Pasó el tiempo y Kenji a penas pudo volver a abrir los ojos y levantarse. Estaba mal herido, todo su cuerpo estaba vendado y su fuerzas eran más que escasas. Se despertó por qué sus auriculares no paraban de sonar fuertemente y el ruido le molestaba. Se encontraba completamente solo en la oscura habitación en la que había entrenado antes de enfrentarse contra el grupo Yami, tenía un vaso de agua junto a él y dos ellas alumbraban poco el lugar. Tomó sus lentes para ver qué era lo que hacía sonar tanto su comunicador
–¿Qué es esto?–
Al abrir los mensajes perdió la poca calma que le quedaba, aparentemente era de vital importancia su regreso a Tokyo debido a serios problemas que el equipo completo no fue capaz de enfrentar. Eran ya tres semanas desde el último mensaje de ayuda
–Maldicion–
Se levantó con dificultades y se vistió para salir inmediatamente a buscar un vuelo a Tokyo.La caminata se le dificultó bastante, pero al salir del lugar logró ver un taxi y pidió ser trasladado lo más pronto posible al aeropuerto, así fue.
Llegó al lugar y le era necesario entrar al primer vuelo que encontrara. Repitió el mismo proceso que usó para infiltrarse en el avión que lo llevó a Estados Unidos, dejó caer una bomba en la cafetería y camino lo más rápido que pudo hasta el avión, para su mala fortuna no había ningún vuelo disponible a Japón y aparentemente las fuerzas militares de Estados Unidos se preparaban para hacer frente a algo sin precedentes en la historia nipona–Maldita sea...–
Kenji no podía más con la frustración y salió del aeropuerto para buscar otro medio de transporte, pero no se le ocurrió ninguno. Al salir del lugar de topó con Blade, que llevaba ya rato buscándolo–Con un demonio ¿Sabes lo difícil que es encontrar a alguien aquí?–
–No molestes, debo regresar a Japón–
Dijo intentando correr hacia alguna parte, pero no pudo–¿A acaso no comprendes tu estado? Así no podrás volar. Además es imposible conseguir un vuelo a Japón. Es demasiado peligroso–
–¡Mi familia está en riesgo!–
Gritó furioso tratando de mantener el equilibrio
–Solo necesito sesenta minutos para recuperar mi forma. Pero durante esos sesenta minutos debo estar de camino a Tokyo–
Blade pensó por un instante y luego pidió un taxi, ambos subieron y se dirigieron a toda prisa hacia una gran mansión. En el jardín había un helicóptero esperando ser abordado–Sube. Puedes tomarte tu tiempo de meditación allá atrás. Llegaremos al anochecer, pero no podré quedarme, tengo asuntos pendientes que terminar–
–Estoy de acuerdo–
Ambos subieron y despegaron para finalmente dirigirse a Japón.En los noticieros hablaban sobre un grupo de individuos que causaron un colapso total en cuestión de días. La policía y la milicia nipona fueron más que inútiles al tratar con los perpetradores, además se hablaba de un reducido grupo de personas que lograron apaciguar la situación durante los primeros cinco días, pero después de eso comenzaron a ser eliminados. Las Naciones Unidas comenzaban a preparar fuerzas militares de diversas partes del mundo para tratar la peligrosa situación que cada vez se hacía más problemática.
Durante el viaje, Kenji llevó a cabo el ritual del Kuji Kiri para revitalizar su mente tanto como su cuerpo, y le estaba funcionando. Sus si atroces comenzaban a desaparecer poco a poco y sus músculos recuperaban la fuerza que habitualmente tenían, además energía incrementaba considerablemente.
Una vez habiendo llegado a Tokio, Kenji abrió la puerta–Muchas gracias Blade. Yo bajaré aquí–
Dijo tras comenzar a calentar sus músculos recién renovados–¿No prefieres que aterrice?–
–No pierdas tu tiempo. ¡Nos vemos!–
No dijo nada más y se lanzó hacia un gran edificio que se encontraba justo abajo de ellos–Es un lunático–
Dijo para sí Blade mientras daba vuelta
–Ni siquiera usó paracaídas–
Kenji cayó perfectamente bien amortiguando el golpe con un giro en el suelo para luego levantarse y ver a su amigo marcharse. Sin embargo rápidamente notó algo en el ambiente. El cielo estaba más oscuro de lo normal, había una gran tensión en el aire y humo saliendo por todas partes.
El caos y la destrucción rodeaban las desiertas calles de la cuidad. No había ni un alma afuera, fuego rodeaba los establecimientos y las casas se encontraban en muy mal estado.
Todo era un desgarrador silencio, el Dojo Dragon de artes marciales también había sido víctima de los estragos. Los cristales estaban rotos y el lugar en completo desastre. Kenji no lograba entender por qué las cosas estaban así, de repente el ruido de cristales siendo pisados lo alertó. Tomó su Katana y se dirigió hacia aquello logrando ver arrastrándose en el suelo a su mejor alumno y camarada–¡¿Shūji?!–
Corrió hacia él inmediatamente y lo levanto con cuidado
–¿Qué demonios fue lo que sucedió?–
Fue consumido por la ira y su rabia llego a tope, no sabia como reaccionar al ver a Shūji en tal estado–Él... Es un monstruo–
Le costaba demasiado siquiera moverse pero logró conseguir fuerzas para levantar un poco su brazo apuntando hacia la azotea del edificio de enfrente para después morir lentamente.
Kenji quedó en shock al ver morir a Shūji en sus brazos y luego volteó despacio logrando ver poco a poco la silueta del causante de erradicar la paz en Japón. Tras levantar la mirada y ver cómo lo observaba fijamente pronunció su nombre lleno de ira...–KURO...–
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-gracias por leer-
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Black Dragon
ActionCorrupción, maldad, injusticia, deshonestidad , siempre he odiado eso. Mis padres, también mi abuelo, tenía que pretender vivir tranquilo, sin embargo... Si quienes deben hacerlo no lo hacen, ¿entonces que otra opción hay? Fue por eso que decidí hac...