CAPÍTULO XXVI 3/4

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Maratón 3/4

Era la semana del amor, y por supuesto que en la escuela no faltaban los eventos, los carteles por todos lados anunciando las actividades, y sobre todo y lo más importante "el buzón del amor".

¿En qué consiste?. Se acuerdan en primaria o en el kinder cuando mandaban cartas a nuestro amigo o enamorado, en la mayoría de los casos y se entregaban públicamente el catorce de febrero. Algo así, pero cuidando las obscenidades, y nuestro vocabulario se leían frente a todos y se les hacía llegar a nuestro remitente.

A mi cabecita para nada patética, y descolocada, se le ocurrió mientras hacía una tarea de matemáticas.

—Y si le haces una carta a Harnold.

Así que porqué no, nadie tendría que saber que fui yo. Así que un día antes, en el aula a la hora del recreo me puse a escribir en una libreta el borrador.

Se me nubla el juicio...

—¿Qué haces?—pregunta Esther, mi compañera de asiento y gran amiga. Automáticamente cierro la libreta porque me daba mucha vergüenza.

—Una tarea—miento, y siento como mis mejillas comienzan a arder.

—¿Tarea?, ¿de qué?—y es que hasta me conoce tan bien que me ha pillado.

—De español—digo apretando mis labios y ella se echa a reír.

—Eres muy mala fingiendo—dice y yo suspiro.

—Lo sé.

—¿Me vas a decir que es?—pregunta curiosa y yo sigo dudando pero al fin le digo.

—Es una carta. Para Harnold.

Ella fue a decir algo pero no dijo nada.

—Déjame verla—diceme haciendo ojitos.

—Aún no la termino. Pero eres la primera persona que se la voy a enseñar cuando la termine.

Y única.

Pensé.

Y así fue como terminé enredada alrededor de muchos compañeros de aula anonadados e hipnotizados por cada palabra que había en ese papel escrito. Terminé de pasarlo a una hoja blanca, con una letra más legible y con algunas cosas que arreglé. Hice un sobre, nada extravagante, muy sencillo con bordes rojos y solamente decía para Harnold Rodrigo, de tercer año. No puse mi nombre, no puse una firma e incluso cambié la letra para que no se supiese que fui yo.

Le dije a Esther y dos compañeras más de aula que buscasen a la presidenta de la escuela y entregaran la carta antes de que me arrepintiese, después de dar vueltas y vueltas por mi cabeza lo que pudiese llegar a suceder.

[...]

Y llegó el día. Era hoy, la noche anterior no dormí nada, de la ansiedad o arrepentimiento, quien sabe que pudiese ser. Pero todo el camino en el bus me la pasé pensando, hasta que llegué a la escuela, y por si era poco, a la primera persona que me encontré fue a él.

Como si la vida te dijera. Mira Kendall, no pensarás que él iba a faltar un día como hoy, porque en el fondo de su corazón él sabe que va a recibir una carta.

Comenzaron las actividades y llegó la hora esperada. Todos nos reunimos alrededor de varios consejos de dirección y profesores, de los miembros del consejo estudiantil y de fondo había una sonora melodía romántica, que apenas se escuchaba pero era para hacer más pro el momento. Comenzaron a leer y leer y leer cartas, mis uñas, si se le podía llamar así las tenía ya sin rastro de pintura y sin una hebra más que poder masticar, mis pellejos era igual, tanto en mis dedos como en mis manos. La ansiedad y los nervios me tenían de los pelos, a ese punto ya yo quería explotar.

Me Enamoré De La Persona Equivocada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora