Capitulo 23: "Kobudo Sobre Ruedas"

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Con un Bastón largo en mano y un par de patines, se movía velozmente al rededor de los rufianes mientras giraba su arma con su mano derecha propinándoles golpes por todos lados

–¿Qué esperan? ¡Acábenla!–
Dos de los tipos que traían navajas intentaron acercarse para simplemente perder unos cuántos dientes

–¡Señorita Magenta! Le dije que...–
Fue interrumpido

–Lo lamento Alfred, pero sabes qué es mi naturaleza–
El golpe giratorio de aquel Bō era destructivo, la chica lo apoyó en el suelo para posteriormente brincar y dar una patada voladora al tipo de la cadena que a penas volvía a ponerse en pie, el último de ellos finalmente sacó una revolver y le apuntó a la chica

–¡Este es tu fin perra!–
Tiró del gatillo y la chica quedó en shock, cerró los ojos esperando lo peor, por fortuna Alfred logró interceptar el disparo a tiempo

–Señorita... Vallase de aquí... Inmediatamente–
Estaba derrotado, pero aún seguía en pie, comenzó a caminar en dirección de su atacante, quien disparó una segunda vez
–Necesitarás una bala más grande si quieres eliminarme así, pequeño bastardo...–
Lo tomó de un brazo y una pierna rápidamente para luego levantarlo y estrellarlo contra el suelo, la joven abrió los ojos para ver la escena, Alfred se desangraba tirado y aún quedaban otros dos enemigos en pie, acercándose

–Dos contra una, espero que aguantes lo suficiente para ¡Violarte antes de que mueras!–
Una sensación de temor invadió su cuerpo, comenzó a temblar y perdió el equilibrio resbalándose y cayendo sentada al suelo, uno de los bandoleros había tomado la pistola de su compañero y estaba apuntando desde atrás, el que estaba a punto de tocarla comenzó a reír
–¡Esto será muy divertido!–
Justo entes de que pusiera sus manos sobre ella, las perdió
–¿Eh?–
Comenzó a gritar de dolor mientras se arrodillaba en el suelo intentando entender que era lo que sucedía, el otro sujeto se encontraba volteando para todos lados buscando al culpable de lastimar a su compañero, de repente recibió un palazo en la cabeza quedando tirado en el suelo

–¡No te metas conmigo!–
La chica ya estaba de pie nuevamente y con su arma en mano, el tipo se levantó y le disparó en la pierna derecha, la chica gritó de dolor mientras caía al suelo, el pandillero se acercó a ella por detrás sin dejar de apuntarle y comenzó a apretar su pecho, de repente alguien cayó frente a él

–¡Ni se te ocurra acercarte! ¡O se va a morir!–
Gritó el tipo mientras apretaba aún más fuerte y sin alejar el arma de ella, la joven comenzó a llorar desconsoladamente

–No estás en posición para intentar negociar, y mucho menos conmigo pedazo de mierda...–

El bandolero apartó el arma de la chica y apuntó al frente
–¡¿Que es lo que dijiste maldito...?!–
No terminó de hablar antes de ser estrellado de nuca contra el suelo

–¡Ah! Estos pelafustanes son un fastidio... ¿Oye te encuentras bien?–
Se dirigió hacia la chica que no paraba de llorar y comenzó a vendar su pierna para detener la hemorragia

–Alfred, él... Va a morir...–
Dijo con un nudo en la garganta

–No te preocupes por él, trataré sus heridas inmediatamente–
Dijo otro joven que se encontraba vendando los brazos del tipo al que le cortaron las manos
–Deberías ser un poco menos sanguinario Kenji, esto podría no ser bueno para este tipo–

–Se lo merecía... Además ¡No me llames así imbecil! Podríamos tener problemas–

–Oh, cierto. Como sea, trae a la chica, la policía viene para acá, debemos irnos–

–Bien. Ah, perdón por esto–
Kenji se disculpó antes de cargar a la joven y finalmente todos se alejaron de ahí
–Dime ¿vives por aquí cerca? Debemos dejar al grandulón reposando y no podemos ir a un hospital–

–Ah si–
La chica le dijo por dónde y se dirigieron para allá inmediatamente. Entraron en el apartamento donde vivía ella, era un lugar grande y muy bien decorado, se veía que la chica era de familia adinerada, Kenji la dejó sentada en un sillón mientras acomodaban a Alfred recostado sobre otro más grande

–¿Quienes son ustedes?–
Preguntó la joven un poco desconcertada
–Oh, es cierto, no les he agradecido la ayuda–

–Bah, no es necesario agradecer, es nuestro trabajo ayudar a la gente–
Contestó Tobi
–Por cierto, manejas muy bien ese bastón–

–Ah si, aquí está–
Kenji entregó el Bō a Magenta, quien lo veía fijamente, ella no podía creer que alguien tan bien parecido pudiera ser tan peligroso
–Dime algo ¿conoces a esos tipos?–

–¿Qué? No, nunca los había visto por aquí, aunque bueno, llevo dos años fuera de este lugar...–

–Ya veo... Por cierto, perdón por lo que viste hace rato, perdí el control por un momento–

–¡Ah! No, no te disculpes, yo también lo hubiera hecho, además ellos lastimaron a Alfred, por cierto soy Magenta Azamiya–
Se presentó estrechando la mano de Kenji, quien se sonrojó un poco

–Mu... Mucho gusto, yo soy Kenji Takeshi, ah, y ese de allá es Tobi–

–Gusto en conocerte–
Contestó él
–Bien, se hace tarde y debemos irnos ya–

–Tienes razón. Bien, no te preocupes por Alfred, despertará mañana por la mañana; en cuanto a ti, intenta no mover mucho esa pierna por un tiempo–

–Está bien, les agradezco mucho su ayuda... ¿Los volveré a ver?–
Preguntó Magenta mientras se ponía cuidadosamente de pie

–Tal vez–
Kenji ya se encontraba saliendo por la ventana y saltó perdiéndose entre las sombras...

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-gracias por leer-

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