All I want is you up on me

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Jimin se dejó caer sobre la cama, agotada. No era un cansancio físico lo que sentía, sino más bien psicológico. Aguantar una cena con sus amigas, Lawan y su hermano no había sido una experiencia que quisiera repetir, sobretodo porque la combinación GiselleLawan en la misma mesa que Minjeong no había sido una buena idea.

                     

- Recuérdame que no vuelva a hacer esto - rogó mientras Minjeong se desmaquillaba delante de un pequeño espejo que había sobre la mesa.

                     

La castaña rió, mirando por el rabillo del ojo a una Jimin fuera de combate.

                     

- Oh, vamos, ha sido divertido.

                     

Jimin se incorporó rápidamente, desconcertada.

                     

- ¿Divertido? Lo habrá sido para ti. Yo tenía que controlar a Lawan, a Sunan y a Giselle al mismo tiempo.

                     

- Serás exagerada... Lawan es un encanto, Giselle estaba bien controladita porque Ning estaba allí y sabe que si se pasa no habrá diversión para ella, y tu hermano estaba bastante callado.

                     

Jimin farfulló. Por supuesto que había estado callado. Culpa suya, por meter a un adolescente de dieciséis años en la misma habitación con las tres mujeres más hermosas que conocía. El pobre había estado toda la cena rojo como un tomate.

                     

- Sí, sólo lo he pillado mirándote el escote unas treinta veces... - gruñó, más celosa de lo que hubiera admitida.

                     

Minjeong se giró para mirarla con las cejas alzadas.

                     

- Tiene gracia, porque son al menos diez veces menos de las que te he pillado a ti haciéndolo.

                     

Jimin se sonrojó mientras Minjeong se reía de ella. Touché. Las tornas habían cambiado completamente. Ahora era Minjeong la que la dejaba en blanco con bromas subidas de tono. Parecía como si antes hubiese una barrera que le impedía conocerla completamente y estuviese desapareciendo. Le gustaba.

                     

Minjeong se levantó, se puso frente a Jimin y sacó algo de su bolsillo para enseñárselo. Un cigarrillo. La pelinegra frunció el ceño, no recordaba haber visto a la otra fumando nunca. Minjeong se encogió de hombros y se encaminó hacia la terraza, abriendo las puertas correderas de cristal.

                     

- Una vez al año no hace daño.

                     

Jimin la siguió, porque aquella mirada atrás mientras caminaba pedía a gritos ser seguida, y no era ella la que iba a desobedecer los deseos de Kim Minjeong. La terraza daba directa a la playa a través de una pequeña verja cerrada, y una suave brisa marina movía levemente el pelo de la coreana. Hacía una noche preciosa, con la temperatura perfecta frente al mar. Se acercó lentamente a la barandilla donde la castaña estaba apoyada intentando luchar contra el viento para encender el mechero.

Professional Killer - Winrina/JiminjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora