Whistle like a missile bomb

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Jimin jamás comprendería aquello que hacía Giselle. No le veía significado a la sucesión de números verdes que aparecían en pantalla, ni sabía en qué huecos había conectado el gran disco duro que había sacado de su mochila, pero la chica no dejaba de teclear ni un segundo.

                     

- Comprobación - se oyó la voz de Minjeong a través de los walkies por cuarta vez.

                     

Jimin apretó el botón y contestó.

                     

- Comprobación.

                     

Ningning y Minjeong estaban en el sótano, donde estaba el cuerpo del ordenador. Ningning estaba instalando un explosivo cuya cuenta atrás activaría al dar Giselle la señal de que tenía lo que necesitaban. Jimin se asomó por encima del hombro de la hackeadora, pero se rindió. Jamás entendería aquello.

                     

- Oye, chica nueva - dijo Giselle sin separar la vista de la pantalla -. Siento lo de antes.

                     

Jimin sonrió tranquilizadoramente.

                     

- No pasa nada.

                     

"Fuiste la segunda más amable".

                     

- Estaba celosa, supongo - admitió, torciendo la cabeza -. Pero no se lo digas a Ning.

                     

- Soy una tumba - prometió -. Todos hacemos tonterías cuando estamos enamorados, no te tortures.

                     

Giselle no pudo evitar una amarga sonrisa. No iba a gastar energía en negar aquello, ya la había agotado toda intentando negárselo a sí misma. Que estaba irrevocablemente enamorada de Ningning era una realidad, y lo era desde los catorce años. Su primer amor, su primer beso, su primera vez. En Ningning empezaba y acababa todo.

                     

- Que por cierto, novata. Me declaro fan de cómo vacilas a Minjeong - se burló, comprobando que los walkies no estuvieran abiertos -. ¿Viste su cara? Iba a explotar.

                     

Jimin miró al suelo con una sonrisa. Ella no vacilaba a Minjeong, no del todo. No aún.

                     

- Es muy fácil hacerla enfadar.

                     

- ¿A mí me lo vas a decir? Cuando éramos niñas, no me hablaba durante días si no veíamos la película que ella quería. ¿Sabes lo agotador que es ver Barbie y las doce princesas bailarinas una y otra vez hasta el infinito?

                     

Giselle consiguió arrancarle una carcajada a su compañera, que se vio invadida por una inesperada ternura al imaginar a Minjeong en su infancia. "Contrólate, imbécil, recuerda quién es".

                     

- A mí me gustaba Mulán - comentó, sin saber muy bien por qué. Recordaba haberla visto cientos de veces con su hermano. Aquel recuerdo ensombreció su rostro.

Professional Killer - Winrina/JiminjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora