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Si Alec pudiera cambiar las cosas, definitivamente lo haría. Lo que más quería desde hace años, finalmente se había cumplido. Sin embargo, nada era como había imaginado. Tras mucho esfuerzo de ambos chicos, Thiago y él entraron a la misma secundaria, la misma generación. Estaban tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. El primer año cada uno estuvo en un salón distinto. Alec solo veía a Thiago durante los descansos o la salida. Inconscientemente sus ojos lo buscaban con frecuencia. Su necesidad de acercarse y hablarle como si fueran amigos no desaparecía por más que Alec se esforzaba. Cuando veía a Thiago comiendo solo en la mesa más alejada de la cafetería, su corazón se llenaba de tristeza y anhelo de ir con él. Thiago no tenía que estar solo. No importaba el tiempo que pasaba, siempre había un hoyo en su corazón al saber que si quisiera, podría acercarse a él.

El segundo año, no fue mejor que el primero. Nuevamente, ambos habían sido puestos en salones diferentes, la diferencia es que ese año Mike y Dariel estaban con Alec, mientras que Saúl, y Piero con Thiago. Su grupito de amigos se reforzó con la entrada de Saúl al colegio y era casi imposible separarse de ellos. Cada vez era más difícil observar a Thiago sin ser descubierto y cuestionado por sus amigos, en especial por Piero. Él fue el primero en notar la atención que Thiago causaba en Alec. Sabiendo que Piero no diría nada, Alec decidió contarle sobre el interés que tenía sobre Thiago, omitiendo la información de su amistad fuera de la escuela. Piero se lo tomó bien, e incluso se ofreció a contarle sobre Thiago durante clases, aprovechando que estaban en el mismo salón.

Las reuniones que mantenía fuera de la escuela siguieron como de costumbre, todas las tardes saliendo del colegio, Alec se encaminaba a la banca, independientemente de si Thiago estaba ahí o no. Thiago trabaja durante la tarde, por esa razón acostumbraba a llegar por la noche entre semana. Ese lugar se había vuelto parte de su rutina con rapidez, ya fuera para verse con Thiago o simplemente para pasar el tiempo ahí.

No fue hasta su tercer año de secundaria que finalmente ambos habían sido puestos en el mismo grupo. Alec pudo ver con más cercanía como se comportaba Thiago durante clases. A pesar de que Piero había cumplido lo dicho, y todo el año le habló de Thiago, Alec prefería verlo en persona. Siempre lo veía desde la otra punta del salón. Veía como no hablaba con nadie a menos de que fuera necesario, siempre con amabilidad y respeto. Veía como algunas clases se ponía a escribir poemas en lugar de tomar notas. Durante los trabajos en equipo, Thiago iba directo al punto y evitaba pasar tiempo con los demás. Era muy reservado. Alec notó que era el propio Thiago quien se aislaba por sí solo.

Amaba ver como se comportaba y analizarlo todo desde su perspectiva, para después escuchar la del propio Thiago. Tratar de adivinar qué era lo Thiago estaba pensando en determinadas situaciones era entretenido, luego al final del día podría descubrir si había acertado. El año se fue con rapidez y antes de que se diera cuenta, se estaban graduando de secundaria.

La graduación fue una ceremonia sencilla que el colegio organizaba cada año. Thiago ya le había contado que no quería asistir, sin embargo, Light lo convenció asegurando que sería divertido. Ese día, Alec no tenía planeado hablar con Thiago, aún así Piero no opinaba lo mismo. Con unos cuantos movimientos consiguió que los dos se sentaran juntos durante la entrega de diplomas, obligándolos así a pasar juntos a recogerlos. Cuando los nombraron, ambos se levantaron, Alec recogió su propio diploma tras agradecer al director. Piero le hizo una señal con los ojos, indicando que hablara con Thiago. Un poco reacio, pero sin querer decepcionar a su amigo, por primera vez en tres años, Alec habló con Thiago.

—Felicidades —musitó nervioso.

—Igualmente —Una palabra. Solo le contestó con una palabra antes de bajar del escenario y retirarse del lugar. Alec vio como Thiago se iba sin despedirse de nadie. No necesitó más para entender. De todas formas, Alec había tomado la decisión de que todo fuera así. Thiago lo veía como un compañero más, incluso estaba seguro que no conocía su nombre. Alec no significaba nada para Thiago. Así era y así sería. 

Fuera de esa banca, su relación no existía. 

El chico mariposa - LonelinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora