Las cosas son Sophie iban perfectas, cada vez que soltaba más conmigo y me tenía más confianza, ahora me besaba con más pasión y sin tanta vergüenza.
Tenía pensado hacerle una proposición junto con una sorpresa, cada vez me sentía más ansioso de ella y adicto. Quería que fuera mía de todas formas posibles, corazón, cuerpo y alma, todo de ella debía de ser mío.
Luego de salir del calabozo me encaminé a su a casa necesitaba ayuda, en este tipo de cosas no tenía ni la más puta idea.
-Arseni.- dije entrando a su cuarto, era domingo y estaba tirado sobre la cama en ropa interior, junto con su laptop.
-Hola hermano.- me dijo sin mirarme.
-Necesito tu ayuda.- dejó de hacer lo que estaba haciendo y me miró intrigado.
-wow mi hermanito mayor necesita mi ayuda...esto es interesante.- sonrío divertido, en cuanto a mi rodee mis ojos molesto.
-¿Me vas a ayudar o no?.- le pregunté apoyándome en la puerta de su cuarto, molesto.
-Sabes que si...no importa cuantas veces me golpees.-me dijo aparándose en la cama para luego tomar unos pantalones y remera.- siempre te ayudaré en todo, sabes lo mucho que te quiero hermano.- me dijo una vez cambiado, me tensé ya me había desacostumbrado a su penosa cursilería.
-Bien...gracias.- sólo eso le dije, incluso mi comentario para nada afectivo lo sorprendió causando una pequeña sonrisa, por lo general lo mandaba a la mierda.
-¿Qué necesitas que haga por vos?.- dijo caminando hacia mi.
Por más que en desacuerdo estaba su mirada en cuanto le dije para que lo necesitaba, sin rechistar me ayudó con todo, me consiguió el paquete y varias rosas blancas.
-Rosas blancas?.- le pregunté extrañado.
-Si..s..si son sus favoritas.-frunció el entrecejo.
-¿Y vos como carajo lo sabías?.- le pregunté molesto.
-Yo...vos me lo dijiste en un momento.- negué con la cabeza mientras me acercaba amenazadoramente.
-Eso es mentira Arseni, más te vale no mentirme.- juguetee con el cuchillo que había sacado de mi bolsillo.- sabes lo que me provoca una mentira.- volví a guardarlo.
-M..mientras te conseguía las cosas, busqué con poco de su información.- apreté mi mandíbula.- pero esperá...solo para ayudarte mejor...lo juro.- no me dejaba mirar sus ojos, ya que, mantenía su mirada en cualquier lugar que no fueran los míos.
-Bien.- dije para nada convencido.- no tengo tiempo para esto ahora.-Me giré para alejarme de él, logrando escuchar un pequeño suspiro.
Luego de que repasamos el plan me ayudó con todo y me subí al auto.
-Arseni.- lo llamé antes que se alejara, giró para hacerse a mi.- Gracias...hermano.- Toqué apenas su brazo ya que se encontraba apoyado en el marco de la ventana del auto, me miró sorprendido.
-De...de nada hermano, cuando quieras.- dijo alejándose y mirándome extrañado, encendí el auto y arranqué para su departamento.
Con una mano en el manubrio y con la otra en la grande caja con agujeros que no paraba de moverse. Estaba bastante ansioso, había planeado todo perfectamente bien, quería que salga todo perfecto. Debía de admitir lo nervioso que estaba. Apagué el auto y baje con las cosas con sumo cuidado, acomodé todo afuera como me dijo Arseni que lo haga y cuando estuve listo, toqué el timbre.
-Voy.- me dijo aquella voz que me quitaba el sueño, su puerta se abrió dejándome ver su hermoso rostro sorprendido al ver en mi manos el pequeño cachorro junto con las no sé que tantas rosas blancas.- Anton...- se llevo las manos a la bocas, mirándome con una sonrisa preciosa.- que es todo esto...mira que preciosura.- dijo mirando al cachorro.
-Hay algo que te quise preguntar desde que te vi.- me acerqué a ella y le entregué el cachorro y las rosas.- Sophie...¿Queres ser mi novia?.- le dije nervioso, esperaba no tener que obligarla.
-Oh Anton....- dejo al cachorro luego de acariciar su cabeza y saltó a mis brazos.- ¡Claro que si!.- me dijo feliz, sonreí contento.
-Me alegro tanto hermosa.- le dije mientras devoraba su boca.
-¿Que tal si lo celebramos como se debe?.- me dijo pícara por primera vez mientras me tomaba de la remera y me besaba, gemí gustoso.
Si bien no hubo sexo, la previa estuvo excelente, rosaba mi pene endurecido contra su vagina mientras aún teníamos ropa, friccionada contra ella mientras la oía suspirar de placer, estaba durísimo, muy excitado tanto que quería desnudarla y cogerla como animal salvaje pero el maldito perro lo jodió todo.
-Basta zimba.- le dijo riendo, ya que, el maldito pulgoso se puso a lamerle los pies, gruñí molesto ni un día con este pulgoso y ya me jodía, reí falsamente para que no notara las ganas de destripar al peludo bicho.
-¿Simba?.- le pregunté sentándome en el sillón haciendo que ella se sentara encima de mi, cada pierna a un lado, tenerla así aunque sea con ropa era completamente excitante, sentía como mi pene volvía a endurecer.
-Nooo..zimba..con Z amor.- me dijo riendo...amor...amor, esa palabra retumbó por mi cabeza haciendo eco, erizándome la piel.- ¿Todo bien?.- me preguntó preocupada, asentí con la cabeza.
-Todo más que perfecto mi amor.- le dije mientras volvía a comer su boca, ella río.
Pasamos toda la tarde hablando y mirando películas junto con el saco de pulgas que andaba encima de ella todo el tiempo, me molestaba y mucho, además que tiraba pelos por todos lados, por momento me arrepentía de haberle comprado ese animal pero se me pasaba cuando la miraba con esa sonrisa tan preciosa que tiene, escucharla reír hacía que mi corazón se acelere, y hacía que un cosquilleo se instalara en mi estómago, era extraño pero a la vez me relajaba, estar con ella me hacía sentir tranquilo, ella me hacía sentir algo y no podía negar que me gustaba sentirlo.
-Anton.- me dijo mientras yo hacía la cena.
-¿Que pasa amor?.- le dije mientras revolvía la salsa.
-¿Te acordás que te conté que andaba buscando trabajo? ¿algo que tenga que ver con mi carrera?.- asentí.- Bueno adivina, lo conseguí.- me giré hacia ella y me acerqué para abrazarla.
-Estoy orgulloso de vos hermosa, me alegro.- besé sus labios.- ¿ En donde lo harás?.- le pregunté mientras dejaba la salsa terminar de cocinarse junto con los fideos.
-Bueno...como técnicamente me falta un año para recibirme, un amigo mío de la universidad..-dejé de escuchar en cuanto dijo la palabra "amigo", sintiendo un agrio sabor de boca- ¿no te parece estupendo?.- volví a la realidad, tratando de que ese "amigo" no me molestara.
-Perdón, no te escuché.- le dije algo desentendido.
-Amoor.- dijo riendo.-te decía que Liam mi amigo de la universidad me dejó trabajar con él en su clínica y hacer mis orientaciones.- me dijo sumamente feliz.
-¿No es tu compañero?¿Porqué tiene una clínica?.- le pregunté con una sonrisa fingida no me agradaba para nada esa estúpida idea.
-Es de su padre en realidad, pero prácticamente creció ahí, asique la carrera la hizo excelente, está a punto de recibirse.- me explicó.
-Bueno entonces me alegro mucho por vos mi amor.- levanté la copa y sonreí.-salud.- le dije.
-Salud.- tomó mi rostro y me besó.
Luego del tema, cenamos, miramos una película y luego de devorarla, lo más que me dejó hacerlo, me despedí de ella y me fui para casa.
Me costo demasiado no darle vueltas al asunto de su "amigo", pero ya me encargaría de eso.
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💀Tu rey del infierno💀⚫
Ficção AdolescenteEscucho el sonido del timbre, una vez que lo presione con mi dedo, para luego escuchar, el sonido de una melodiosa voz. - Voy.- me dijo del otro lado de la puerta, fue demasiado grande la tentación el querer escuchar otra vez esa vos, así que toqué...