CAPÍTULO XVI

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Llevaba días sin comer, sin salir, sin nada.

Nosotros no somos compatibles Kendall.

Qué te hace pensar eso, Harnold.

Suspiré mientras me montaba en el bus, y repasaba en mi mente todo lo que tenía que poner para la prueba de captación a la beca.

Pero mi mente no era capaz de procesar la información, era fugaz y se mantenía en que dentro de par de horas iba a ver a Harnold, mirarlo a los ojos y pensar una y otra vez.

Nosotros no somos compatibles Kendall.

[...]

Pasé la prueba desconcertada, señalé lo que no era a pesar de que me sabía la respuesta. Me cuestioné a mi misma por tonta y refunfuñé todo lo que pude.

Me encontré con Néstor en una cafetería, tenía hambre, no había comido nada en todo el viaje y decidimos ir a "desayunar" aunque ya que casi era horario de almuerzo.

[...]

Pasó un rato, un buen rato de par de horas y Harnold no llegaba aún, no había salido de la escuela.

Debe estar esperando a Juliana.

Probablemente.

Fuimos a la misma cafetería de hace unos momentos a almorzar y efectivamente, venía él, en su uniforme escolar.

¿Se puede saber porque algo tan simple como un uniforme escolar le queda tan bien?

Me pregunto sonriendo cuando se acerca, pero mi sonrisa se esfumó cuando de tras de él apareció Juliana, una sonrisa falsa se formó en mis labios y una mueca asqueada, ya no quería comer nada más y empezaron las náuseas en mi estómago, a punto de querer vomitar.

–¿Por qué te demoraste tanto?–pregunta Néstor saludandolo con una chocada de manos y una palmada en la espalda.

–Estaba esperando a Juliana, que aún no había salido.

Lo sabía.

Ella se encontraba a una distancia prudente en la que no me podía ver, pero yo a ella sí.

–Eh Kendáll–dice Harnold saludando y Juliana mira automáticamente en mi dirección.

Ahora es que vienes a notar mi presencia, vaya, cada día me sorprendes más.

–¿Qué haces aquí?–me pregunta con una sonrisa en sus labios, esa sonrisa tierna, que hacía derretir mi ser.

–Eh esto...

–Vino a hacer una prueba de captación para una beca en la ciudad–dice Néstor al notar mi voz algo nerviosa.

–Si, algo imaginé, ya me extrañaba verte en uniforme escolar aquí–dice riendo ligeramente y pude sentir mis mejillas arder.

–Cuando terminemos aquí ve para casa de Jonh–dice Néstor terminando de tomar su vaso de jugo y pedir otro.

–Ahora voy a almorzar, cuando termine paso por allá.

Néstor asiente con la cabeza y se despide con un choque de manos.

–Esperando a Juliana eh–digo molesta, celosa, más molesta que celosa, molesta conmigo misma porque no me puede dar celos algo que no es mío.

–¿Celosa?–pregunta Néstor riendo sabiendo lo que decía mi tono de voz.

–Para nada–digo sarcástica fingiendo una sonrisa.

Néstor comienza a reír negando con la cabeza y lo miro arcando una ceja.

–Qué.

–No, nada–digo cruzándome de brazos.

Me Enamoré De La Persona Equivocada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora