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Uno, dos, tres golpes. Un "ya voy" resonó antes de que la puerta se abriera. Un señor de unos 50 años lo recibió, el cabello tenía signos de la adelantada edad con unas cuantas canas, las arrugas se juntaban debajo de su ojos y una sonrisa de amabilidad los acompañaba. Era igual a Alec.

—¿En qué puedo ayudarte jovencito? —su voz sonaba gruesa y masculina, sin embargo hablaba con tanta calidez que Thiago se relajo un poco.

—Buenas tardes señor, ¿se encuentra Alec? —preguntó.

—No está en casa ¿quien lo está buscando? —contestó mientras levantaba una ceja.

—Me llamo Thiago, soy amigo de Alec, vamos a la misma escuela —explicó— Alec me dijo que me iba a prestar su bicicleta porque la mía se dañó.

El hombre lo analizó de arriba abajo, tras una exhaustiva evaluación finalmente sonrió y abrió la puerta indicando que pasara.

—Mucho gusto Thiago, mi nombre es Bernardo, soy el papá de Alec —le ofreció la mano en forma de saludo.

—Un gusto señor —Thiago tomó la mano del hombre y la estrechó.

—Mi hijo va a llegar en una media hora ¿no te molesta esperarlo?

—Claro que no señor, puedo esperar.

—Muy bien —el hombre avanzó frente a él, volteó la cabeza y habló— no te preocupes con eso de señor, puedes llamarme Bernard —dijo con una sonrisa.

Thiago dudó un segundo antes de hablar—Está bien... Bernard

Al escucharlo referirse así a él, el señor asintió con felicidad. Dio una vuelta hacía la izquierda, dejando a Thiago detrás.

—¿Quieres algo de beber Thiago? —La voz del hombre se escuchaba desde la cocina. Mientras no estaba, Thiago analizó la casa con detenimiento. La entrada a pesar de ser pequeña era muy acogedora, había un perchero justo a la izquierda con algunos sombreros colgados, unos zapatos que parecían ser de mujer se acomodaban en la otra esquina. Thiago avanzó más y se encontró con unas fotografías de un bebe, Alec, pensó— Tengo agua, café y tal vez ¿una cerveza? ¿Cuántos años tienes muchacho?

—Tengo 18 seño... Bernard —se corrigió— pero no tomo alcohol no se preocupe, con agua estaría bien, gracias.

Bernard regresó con una cerveza en una mano y un vaso de agua en la otra, le ofreció a Thiago el agua y lo dirigió a la sala de estar. A pesar de tener una decoración sencilla el lugar parecía estar lleno. Habian dos sillones, ambos de color naranja oscuro, el señor Bernardo se sentó en el más pequeño. El más grande tenía una mesa hecha de madera justo en frente, en ella había otra foto. El papá de Alec, Bernard, junto a su esposa e hijo sonriendo en una fotografía familiar. Alec aparecía como un niño de unos 3 años, le resultaba familiar.

—Recuerdo cuando tomaron esa foto, fue imposible hacer que Alec se quedara quieto, tuve que chantajearlo con unos colores nuevos —el señor Bernardo notó como Thiago prestaba atención a la imagen. Thiago al ser descubierto solo rió ante el comentario.

—Tú que eres amigo de mi hijo, cuéntame un poco de él, es super sarcástico y burlón con los demás ¿o solo lo es conmigo? —preguntó con indignación. A Thiago le recordaba a un poodle enojado.

—La verdad si es un poco burlón, pero no creo que sea tan sarcástico.

—¡Lo sabía! La tiene jugada contra mí —exclamó con dramatismo. Thiago no pudo aguantar y soltó una risilla —ah ¿tu también Thiago? –lo cuestionó.

—No no no señor, perdóneme. —negó con las manos.

Bernardo solo soltó una carcajada ante la reacción de Thiago —tranquilo chico, yo no muerdo —le dio un trago a su cerveza con satisfacción. Thiago lo acompañó tomando un sorbo del vaso que sostenía.

El chico mariposa - LonelinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora