicicleta, cada que Harry y Louis pasaban más tiempo juntos, más cercanos se sentían el uno del otro. Daniel no se volvió a acercar y tampoco lo vio, Niall, Camille y Harry seguían yendo por frappes los jueves como de costumbre y Louis pasaba más tiempo trabajando en el estudio, Harry lo sabía ya que lo escuchaba tocar el piano, según él estaba escribiendo una canción nueva.

– Hola rizadito, ¿Qué tal la universidad? – Saludó Louis cuando Harry entro a la casa, el estaba en el sofá.

– Hola Lou, todo bien. ¿Qué hiciste tú?

– Pues nada, solo estuve trabajando en el estudio, ahora no sé solo miro TV ¿Quieres jugar FIFA?

– Claro, me encanta ganarte siempre. – Dice Harry sentándose a lado de Louis.

– Esta vez no pasará, ¿Quieres apostar?

– Claro, a una malteada de la cafetería del centro.

– Es un hecho. – Conectaron el juego y eligieron los mandos.

– Mierda. No es justo, siempre ganas, haces trampa. – Dijo el ojiazul después de haber perdido unas 3 veces.

– Si eso quieres creer para sentirte mejor, está bien.

– ¿Por qué eres tan bueno en esto? ¿Estuviste en una academia de FIFA o algo así?

– Nop, pero siempre juego con Niall, él realmente es bueno en esto, él me enseñó. Debo admitir que soy malo juagando fútbol real, pero aquí soy el rey.

– Bueno, entonces te reto a jugar fútbol real para el desempate.

– ¿Y jugar contigo y tu club de ancianos? No gracias.

– ¿Ancianos? ¿Acabas de decirme anciano? – Dice Louis soltando el mando y empezando a pararse.

– Acaso estas sord... ¡No! ¡Louis! Déjame. – Chilla el rizado, el mayor empezó a hacerle cosquillas por las costillas.

– Retráctate o te harás pis de tanto reír, porque no pienso soltarte. – Harry no paraba de reír, tampoco podía articular palabra alguna.

– Es-está bien lo siento, no eres un anciano. – Louis paro el ataque y se alejó.

– Bien, en ese caso... - No pudo terminar de decir lo que pensaba, ya que el rizado saltó sobre el intentando aplastarlo.

– Harry, no, nos vamos a caer, no tengo equilibrio. – ¡Pum! Ambos cayeron de costado rompiendo la mesa ratona del centro, el vidrio se esparció en el tapiz del piso.

– Mierda. – Dijo Harry, Louis lo miró y ambos estallaron en risas. Pasó como 5 minutos y ambos seguían con las carcajadas, de pronto Louis miró al rizado fijamente, le gustaba verlo reír y más aun cuando salía ese precioso hoyuelo. Le gustaba.

– Hazz, quiero enseñarte algo. – Lo agarró de la mano y lo llevo hasta su estudio. Al entrar el mayor se acomodó en la banqueta del piano.

– Quiero que me digas que piensas. – Empezó a tocar.

Me quedo en Doncaster [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora