Emily y yo estábamos en la hora del almuerzo, por fin era viernes, podría descansar de la universidad y dormir un poco más. Mi amiga me estaba contando acerca de un viaje que hizo a México y todo lo que conoció además de que la comida es muy buena. Me mencionó que lo que más le gustó fueron los tamales. Su plática me mantenía bastante entretenida, pero de la nada se vio interrumpida por otra voz.
–Hola –Nick se encontraba frente a nosotras en la mesa y ambas sonreímos cuando lo miramos.– ¿Puedo sentarme?
–Claro –acepté acomodándome en mi lugar.
–Yo tengo que ir por un jugo, ahora vuelvo –Emi rápidamente se levantó de su asiento y antes de irse me miró para guiñarme el ojo.
–¿Cómo estás? –le pregunté al chico pelirrojo que tenía frente a mi y me sonrió.
–Muy bien ahora que te vuelvo a ver –senti que mis mejillas estaba ardiendo y me sentía apenada.– Quería ver si está vez tenía éxito y podía invitarte un café.
No pude evitar sonreír de oreja a oreja, Nick era muy atractivo, además me parecía un chico muy atento y educado, no veía por qué no le aceptaría un café, además así podía conocer a alguien más y por fin dejar darles un espacio libre de mi a los Kaulitz.
–Claro que si, vamos cuando quieras –acepté.
–¿Que te parece mañana? puedo pasar por ti a donde vivas –mencionó sacando su celular y desbloqueandolo –Dame tu número y te llamo por la mañana.
Asentí y anoté mi número en su agenda para que ahora estuviéramos en contacto.
–Te enviaré mensaje, Val. –se levantó de la silla y se acercó para despedirse con un beso en la mejilla– Cuídate.
–Igual –fue todo lo que pude decir antes de que él emprendiera su camino y cuando lo vi perderse entre los estudiantes solté todo el aire que había estado conteniendo.
Sentía que el cuerpo me temblaba y la emoción correr dentro de mi me hacía ver cómo niña pequeña que le acaban de regalar una muñeca.
–¡¿Que fue lo que te dijo, nené?! Tienes que contarme todo.
Emily llegó de la nada y ambas emocionadas comenzamos a platicar de lo que acaba de pasar, ella estaba emocionada como yo, a ambas nos parecía un chico bastante guapo y que Nick me invitara a salir era algo que nos hacía gritar.
En la salida nos despedimos y como de costumbre Tom estaba esperándome, me subí rápido al coche y sube la ventanilla, tenía que admitir que esta ocasión no quería que Nick me viera montandome al auto de mi amigo. Y no es que quisiera ocultar mi amistad con Tom pero la última vez que alguien quiso conocerme él se puso muy grosero.
–¿Quién te viene correteando? –me cuestionó una vez estuvo arriba de auto. Lo encendió y me miró esperando mi respuesta.
–Nadie –respondí mirándolo y regalándole una sonrisa para que no sospechara nada– Vámonos ya, Tom.
–Muy bien.
Llegamos a mi departamento y le ofrecí algo de comer pero está vez no se quiso quedar, mencionó que tenía cosas que hacer así que se fue después de unos minutos. Me sentía bien, lo que sucedió hoy con el ojiverde me dejó muy contenta.
Fui rápido a mi habitación a buscar la ropa que me pondría mañana, quería ir presentable para la salida, además estuve probando diversos peinados, quería que mi cabello se viera lindo. Aunque esto también me ponía un poco nerviosa, en Italia salí como tres veces con los chicos y soy muy boba para esto, si Nick después de esto no vuelve a buscarme oficialmente seré un fracaso para las citas.
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The first love » Tom Kaulitz.
Novela JuvenilValentina Bauer tenía 8 años cuando se mudó a Italia con su familia dejando en Alemania a sus dos mejores amigos Bill y Tom Kaulitz. Los 3 habían crecido juntos y 10 años después se volverían a encontrar. "Sé que tal vez ya experimentaste tu primer...