EPÍLOGO

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Mi corazón se aceleró, lo que pensé que había superado, aún seguía presente, ese sentimiento, seguía presente, jamás se marchó, solo estaba ocultado tras una fina capa de hielo.

La última vez que lo voy a ver.

Quizás nos encontremos en un futuro o en otra vida quizás, porque aún yo siento ese hilo rojo que nos conecta.

La última vez que podré contemplar sus rizados cabellos.

La última vez que podré ver sus ojos café.

La última vez que podré escuchar su voz y sus risas.

El final de todo, hoy acabó.

Hoy.

21 de julio de 2023.

Odio las despedidas.

En donde no puedes dar un abrazo y decir

Adiós don ego, nos vemos en un futuro.

Tomar su mano y acariciar su cara.

Iba saliendo del baño de las niñas cuando lo vi entrar por la puerta de la escuela.

Harnold.

Nos miramos y nuestras miradas se cruzaron por milésimas de segundos porque al darnos cuenta, ya habíamos cambiado la vista el uno del otro.

Sentí como mi corazón se partió al medio, al conectar nuestras miradas y hacer como si nada, como dos desconocidos.

Como dos personas en busca de un tesoro escondido con un rumbo imposible.

Pensaba que te había olvidado.

Me dediqué un largo tiempo a admirarlo, a admirar cada movimiento, cada gesto, ya que estábamos a una distancia bastante lejana.

Harnold volvió a mirar, y yo no hacía más que pensar que pasaba por su mente.

¿Se estará preguntando que escribo sobre él en mi libro?

¿Lo habrá leído y habrá sentido un poco de nostalgia?

O simplemente me mira por diversión. Por hobby, para mantenerme confundida.

Aunque no creo que esa mirada sea de diversión.

Harnold se sentó en una de las bancas a una distancia donde ya no lo podía ver. Se encontraba solo, y me gustaría acercarme, pero Britney podía llegar en cualquier momento.

No quería buscarle problemas, no quería buscarme problemas y además que le iba a decir, si apenas y podía hablar.

Tenía un nudo en mi garganta, y mis ojos ardían de los deseos tan grandes de llorar.

Néstor siempre tuvo razón al decir:

Tú te vas a ir a la ciudad, él se va a ir a la universidad y su historia va a quedar en suspenso en el aire.

Mandaron a pasar a todos hacia el salón donde se encontraba la ceremonia de graduación y como era evidente, él estaba ahí.

Todo estaba adornado con una mezcla entre color azul, rojo y blanco. Habían flores blancas en los horcones de las paredes, una alfombra roja por donde pasarían los estudiantes, y sillas forradas con un mantel blanco y a su alrededor una cinta de color azul.

–Toma mi celular, y cuando vaya a salir me grabas vale–dice Emma y le doy mi aprobación mientras ella me levanta sus pulgares.

Harnold, se encontraba atrás de Emma, hablando con sus amigos, su sonrisa iluminando su bello rostro, su mirada siguiendo la mía y sus ojos brillando por la emoción que debía sentir de que al fin se graduaría.

La música sonó, estaba tan concentrada admirando a Harnold, que tan siquiera pude grabar el momento en el que Emma salió porque no me dio tiempo.

Me va a odiar de por vida.

Pensé y reí.

Después de que todos los estudiantes ocuparan los asientos, los invitados fueron a sentarse rápidamente.

Y pues para que decirlo, como un cliché de una novela adolescente, el único asiento que quedaba libre era detrás de Harnold.

Mis pies apenas y podían moverse del nerviosismo y mis manos sudorosas temblaban.

Me senté junto a una compañera de su aula que reía al verme en tal estado, como era evidente, sabía de mi amor hacia él.

Solté un suspiro largo, lo miraba detenidamente, como si fuera lo más grande de este mundo.

Lo más grande de mi mundo. Y sí que lo era

–Harnold–llama su madre, él se gira y rápidamente cruzamos miradas, y con la misma velocidad que ocurrió eso, yo miro a mi teléfono.

Él se pone a hablar con su madre y pues yo simplemente disfrutaba escuchar su voz. Cerré mis ojos y me recosté al espaldar de la silla, incliné mi cabeza hacia atrás, y al abrir los ojos otra vez, pude contemplar el techo blanco, casi nublado por el cristal de las lágrimas.

La brisa que se colaba por la ventana golpeaba mi rostro, y se sentía algo relajante. La directora comienza a hablar a través del micrófono y me acomodo en mi silla para atender la graduación. Me fue casi imposible, porque Harnold se llevaba toda mi atención junto con él.

¿Cómo un ser entre muchos se puede llevar toda mi atención?

Pues no lo sé, pero Harnold lo hacía, él era capaz de eso, y aunque quisiera yo no podía evitarlo.

Los aplausos resonaron por todo el salón haciendo eco en las esquinas de las paredes.

–Muchos éxitos en la vida. Los quiero mucho muchachos.

Pusieron una música de despedida y todos comenzaron a bailar y a gritar. Pero mi vista solo lo seguía a él, que se despidió de todos y decidió a irse.

No te vayas por favor.

Can you hear me screaming please don't leave me?
¿Puedes oírme gritar por favor no me dejes?

¿Cómo podía decirle que no me dejara?

¿Qué no se fuera sin poder sentir sus brazos alrededor de mí, pidiéndonos perdón por todos los errores que cometimos?

Díganme, cómo le grito, Harnold regresa. No te vayas por favor.

Eso era imposible, era imposible que se quedara.

Cada vez estaba más lejos, y solo me quedó divisar como se iba.

¿Entonces este es el final de nuestra historia?

¿Así es cómo va a terminar todo?

Sí, así es como va a terminar todo.

Porque al final, éramos dos almas gemelas, bailando la misma canción, pero no en la misma pista.

Me Enamoré De La Persona Equivocada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora