16 shots

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Habían pasado dos minutos y medio desde que Minjeong había aparecido con Peter Prince por una de las numerosas puertas de la sala. El intercomunicador de Jimin, conectado a un micrófono en el dobladillo del escote de Minjeong, se activó con un pitido, dejándola oír la voz amortiguada del magnate y la risa fingida de la coreana. Jimin la había dejado bailando con él, y a la otra sólo le habían hecho falta unos segundos para camelárselo y sacarlo de allí. Jimin se movió y se apoyó en una pared, concentrada en lo que oía por el auricular y observando el gran salón.

                     

- Es una suerte que mi mujer se haya sentido indispuesta esta noche - dijo él con un tono nauseabundo.

                     

- Una suerte maravillosa - mintió Minjeong.

                     

"Idiota", pensó Jimin. "Una suerte sería que siguiéramos bailando". A pesar de que sabía con certeza de haber seguido en la situación en la que se encontraban, ya estarían muy lejos del casino.

                     

- Y esa Jimin... con que tu amiga, ¿eh?

                     

Jimin frunció el ceño.

                     

- Mi amiga, sí.

                     

- Vamos, Winter, que aquí somos todos adultos. 

                     

- No sé qué quieres decir.

                     

A pesar de la tensión de lo que oía, Jimin se permitió deleitarse con la mezcla de acentos que usaba Minjeong al hablar el inglés.

                     

- Bueno, no se baila así con alguien que es sólo tu amiga - dejó caer el empresario, seguido de un largo silencio por parte de Minjeong. Jimin podía imaginar perfectamente su cara, mirando al suelo y con la mandíbula apretada -. No tengo ningún problema, siempre y cuando ya sabes... - De nuevo el silencio -. Tengo una mente abierta y estoy dispuesto a... nuevas experiencias.

                     

Aún con riesgo de estropearlo todo, Jimin estuvo dispuesta a correr por el pasillo y partirle la cara hasta dejarlo irreconocible, pero apretó los puños en el bajo de su chaqueta. La corbata estaba empezando a apretar.

                     

- Todo es negociable - dijo Minjeong en un tono más tenso del que había empleado anteriormente. Jimin oyó el sonido de una puerta por su auricular, y luego alcanzó a oír cómo se cerraba. Frunció el ceño. Había ido para protegerla, y no podría hacerlo en una habitación distinta y sin saber si quiera dónde se encontraba. Echó a caminar despacio hacia el pasillo por donde Minjeong había desaparecido con Prince.

                     

Por su lado, Minjeong se sentó en un sofá de terciopelo de lo que parecía ser un despacho, mientras Peter Prince se apoyaba en la firme mesa de caoba.

                     

- Soy todo oídos - dijo él, deseoso por saber las razones por las que la joven lo había sacado de la celebración.

Professional Killer - Winrina/JiminjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora