3 meses después...
Algo no está bien, creo que me miente.
Su mirada no brilla al verme como lo hacía antes.
Su piel se estremece cuando paso mis dedos pero no de placer.
Mi cercanía la aleja, siempre tiene algo mejor que hacer, siempre tiene una excusa para no vernos, el estudio, que tiene sueño, los exámenes, su trabajo, siempre algo más o ¿ Será alguién más?.
Creo que estoy enloqueciendo, mis demonios me quita el sueño, su rostro me lo quita.
¿Será que creí que lo tenía todo bajo control?. Que ella estaba bajo mi control, que era mía.
Algo cambió eso lo sé y me está pudriendo, me está descontrolando.
Yo nunca pierdo el control de nada, no sé que es esto, ni como manejarlo.
¿Qué tengo que hacer para que todo vuelva a hacer como antes?.
Es tiempo de que ella entienda que soy su amor, su vida, por quién vive y respira, que sin mi no tiene nada ni a nadie.
Mierda.
Traté de hacer las cosas bien, de que sea todo por buena manera, de no espantarla ni asustarla pero ¿ De qué sirvió?.
La paciencia se me terminó, si tengo que arrastrarla a mi infierno, lo haré.
Verá todo a mi manera. Es mía y yo su rey.------
- Te va a gustar, te lo prometo.- le dije a Sophie, mientras sus ojos eran tapados por una venda negra, solo su sollozo me contestó.- Era la única manera mi amor.- acaricie sus manos atadas. Sonreí.
Llegamos a casa, nuestra casa.
La tomé en brazos, no luchó, sabía que no podría.
Entré por la puerta mientras el silencio reinaban, estábamos solos, sólo ella y yo. Su pequeño cuerpo temblaba, tenía ese diminuto pijama, uno que la hacían ver mas ardiente que mismo infierno.
La tomé desprevenida y la guíe por el pasillo mientras luchaba contra mi, sujete su muñeca con fuerza sin medir la mía, la solté cuando llegamos hasta la habitación que por un tiempo sería suya, el tiempo que me tomara confiar en ella. La había adaptado con cerraduras por fuera y enrrejado por dentro su ventana, no saldría nunca de acá, a menos que yo lo quisiera.
- ya basta de luchar maldita sea.- le tiré sin mucha delicadeza en la cama, colocandome arriba de ella, de ese pequeño cuerpo, sollozó.- Mmmm, por el mismísimo Lucifer, que rico oles.- gruño mientras mi cuerpo se frotaba contra el suyo.
- No me hagas esto...Anton.- susurró.- dijiste que me amabas, que no me fallarias.- lloró con más fuerza.
- y no lo hago mi amor.- le saqué la venda.- pero no me dejaste alternativa, ibas a dejarme Sophie.- acaricie su rostro.- pero que ojos tan bonitos tenes y esa boca me gusta aún más.- la obligue a besarme, me alejé de ella sólo por ahora, tendríamos mucho tiempo para divertimos.
- Anton..- escuché por última vez luego se cerrar la puerta bajo mil llaves.- ¡Anton!.- gritó golpeando la puerta.
- No me dejaste alternativa de hacerlo a mi manera.- me alejé de sus súplicas y llanto, sonreí ahora jamás me dejaría.Horas antes
¿Enserio creyó que no me daría cuenta, que no sabría de su valija escondida bajo su cama, de su pasaporte en su cartera y se sus nervios por mantenerme lejos de su casa?.
Enfureci cuando lo supe, la vigilo día y noche y que lo haya planeado fue mucho más doloroso que los golpes, lo cortes.
Mi dulce Sophie, no tendría jamás escapatoria de mi.
Entre a su casa a la madrugada, Sophie dormía en su cama, su pelo desparramado en sus blancas almohadas, junto a ese Chucho asqueroso. Al verme gruñó pero en cuanto extendi un pedazo de carne se acercó, el cucho era demasiado estúpido, su cuerpo chocó contra el suelo después de que las pastillas le hicieron efecto.
-Espero que esté muerto.- pensé. Aquel sonido despertó a mi mujer, quién al verme sus ojos se llenaron de terror.
- Anton...pero que..- tirandome sobre ella la amordace y ate, su inútil lucha no sirvió para nada, aunque si me dejó un rasguño en mi rostro, reí.
- fuiste tan estúpida al pensar que podrías dejarme, aunque tengo que admitir que caí en las mentiras que salian de tu dulce boca, pero para tu mala suerte casi, casi nena.-Sonreí al mirar como aquella esperanza se apagaba de sus ojos, ojos que tape.- bienvenida a mi infierno mi amor.- susurre en su oído.
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💀Tu rey del infierno💀⚫
Teen FictionEscucho el sonido del timbre, una vez que lo presione con mi dedo, para luego escuchar, el sonido de una melodiosa voz. - Voy.- me dijo del otro lado de la puerta, fue demasiado grande la tentación el querer escuchar otra vez esa vos, así que toqué...