Want a slow dance when it's show time

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A Minjeong no le estaba gustando nada esa situación. El camino hasta el casino, con Jaemin conduciendo, había sido largo y pesado, con numerosas miradas del chico a través del retrovisor. Y que Yu estuviese jodidamente sexy no ayudaba para nada. ¿En qué estaba pensando Ningning en comprarle aquello? ¿En matarla? ¿No podía haberse puesto una de sus camisetas feas y sus zapatillas sucias? Suspiró. ¿A quién quería engañar? Aquella mujer estaría sexy hasta con un saco de patatas, con sus andares Gigilescos y su media sonrisa. Apenas la había mirado en todo el trayecto, preocupándose por si se quedaba embobada. El traje le quedaba de escándalo en aquel cuerpo atlético y estilizado. Cuando Yu miró por la ventanilla, aprovechó para echarle un vistazo por el rabillo del ojo. Su mandíbula estaba tensa, como si apretase los dientes. Podría perderse perfectamente en el hueco de su cuello. Sus manos estaban apoyadas en sus muslos, cubiertas de anillos y con las uñas pintadas de negro. "Voy a prohibir que Ningning la ayude a arreglarse nunca más", se recordó internamente por su integridad física y mental.

                     

Entonces Yu clavó sus ojos en los de ella. Castaños, grandes y hechos de fuego. La deseaba. Minjeong podía verlo en su mirada, como en la de muchas otras personas. Pero la de Jimin era diferente. Era un deseo arrollador, ardiente, casi letal. Era la primera vez que alguien la miraba con esa mezcla de anhelo y adoración. Tuvo que apartar la mirada, apretando con las manos el bajo de su vestido y cruzando las piernas con fuerza. Esculpido por los dioses. Eso era lo que se decía cuando alguien era inusualmente atractivo. Pero no, Yu había escalado desde el mismísimo infierno para hacerle perder la cordura.

                     

El coche se paró delante del gran edificio. Numerosos coches de lujo se detenían en la entrada para dejar a los invitados. Antes de que Minjeong pudiera reaccionar, Jimin se había bajado, había rodeado el vehículo, y le había abierto la puerta.

                     

- Sé abrir puertas, gracias - musitó.

                     

- Y yo sé hacer muchas cosas, pero estoy segura de que usted lo hace mejor, señorita Win.

                     

- ¿Por qué hablas así?

                     

- Bueno, estamos entre gente sofisticada. - Le tendió el brazo -. Y hoy soy tu acompañante.

                     

Minjeong miró su brazo cubierto por la chaqueta. Estaba segura de que debajo de la tela encontraría tersa piel y duro músculo, pero no iba a comprobarlo.

                     

- Tú flipas, Yu.

                     

- ¿No querrás que piensen que aquí pasa algo raro? ¿Por qué iba a traer la flamante Winter a alguien que no le agradase a una fiesta como esta?

                     

Minjeong suspiró, dándose cuenta de que no tenía elección y de que el brazo de Jimin era exactamente como se lo había imaginado. Yu andaba despacio, recreándose en su victoria, intentado ocultar su sonrisa de suficiencia. Cómo la odiaba. Y cómo le gustaría borrar esa sonrisa a b... puñetazos.

                     

Entraron a la recepción del casino, entre acomodadores muy aduladores y lujosas parejas. Ellas eran sin ninguna duda las más jóvenes del lugar, la única pareja que no estaba compuesta por un viejo ricachón y una hermosa mujer al menos veinte años menor. Las condujeron a una especie de comedor, con una mesa en el centro con tantas sillas que Jimin no podía contarlas. Algunas personas se acercaron a Minjeong, saludándola fervientemente.

Professional Killer - Winrina/JiminjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora