глава 8

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Luego de la advertencia que le di a Arseni, no volvió a tocar el tema de Sophie, lo cual aseguró su bien estar físico, se dedicó a hacer su trabajo como mi mano derecha junto a mi, lado a lado.

Se mantuvo extrañamente distante a mi lo cual era raro, ya que aquel mocoso del infierno era demasiado pesado y molesto, pero pensé que sólo sería por la discusión que había tenido por metido.

Particularmente me sentía distraído, y a pesar de lo distante de Arseni sabía que lo notaba pero de igual manera no me importaba.

No podía parar de pensar en ella y en las ganas de volver a verla, era tortuoso.

La semana sin Sophie pasó volando por suerte, aunque eso no quiera decir que no estuve contando los días, minutos y segundos para poder verla de nuevo. Durante esta tortuosa semana de espera la estuve mensajeando y llamando para saber como estaba o que hacía, obviamente sin parecer desesperado ni controlador, tenía que hacer las cosas tranquilo o por lo menos aparentarlo.

Cuando por fin pudimos vernos, fui a buscarla a su universidad y festejamos su excelente nota en el final, estaba muy orgulloso de mi chica

-Aprobé con 10 Anton.- saltó encima de mi abrazándome, y dejándome sorprendido, pero no demoré mucho en rodearla con mis brazos y apretarla contra mi, era tan pequeña pero eso no evitaba que su cuerpo se acoplara con el mío perfectamente.

-Me alegro mucho por vos hermosa.- le dije alegre mientras aún la apretaba contra mi, no quería soltarla.

-Ehh..Anton...me aplastas.- me dijo divertida, la solté aunque no tenía ganas de hacerlo pero no sin antes besar su mejilla provocando un sonrojo, sonreí.

-Perdona.- le dije, ella negó restando importancia.- ¿Qué te parece si almorzamos juntos en forma de festejo?.- le propuse, ella gustosa aceptó, estuvimos todo el día juntos, cada segundo con ella me hacía sentir cosas, me hacía sentir vivo, me hacía tener ganas de que nunca se fuera de mi lado, y eso estaba más que claro que jamás permitiría. Luego la llevé a cenar para terminar la noche caminado por el parte de la cuidad, acompañados de una noche estrellada y un clima perfecto. Cuando la dejé en la puerta de su departamento, me tomó por sorpresa cuando se puso en puntas de pies y besó mi nariz ruborizada.

-Muchas gracias por este tan bonito día.- me mordí el labio para no sonreír como imbécil, estaba tomando cancha y confianza conmigo lo cual me fascinaba.

-No...gracias a vos.- tomé su rostro entre mis manos y lentamente me acerqué a ella, lo hice así para ver si se alejaba pero no lo hizo, mantuvo la mirada en mis labios lo cual provocó mi sonrisa y contagiara una en ella, me acerqué aún más a ella, y por fin tomé sus labios junto con los míos, no pude evitar gemir gustoso, era tan suaves y carnosos, con mi lengua delinee sus labios pidiendo sólo por esta vez permiso. Cuando abrió lentamente su boca, metí mi lengua ansiosa por explorar cada rincón de ella, y eso hice, nunca pensé llegar a disfrutar tanto de unos labios. Con mi mano acaricie su rostro y luego descendí con su cuello, continúe por sus brazos, pasando por sus manos y terminando en su pequeña cintura la cual rodee con mi brazo y pegué su cuerpo al mío, todo eso sin dejar de saborear su boca, encantado por ser correspondido.

Cuando el aire nos exigió entrar me separé lentamente de ella. Ambos aún con los ojos cerrados y la respiración acelerada.

-Eso fue..- suspiró, yo sonreí.

-Perfecto preciosa.- asintió en afirmación junto con una sonrisa.-¿Nos vemos mañana?.- pregunté ansioso.

-Claro..-me miró aún sonrojada.

-Mañana pasó por vos hermosa.- Volví a devorar sus labios, ansioso por explorar una vez más cada rincón de su dulce boca.- Buenas noches.- le dije una vez separados.

-Bu..enas noches.- me dijo son una sonrisa nerviosa, entró a su departamento, dejándome deseoso por más, pero todo a su tiempo, de a poco sabrá a quién le pertenece.

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Semanas después

En estas semanas no hubo un día sin que no lo pasara con Sophie, si no podía verla por el trabajo me las arreglaba para que así fuera, siempre estaba dispuesto y disponible para ella. Cada vez que la veía me devoraba sus labios con desespero, me había vuelvo adicto a ella, mis dedos se habían vueltos a adictos a su piel, yo me había vuelvo adicto a su aroma y a toda ella. Mi cuerpo reaccionaba a cada pequeña caricia o roce que ella me daba, cada beso en la mejilla o sonrisa, a su risa y a voz. Me desesperaba y enloquecía cuando no la tenía conmigo, necesitaba verla y saber cada movimiento de ella, que hacía y que no. La necesitaba con desesperación.

Luego de haber tomado mi dosis de su boca, nos pusimos a ver una película que no sabía de que se trataba sólo pensaba en ella y en lo perfecto que nuestras manos encajaban. Mi otra mano inquieta bajo de su brazo lentamente hasta llegar a su cintura, como estaba de costado apoyando su cabeza en mi pecho su aroma me embriagaba cada vez que respiraba, aproveche su posición y bajé a un más su mano, llegando a mi tentativo destino. Acaricié su culo suavemente, guardándome las ganas de apretarlo, me moría por hacerlo pero quería ir despacio sólo por ella, en cuanto sintió mi mano, levantó su mirada.

-Ant..on.- no la deje terminar porque besé hambriento su boca, como si nunca la hubiera besado antes, me incorporé provocando que ella también lo hiciera, en cuanto correspondió mi beso, tiré para atrás su cuerpo logrando así que se recostara en el sillón, con mis manos acaricié su cuerpo mientras sentía como me quemada.- Anton.- volvió a susurrar, mandando descargas a mi ya erecto pene, provocando un placentero dolor, me acomodé entre sus piernas, haciéndola saber lo mucho que me gustaban sus besos y las tiernas caricias que me daba en el cabello y cuello. Me separé de ella sólo un segundo para tomar aire y ahora atacar su cuello.- Anton... esperá.- estaba hechizado quería tomarla y reclamar como mío aquel pequeño y sexy cuerpo.- Esperá...por favor.-me paré de golpe en cuanto la escuché suplicar.

-Perdón preciosa.- me levanté de ella y pase mis manos por mi rostro frustrado, las ganas de que volverla a besar y hacerla mía sin importarme que me pida que me detenga, me tentaban y mucho, la imagen de ella despeinada con la respiración agitada, se me hacía excitante, estaba jodidamente excitado pero no podía tomarla cuando se me diera las ganas...no ahora. Su cuerpo pronto sería mío, tendría incontables marcas, mostrándole que era mía y que cada vez que se mirara en el espejo vería a quién le pertenece.

-No...esta bien...sólo que ahora no estoy lista.- me dijo sentándose.- No hasta que sienta que no me romperás el corazón.- me dijo poniendo un mechón detrás de su oreja. Sonreí.

-Hermosa.- la cargué como si fuera una pluma y la senté en mis piernas, ella sólo se sonrojó.- Te prometo que jamás te rompería el corazón.- acaricié su hermoso rostro.- ¿No te diste cuenta lo loco que me tenés por vos?.- ella negó avergonzada.- Mi dulce Sophie.- me acerqué a su oreja para luego lamer lentamente el lóbulo de esta.-Con el tiempo verás lo loco estoy por vos.- volví a susurrar.

-Prometes no lastimarme?.- me preguntó casi suplicante.

-Jamás hermosa.- le prometí sin pensar que sería lo que más le haría.

💀Tu rey del infierno💀⚫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora