-Basta... - mi voz se entrecortaba.
-¿ Éstas segura?. - su voz ronca estremeció mi cuerpo al igual que sus besos mi piel.
Me juré a mi misma que no dejaría que me toque, que me hiciera suya. Me tenía privada de mi libertad, me tenía prendida en llamas en su infierno.
-Por...por favor.. - los gemidos que salían de mi boca, no concuerdan con las palabras que salían de mis labios.
Era débil ante él, ante su toque, su piel y Anton lo sabía bien.
Patalie, grité, también estoy segura de haberlo rasguñado en varias partes de sus brazos incluso en su rostro pero en cuanto sus labios besaron mi cuello, mi cuerpo perdió la batalla ante su persona.
-cuando vas a entender de que me pertenece todo de vos. - otro dedo me quitaba la conciencia mientras mi cuerpo sufría los espasmos de mi segundo orgasmo. - tu cuerpo me pide a gritos que lo poseyera, que lo bese. -se río de mi, de mi debilidad y del poder que tenía ante mi cuando me encontraba bajo los efectos sus besos y caricias.
Lo detestaba pero también lo amaba, estaba enamorada tanto de él que mi libertad se ponía en duda cuando Anton se acercaba a mi.
-te odio tanto. -mentí descaradamente mientras mi respiración se regulaba y las palabras por fin salían de mi boca.
- y yo te amo. - dijo frío.
- si tanto me amas...por favor Anton...dejame salir, estoy hace no se cuantas semanas en estas cuatro paredes, me voy a volver loca. - traté de razonar con él.
- te amo pero mi egoísmo es aún más grande. - acarició mi rostro. Esta vez gemi de frustración, mis pequeñas manos golpeaban la cama con ira, enojo, y no sé por cuantas más emociones pasaban por mi cuerpo. - cuando pueda confiar en vos, esta casa, nuestra casa dejará de ser una cárcel. -sus ojos fríos miraban mi pequeño cuerpo desnudo y sudado, no sentía vergüenza, me había visto así tantas veces y no quería darle el gusto de más emociones de parte mía.
-ojalá nunca hubiera ayudado a tu madre.... - sus ojos me miraron furioso.
-te recomiendo que te calles mi amor.-apretó su mandíbula y esos hermosos ojos se volvieron negros.
-así jamás te hubiera conocido. - el puño pasó veloz a un lado de mi cara, hundiendose en la pared, mi corazón latio rápido, mis manos temblaron junto con el resto de mi cuerpo. Sus ojos desprendían llamas, estaba furioso.
Otro golpe al lado de mi cabeza, me aturdio, los que siguen provocaron que me hiciera pequeña en modo de defensa, sus golpes jamás tocaron mi piel, pero estaba tan cerca de mi que me sentí aterrorizada, estaba fuera de si, me gritaba cosas mientas sus puños marchaban de sangre la pared.
-Basta!. - grite en mi afán por calmarlo, pero parecía sordo para mi suerte el pequeño hermano de Anton entró a la habitación pero entró tranquilo, calmado, como si fuera algo normal, cotidianamente normal. Su mirada reflejó pena había mí y algo más que no supe descifrar.
- Encerrate en el baño.. - sin más mis piernas respondieron ante su demanda y con velocidad me encerre, creí que todo acabaría pero Anton siguió con sus desenfrenados golpes ahora en la única barrera entre nosotros, todo temblaba, no sabría cuanto duraría sin romperse.
¿cómo podía tener tanta fuerza? Había enloquecido.
- hermano basta. - escuchaba a Arseni- estás jodiendolo todo. - los golpes cesaron en la puerta pero no la voz furica de Anton. No sé cómo pero logró llevárselo.
En cuanto sus gritos se alejaron, salí del baño y cerré la puerta de aquella pieza con llave. Como si eso pudiera detenerlo.
Algo había aprendido ese día Anton era bomba de tiempo, y dudaba que el próximo ataque de ira suya yo salga con suerte de ni tener ningún rasguño.
Debía salir, escapar, pero necesitaba ser más lista que ellos... Y sabía cómo serlo.
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💀Tu rey del infierno💀⚫
Teen FictionEscucho el sonido del timbre, una vez que lo presione con mi dedo, para luego escuchar, el sonido de una melodiosa voz. - Voy.- me dijo del otro lado de la puerta, fue demasiado grande la tentación el querer escuchar otra vez esa vos, así que toqué...