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La puerta se cerró. Una mujer salió del coche furiosa, sus pasos golpeaban bajo la lluvia con prisa.

—Bajate.

Una pequeña mano tomó el picaporte y abrió la puerta, sin saber dónde estaban, sacó sus piernas y salió de la parte trasera del coche. La mujer le dedicó una mirada de odio mientras lo empujaba con la pierna para que avanzara.

—Rápido, no quiero mojarme —bufó.

—¿Dónde estamos? —preguntó el pequeño.

La mujer no contestó y solo caminó más rápido. El niño observó a su alrededor, árboles y más árboles se alzaban con gracia, podía oler el mar y escuchar el barullo de la gente. Rápidamente llegaron a la entrada de una pequeña casa.

—Mamá... deje mis colores en el carro —murmuró el menor.

—Cállate —exigió. Tocó la puerta con desesperación, pasaron unos segundos hasta que unos pasos se escucharon. Una señora abrió con sorpresa.

—¿Beatriz? —sus ojos voltearon hacia el niño — ese es, ¿Thiago?¿Qué están haciendo aquí?

Thiago vio a la señora con curiosidad, no la conocía pero ella sabía su nombre. Su madre tomó su brazo con fuerza y lo empujó adentro de la casa.

—Quedatelo —espetó.

—¿Disculpa?

—Dije —aventó la pequeña mochila que sostenía en su hombro, al caer golpeó en la pierna de Thiago— que te lo quedes.

La anciana se sorprendió con el actuar de su hija, con prisa levantó la mochila y encaró a la mujer frente a ella.

—¿Cómo me pides algo así? ¡Es tu hijo! —exclamó.

—Yo no lo quiero —se limitó a contestar.

—Mamá...

—¡Te dije que te callaras, todo esto es tu culpa! —lo apuntó con el dedo mientras levantaba la voz.

—¡Beatriz! ¿Cómo puedes decirle algo así al niño?

—¡Es verdad, si el pequeño se hubiera callado nada de esto estaría pasando, nos arruinó la vida a mi y a su hermano, suficiente tenía con tener que soportarlo y ahora por su culpa su hermano tiene que ir a juicio! —cada palabra salió con odio, odio dirigido a Thiago.

—¡Te prohibo hablar así de mi nieto!

Thiago solo las veía sin decir nada, vio como su abuela lo defendía de su madre, escuchó todo lo que la mujer que le dio a luz decía en su contra. No se dio cuenta cuando comenzó a llorar.

—¡No llores, odio a los niños llorones! —gritó su madre.

Con rapidez, limpió las lágrimas de su rostro, su abuela se dio la vuelta y lo abrazó.

—No la escuches querido, no la escuches.

—¡No quiero volver a verlo nunca más, así que quédate con él, no nos busques y tampoco nos relaciones, solo es un inútil que no sabe como quedarse callado!

—Quiero que te largues —escupió la anciana— lárgate de mi casa y no vuelvas, ya no eres mi hija, y tampoco eres su madre.

Thiago sentía la presión del agarre de su abuela, se sintió incómodo. Cuando sintió que lo soltaba, con prisa salió corriendo. Escucho los gritos de su abuela llamándolo, seguido de los gritos de su madre. No quería oirlas más. Corrió bajo la lluvia sin saber a dónde ir, no sabía dónde estaba, solo quería alejarse de todo. Corrió y corrió hasta que sus pequeñas piernas se cansaron y no podía respirar bien. El piso estaba lleno de lodo, el cielo lloraba junto a él. Los animales estaban escondidos, la gente también, estaba solo y estaba perdido. Dio vueltas y vueltas hasta que se topó con una banca y un niño que lo veía con tristeza. Se detuvo un segundo cuando el contrario le indico que se acercara. Vio sus ojos sin saber qué hacer.

Una lágrima rodó por su rostro y cayó sobre la almohada. Odiaba soñar. Odiaba despertar y odiaba darse cuenta que todo estaba igual que siempre. Cerró los ojos con fuerza y respiró con profundidad. Tenía que ir a trabajar, tenía que ir a la escuela, tenía que ayudarle a su Tata, tenía que volver con Alec. Tenía tanto que hacer, y aun así, no podía levantarse de la cama.

Abrió los ojos y vió el vaso que su abuela le había dejado antes de irse. Con dificultad, se enderezó y tomó un sorbo de agua. Su boca estaba seca y sus labios cortados, le sorprendió que todavía podía soltar lágrimas.

Sus ojos se perdieron en su ventana, estaba atardeciendo, la luz entraba en su cuarto y decoraba todo de naranja. Su mente se despejo. Veía el centro, la gente y los barcos. Veía todo y nada a la vez. Simplemente se perdió.

Notó el paso del tiempo cuando el sol por fin desapareció y fue reemplazado. Regresó en sí cuando vio un sobre recargado sobre el marco de su ventana, extrañado se levantó y se acercó. Tomó el papel entre sus manos con cuidado, lo evaluó sin saber de donde provenía. ¿Su abuela?

Rasgo la envoltura y saco su contenido, desdobló la hoja y leyó el contenido.

"Hola extraño,

Espero que no te moleste, pero le pedí a Tata que te diera esta carta. Sabes, por fin te visite en tu casa y tú no me recibiste, se que estabas en tu habitación y también sé que lo escuchaste todo. Está bien Thi, sé que necesitas tiempo y estoy dispuesto a darte todo el tiempo del mundo. Aunque me hubieras visto, estuve a punto de abrir tu puerta, pero finalmente me detuve, uff fue difícil en verdad. Merezco al menos un halago.

Hace mucho que no te he visto, estoy seguro que debes estar bien, probablemente en tu cuarto encerrado sin hacer nada más que escribir y pensar. Últimamente también lo he hecho.

Nunca pensé que las cosas resultarían así, cuando te conocí vi a un niño lastimado. En realidad nunca supe porque, pero tus ojos decían tanto, que supe que no podíamos ignorarlo. Supongo que ahoras pensaras que soy un idiota por solo decir que tú estás lastimado, digamos que yo también lo estoy.

Solo somos dos niños lastimados que casualmente se hicieron amigos.

Nunca te dije nada porque no quería que lo supieras. Desde que pasó lo de Cass, lo único que recibía eran miradas de lástima y tristeza, no quería agregar más dolor a tu mirada, no más. Ahora me doy cuenta que si te hubiera dicho muchas cosas hubieran sido distintas. Desde hace tiempo que sé lo que sucede. Soy un mentiroso que nunca tuvo el valor de enfrentar la realidad, tampoco sabía cómo hacerlo.

Durante años te observe, te observe en silencio.

Eres una persona realmente interesante, y a mi me gustan los retos JAJAJA.

Sé que vas a desaparecer, y ya me preparé mentalmente. Cuando regreses, te esperaré para que me cuentes todo lo que quieras, tal vez esta vez no tengas tanto de qué hablar, pero eso no importa porque de todas formas yo voy a estar ahí para escuchar. Siempre voy a estar ahí.

No quiero que pienses que nada de esto es tu culpa, te lo prohibo rotundamente. Siempre supe como me veías, y yo lo acepte, asi que no pienses mal.

Realmente me estoy esforzando para escribir esto, no soy bueno con las palabras, el bueno eres tú. Yo soy mejor dibujando.

Ah y por cierto, vas a recibir más cartas como estas, esta bien si no me contestas, no te preocupes por eso.

No va a ser tan fácil deshacerse de mí.

pd: incluí un regalo que tal vez recuerdes"

Con cariño,

Alec, tú Light.

Dobló la carta de nuevo y tomó el otro papel, era un dibujo, sin embargo, no era cualquier dibujo. Era el dibujo que él había hecho hace muchos años. Su abuela, Light y él tomados de la mano, todo hecho con rayones y líneas chuecas. Un detalle había sido agregado, detrás de Light se podía ver a otra persona sonriente, sus manos se postraban sobre los hombros de ambos niños. Era Alec.

Una sonrisa se dibujó en su rostro.

"Le faltaba una actualización"

Alec

El chico mariposa - LonelinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora