Flame in my vein

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La vuelta a la SM Building había sido cuanto menos divertida. Ambas dando tumbos por las calles, fingiendo estar más sobrias de lo que estaban, tratando sin resultado de caminar en línea recta. Hacía años que Jimin no se emborrachaba así, pues su estricta rutina de adiestramiento jamás se lo había permitido. Pero aquella noche había bajado la guardia, y por eso la realidad la había golpeado de una forma más dolorosa que cualquier puñetazo que hubiera recibido. Le gustaba Minjeong. No era ningún secreto que le atraía físicamente, pero aquella noche había pensado que tal vez pudiera tratarse de algo más. Esperaba que se le pasase pronto, de todas formas. Reanudar la amistad con Ningning podía ser, pero no podía implicarse sentimentalmente con alguien que estaba literalmente en el otro bando. Pero claro, con el whisky en el cuerpo aquel pensamiento no llegaba a su mente.

                     

Abrió la puerta del edificio para Minjeong con exagerada y cómica caballerosidad, a la vez que la otra reía tontamente. Ambas pasaron por la recepción a hurtadillas, pasando tras un sofá que no las tapaba para nada, ante la atenta mirada del desconcertado recepcionista, que a esas alturas ya estaría avisando a Soo Man. Minjeong tiró de Jimin hasta el ascensor, como dos adolescentes, cuando les dio un ataque de risa que las dejó tiradas en el suelo. Jimin se sentía como en una montaña rusa en el lento ascenso, y a punto estuvo de vomitar, pero por su suerte, y sobretodo la de Minjeong, aquello no ocurrió.

                     

- ¿Por qué hemos parado en la veintisiete? - inquirió Minjeong, viendo que el ascensor se detenía y Jimin salía de él con algunas dificultades -. Aquí sólo está la piscina.

                     

- Exacto. Hoy va de experiencias nuevas.

                     

Minjeong no sabía si sería buena idea meterse en una piscina con Yu Jimin, pero tampoco se lo pensó mucho. Encendieron las luces de dentro de la piscina, pero no las de la sala, lo que le daba un ambiente azulado y casi tétrico.

                     

- ¿Dónde están los bañadores? - inquirió Jimin buscando una taquilla por los alrededores.

                     

- No lo sé - respondió Minjeong simplemente, dejando caer al suelo la chaqueta de la otra -. Ni me importa.

                     

Deslizó lentamente hacia abajo la cremallera del vestido, siendo consciente de que Jimin seguía su recorrido con la mandíbula desencajada. Dio un paso adelante dejando el vestido arrugado en el suelo, y quitándose los tacones, aún sintiendo los ojos de Jimin bailando sobre su cuerpo.

                     

- ¿Vas... vamos a...?

                     

- Vamos, Yu, no me digas que nunca has visto a una mujer en ropa interior.

                     

Jimin se irguió, orgullosa.

                     

- Sí que lo he hecho.

                     

Y vaya si lo había hecho. Pero nunca así, nunca a nadie como Minjeong. La coreana parecía esculpida por Miguel Ángel, con curvas y planos perfectamente tallados, con esa piel ligeramente bronceada, escasamente cubierta por el encaje negro. Minjeong la miró sobre su hombro, con una sonrisa traviesa, invitándola a hacer lo mismo y seguirla hacia la piscina. "Vamos, cobarde, ha sido tu idea". Se llevó las manos nerviosas y agitadas al nudo de la corbata, pero tiró tanto que creyó que se ahogaría, y sin resultado alguno. Por suerte, Minjeong acudió al rescate, a paso lento, casi felino, para deshacer el entuerto que Jimin estaba formando. Se tomó su tiempo en deslizar sus manos por la seda de la corbata, tirando de ella suavemente para atraer a Jimin hacia sí.

Professional Killer - Winrina/JiminjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora