Extra 5°

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Jennie estaba en un gran aprieto. Vaya que si, sentía la necesidad de quedarse dormida una eternidad y huir de la realidad. ¿Qué le sucedia? Lo mismo de siempre. Era muy obvio: Lisa Manoban. La chica mas irritante, tierna y lenta del mundo. Todos en el instituto pensaban que Jennie la odiaba, antes era si o al menos eso creía ella, ahora no estaba tan segura.

Según Rosé, su mejor habia descubierto lo que le sucedia por andar de chismosa en su diario, decía que era una confusión. Jennie debería quemar ese jodido cuaderno, tal vez. Una confusión, se repetía ella, le repetía su amiga, le decía incluso internet. Por que si, Jennie habia buscado en Google como saber si estabas enamorada de una chica cuando tambien eras una.

¿Útil? La verdad, no. Decía lo mismo que esperaba ella, que seguramente era una confusión hormonal común a su edad. Jennie al principio se lo creía, pero ella no era tonta. Iba mas de una atracción física. La forma de pensar de Lisa, con la pocas veces que habían compartido ideas en la biblioteca, sus increíbles notas en Biología, o con solo ver los libros que leía, le parecía maravillosa.

Como la ojiverde era tan amable con todos, trataba con cariño y afecto a sus amigas, le hacia sentirse enternecida. También lo lenta y adorable que parecía algunas veces cuando no comprendía Ingles, era mucho que soportar para la castaña.

Además, Lisa dibujaba espectacular. Captando el arte en un objeto simple o creando dibujos que cualquier otro nunca pensaría. ¿Cómo lo sabía? La ojiverde de vez en cuando dibujaba en la biblioteca, algunas veces parecía tan absorta que podía acercarse con sigilo y observar el dibujo a sus espaldas. Sobra decir que el arte de Lisa atrapo a Jennie. Incluso cuando le peleaba era astuta, siempre sabia con que responderle para molestarla y salirse con la suya.

Después estaban sus ojos. Joder, sus ojos. Le quitaban el sueño a Jennie dejándola perdida en un mar verde azul. Siempre sentía ganas de solamente verla durante horas, su cabello su nariz, sus cejas. Lisa era perfecta.

Oh, claro que Jennie no era idiota. Ella sabia que esto era más que una confusión, mucho mas. Querer besar a alguien solo por encontrarla tierna, sin sentir algún deseo sexual, o darle abrazos todo el día no era normal. Jennie ya lo sospechaba, llevaba tiempo desde que tuvo una conversación con su madre. Pero no quería aceptarlo, y ahora que pensaba en la posibilidad, sentía miedo hasta la medula.

Posiblemente, tal vez, Jennie gustara de Lisa. y puede que un indicio, uno muy pequeño, de enamoramiento hacia la ojiverde. Aunque no estaba del todo segura, creía. Obviamente no pensaba decírselo a Rosé aun, esta sufriría un ataque cardiaco y Jennie no estaba segura de que tuviera seguro medico.

¿Qué has hecho, Kim? En que momento, no podía fijarte en el repartidor de pizzas sexy y moreno ¿verdad?

O sea ¡Era el lote completo! Hermoso, alto y amaba la pizza. El chico soñado. Pero noooo. Debió fijarse en una chica ¡Vaya rollo! Y además, una chica que la detestaba. Maldecía el día en que cruzo palabras con la perfección que conformaba Lisa Manoban. También maldecía el dia e que se intereso en conocerla quedando se en la biblioteca, pensando que así la superaría, tuvo el efecto contrario y termino enamorándose.

--¿Todo bien?—Momo, una de sus amigas, la sacudió en el pasillo. Jennie habia estado observando a la nada, pensando en su desgracia de vida. Ella estaba con Tzuyu, acompañándola mientras recogía sus libros.

--¿Sabes dónde esta Rosé? —Tzuyu pregunto mientras guardaba sus cosas. Ella se encogió de hombros, llevaba un rato sin verle.

--Mira, allí está el grupito—Momo sonrió.

Jennie no se movió, parecía indiferente por fuera mientras observaba al grupo de Lisa llegar. No mostraba todos los nervios que sentía dentro, y también enojo, claro.

Rivales - Jenlisa -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora