CAPÍTULO 11: DOS AMANTES HERIDOS

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La cena había transcurrido con tranquilidad y armonía. Sin embargo, el Sr. Kang no había parado de toser, y esto a su vez le había provocado un severo cansancio.

- Abuelito, deberías irte a recostar. El viento te tiene muy mal. – Le pidió Seul-hee con preocupación.

El anciano solo asintió, pues no se sentía ni capaz de hablar.

- Si, papá. Vamos adentro. – Añadió Ha-neul. – A mi también me tiene un poco mal este frio. Siento que me duelen los huesos.

- Coincido contigo. Ya estamos algo mayorcitos como para estar acá tanto tiempo. – Concordó su hermano.

- Ven, yo te ayudo. – Dijo Seul, ofreciéndose a acompañar a su abuelo hasta su habitación.

Había que llevarlo en una silla de ruedas, pues el anciano estaba muy cansado y le costaba caminar sobre la arena. Todos los mayores se retiraron a excepción de Hyo-jin.

Ésta tomó la palabra y ofreció un brindis por su hija.

- Ahora que ha terminado la cena, podrá iniciar la fiesta. – Continuó la mujer. - Yu-jin quisiera bailar la primera pieza, pero lamentablemente su padre no está aquí, y aunque el abuelo quisiera, él no está en condiciones de acompañarla. Por eso estaba pensando que tal vez su cuñado quiera bailar con ella.

Los ojos de Hoseok se abrieron como platos. Se quedó en completo silencio, como si estuviese congelado.

La joven pasó adelante junto a su madre. Tenía una mirada nerviosa y evitaba en cierto modo el contacto visual con él, mientras que sus mejillas estaban un poco ruborizadas.

De pronto todos empezaron a aplaudir para alentarlos, así que Hoseok no tuvo más opción que levantarse de su asiento y pararse frente a ella.

La música empezó a sonar, era una pieza instrumental suave y romántica. Ella se acercó más y colocó una mano en su hombro. Él aclaró su garganta, la tomó de la cintura lentamente y agarró su otra mano para empezar a moverse al ritmo de la melodía.

La cumpleañera llevaba puesto un vestido de color blanco marfil, hecho de una tela ligera de algodón y seda. Éste tenía un corte ajustado en la cintura y una falda con aberturas en los laterales que le permitían lucir sus largas piernas. El escote era en forma de V, con finas tiras en los hombros que se ataban a modo de lazo en la espalda.

Ella llevaba años usando el mismo champú, por lo que su cabello tenía un aroma que despertaba en Hoseok muchísimos recuerdos.

Cuando Seul-hee regresó a la playa, se encontró con la escena. No podía creer lo que veía. A pesar de ser una situación que aparentaba ternura, el rostro de Hoseok permanecía completamente apático, aun cuando Yu-jin se recostó en su pecho en medio de la danza.

Mientras los observaba, no podía evitar pensar en los sentimientos de ambos; era como presenciar la historia trágica de dos amantes. Este pensamiento le provocó que se posara un nudo en su estómago.

Al finalizar la música, todos aplaudieron y de inmediato comenzó una nueva pieza mucho más movida. Todos empezaron a gritar y corrieron a ocupar la pista de baile improvisada.

Hoseok soltó a la joven y regresó a su asiento a prisa. Seul-hee se acercó a él y colocó sus manos sobre sus hombros, estrujándolos un poco como para consolarle.

Él cruzó su mano derecha hacia su hombro izquierdo y tomó a la pelinegra de la muñeca, procediendo a halarla con fuerza para hacerla sentarse sobre su regazo. Ella lo miró pasmada, pero antes de que pudiera decir o hacer algo, él se inclinó hacia adelante para darle un ligero beso en los labios.

Un Caótico Pacto de Amistad (J-HOPE DE BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora