CAPÍTULO IX

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Será porque te gusto.

Las palabras de Harnold hace una semana seguían rondando por mi cabeza.

¿Por qué la indirecta?

¿Por qué me haces dudar tanto?

Harnold se encontraba de espaldas con su celular en las manos. Me le acerco sigilosamente, me paro de puntitas y tapo sus ojos con mis manos.

El contacto de sus manos con las mías tratando de adivinar quien es me hacía sentir escalofríos recorrer por todo mi cuerpo.

–Adivina adivinador–digo riendo.

–Kendáll, serías tan amable de soltarme.

–No.

Él se suelta ligeramente de mi agarre y se gira, nunca lo había tenido frente a frente mirándome a los ojos.

Sentí una conexión en nuestra mirada, una conexión que jamás había sentido con alguien.

Mis ojos se desviaron en el instante en el que nuestras miradas tomaron cruce y los nervios empezaron a surgir y tomar camino por mi cuerpo.

Le saludo con un beso en la mejilla el cual me corresponde.

–¿Cómo estás?–pregunto con una sonrisa.

–Todo bien y tú, ¿Tú como estás?

–Dicen que bien–digo dándole una sonrisa de boca cerrada.

–Ya terminé de leer Boulevard–dice mientras nos sentamos en un banco de la plaza.

–¿Ah si?

–Si, final muy trágico. Luke es bobo–dice levantando las cejas.

–Perdona–digo poniendo una mano en mi pecho ofendida como si el insulto hubiese sido conmigo–Luke no es bobo–digo cruzando los brazos poniendo cara de niña pequeña enojada.

–Es la verdad. A quién en su sano juicio se le ocurre meterse alante de un carro, no era más fácil pararlo–dice cruzándose de brazos levantado las cejas.

–No le daba tiempo, además lo hizo para salvarla y cumplir su promesa–digo haciendo lo mismo que él.

–Bueno lo que sea eso fue patético, no se ni porqué te gusta tanto ese libro, ni porqué te gusta tanto leer.

–Leer es mi único escape de la realidad–digo tirando la cabeza hacia atrás mirando lo estrellada de la noche.

–Y el mío es la mariguana–dice haciendo lo mismo que yo.

–Ja ja estás gracioso–digo sentándome.

–Es que es cierto.

–Los libros no te hacen daño–digo frunciendo el cejo.

–¿Ah no?–dice arcando una ceja–Acaban con tu estabilidad emocional, te hacen tener grandes expectativas en el amor, acaban con la vista ¿Sigo?

–Para empezar no–me quedo callada pensando en una respuesta concreta, pero tenía razón, aunque no quisiera dársela, la tenía.

–Ves, que si tengo razón.

–No tienes razón, simplemente no estoy para discutir contigo.

–Acepta que perdiste–dice riendo.

–No dejo que nadie me gane–digo victoriosa.

–Pues yo te he ganado–dice el victorioso.

–No me voy a estresar contigo–digo enojada.

–Ya te estás estresando diciendo que no te vas a estresar conmigo.

–Ay ya.

Harnold iba a decir algo pero no habla y empieza a reír moviendo la cabeza de un lado a otro.

–¿De qué te ríes?–digo frunciendo el ceño y fulminándolo con la mirada.

Él no habla, simplemente sigue riendo.

–¿Qué te traes Harnold Rodrigo? ¿Por qué tienes tanto potencial para estresarme? ¿En primaria no te enseñaron?

–No, yo en primaria le tiraba los juguetes a los demás niños por la cabeza.

Harnold no paraba de reír y ya yo me encontraba algo enojada porque no sabía de que se reía.

–Harnold Rodrigo ¿Qué te traes?

–Unos ricitos de oro

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Hola preciosuras

Cómo están

Espero que bien

Ya se que el capítulo es algo corto pero lo escribí desde el fondo de mi corazón

Espero que hayan pasado un lindo fin de semana

Que estén disfrutando de esta historia tanto como yo estoy disfrutando escribirla

Y espero que hayan pasado todos los exámenes finales

Feliz inicio del verano

Como recompensa sigan bajando que les tengo una sorpresa

                 Doble Actualización

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                                    k.v

Me Enamoré De La Persona Equivocada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora