Capitulo 8: "Un dia Normal"

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Estaba en la escuela, mientras el maestro explicaba la clase él apuntaba al tiempo de que observaba y escuchaba lo que pasaba alrededor, Kenji era un joven pelirrojo de estatura promedio, sus ojos eran cafés oscuros y su piel blanca; realmente nunca le interesó la escuela, sin embargo era algo con lo que mataba el tiempo, además a pesar de su desinterés nunca fue de malas notas, no. Todo lo contrario, él siempre era muy dedicado en sus estudios pasara lo que pasara.
Usaba lentes redondos, generalmente oscuros y con protección UV, además siempre tenía sus audífonos puestos, eran inalámbricos, de color negro con algunas líneas rojas y muy vistosos en cuanto a tamaño.

Nunca le llamaban la atención, nunca tuvo problemas, y nunca se dedicó a molestar a nadie; sin embargo, en todos lados siempre va a haber gente maliciosa que a pesar de ni siquiera conocerte va a tratar de hacerte daño. Y ni si quiera Kenji se salvó.
Él era maestro de artes marciales, tras la muerte de su abuelo heredó su dojo y desde ese día se encarga de mantenerlo y traer ganancias a su hogar, mucha gente lo conocía por eso además de ser tan destacado en la escuela, entre ellos Ryuji Suo. Él era un muchacho envidioso y mal humarado que siempre intentaba verse superior a los demás, y al notar como Kenji era destacado no lo pudo soportar.

Ese día saliendo de clases Kenji fue al baño, ahí lo estaba esperando Ryuji, a quien la mayor parte de la escuela conocía como "El Tanque" debido a su increíble fuerza y tamaño además de que era un bravucón muy conocido desde la secundaria, en fin ese sujeto estaba tapando la entrada

–Con permiso, necesito pasar–
Dijo Kenji tranquilamente mientras miraba al enorme sujeto

–¿A caso no sabes quien soy?–
Se cruzó de brazos mientras miraba hacia abajo en dirección a Kenji

–Realmente no, Ni me importa. ¿Me dejas pasar por favor?–
Tras escuchar eso Ryuji se enfureció y arremetió contra Kenji, quien logró entrar gracias a la distracción del gigantón

–¡Ey tu! ¡Maldito!-
Kenji simplemente terminó de orinar y salió del baño para lavarse las manos, sin tener idea de que se dirigía a él

–¡Te estoy hablando infeliz!–
Dijo aun más furioso

–Perdón... ¿Es a mi?–
Preguntó consternado. El bravucón enfureció y lo tomó del cuello de su chaqueta de piel logrando dañarla un poco

–Para empezar ¿que carajos te hice? ¡Déjame en paz joder!–

–¿Que acabas de decir?–
Dijo incrementando aún mas el tono de voz el agresor, todos los demás estudiantes estaban observando la escena temerosos de lo que pudiera pasar, Ryuji apretó aún mas la chaqueta y se rompió del cuello. Kenji simplemente se le quedó viendo, no dijo nada y en una milésima de segundo...

Con ambas manos tomó las muñecas de su oponente para apretarlas con sus pulgares y ser soltado, después giró sus manos hacia afuera para lograr que el sujeto quedara de brazos abiertos y agachado con la cara descubierta para finalmente jalarlo mientras se quitaba de enfrente y tirarlo de cara en el suelo.
Nadie podía creer lo que estaba pasando, un sujeto completamente gentil y caballeroso que nunca se metía con nadie estaba dejando en ridículo al más conocido bravucón de toda la academia, él se puso de pie en cuanto recobró la razón y atacó a Kenji por la espalda, Kenji se inclinó y tomó el puño de Ryuji y luego lo jaló con fuerza mientras hacia palanca con su espalda para derribar a su rival, con eso finalizó

–Mira amigo, yo nunca te había visto si quiera, así que no voy a tolerar agresiones de tu parte; además ¡Antes de intentar atacar a alguien deberías pensar en si tienes los suficientes para ganar!...–
Inmediatamente después de hablar se acomodó la chamarra y se fue.

Era algo así como el ultimo día de clases en un curso especial al que estaba asistiendo. Se dirigió directamente a su pagoda, ahí estaba Jade esperándolo para comer, ella se encargaba de ayudarlo con la comida debido a que él la dejaba estar en su casa refugiándose.
En su camino siempre prestaba atención al paisaje, a todo lo que ocurría, las cosas que la gente decía, los animales que pasaban por ahí, las parejas que estaban en los parques, lo veía todo y eso lo mantenía tranquilo.
Sin embargo al mismo tiempo percibía lo negativo de la sociedad, notaba las mentiras que se decían unos a otros, observaba la hipocresía de la gente y las injusticias por parte de la autoridad. Estaba pasando cerca de una tienda y se dio cuenta de como un hombre insultaba a un niño de aproximadamente 10 años que casi estaba llorando, el hombre no parecía ser su pariente

(¿No piensas hacer nada?)

–Déjame en paz, ya he tenido suficiente con lo de hoy en la escuela, no deberías hacerme perder el temple tan fácilmente–

(Hmm, como quieras, sin embargo el que cargará con la culpa de fingir no notar nada serás tu...)

–Si, como tu digas, ya déjame por favor–
Kenji continuó con su camino a casa intentando no ver las cosas malas que tanto lo llenaban de rabia.

Finalmente llegó, la comida estaba servida, el olor del ramen podía percibirse desde antes de abrir la puerta, tenía un aroma delicioso, Kenji estaba hambriento y se dispuso a comer junto con Jade, difícilmente cruzaban palabra, no sabían de que hablar, en cuanto terminaron Jade se retiró y Kenji encendió el televisor, estaban las noticias...

{El día de ayer la estación principal de policía de Tokio sufrió un ataque por terroristas que hicieron volar el lugar, entre las muchas víctimas falleció el jefe de la policía Toshiro Okumura, así mismo su hija Kasumi Okumura se encuentra desaparecida y no se ha sabido nada de ella...}

Al escuchar la noticia Kenji enfureció, se estaba sintiendo lleno de ira e irradiaba impotencia
(¿De que sirve ese sentimiento de furia si no vas a hacer nada?)

–Deja de fastidiar–

(No. Deja tu de fingir que no te interesa)

–¡Dije que no FASTIDIES!–

(Está bien, serénate un poco...)
Kenji apagó la televisión y fue a meditar al dojo por un rato. Necesitaba aclarar su mente, meditaba para contener su furia y sus sentimientos y emociones negativas, intentaba relajarse para no hacer nada de manera impulsiva, y no dejaba de meditar hasta sentirse tranquilo, a veces llegaba a anochecer antes de que eso pasara.
Ese era un día normal en la vida de Kenji Takeshi...

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-Gracias por leer-

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