Un Caótico Pacto de Amistad (J-HOPE DE BTS)

CAPÍTULO 20: OBNUBILACIÓN

*Narrado por Hoseok*

Estaba viviendo días aterradores debido a mi situación con Seul. Dentro de mí sentía una mezcla de emociones a las que no podía darles nombre, así que simplemente las describiría como un enorme dolor de tripas. Era obvio que ninguno quería hablar del asunto, pero al mismo tiempo – al menos yo – sentía la enorme necesidad de hacerlo.

Nos tocaron un par de días libres debido a que la agenda de los chicos estaba vacía. Ellos habían optado por quedarse durmiendo en su hotel tanto como pudieran, así que éramos de nuevo solo nosotros dos.

Me desperté a media mañana, sudando profusamente después de aquel sueño prohibido, que incluso despierto invadía mi mente, me duché a prisa y salí hacia la cocina a buscar algo para comer. Mi asombro fue grande al encontrarme con la pelinegra; no quería verla a los ojos ya que sentía una enorme culpa por codiciarla. Estaba seguro de que Seul me odiaría si supiera que ella era protagonista de las escenas más impuras que se pasaban por mi mente. Así que lancé mi mirada al suelo, tratando de esquivarla.

Pero mi sorpresa fue mayor cuando noté sus bellas y tersas piernas. Mis ojos siguieron su recorrido hacia arriba, hacia sus muslos, y así descubrí que ella llevaba el short más corto que yo había visto jamás. La tela era medio transparente, por lo que rápidamente me di cuenta de que llevaba ropa interior diminuta. La sangre me corrió de inmediato hacia el rostro y hacia la entrepierna.

Seul volteó hacia mí. Vestía un pequeño crop top a juego con el short, era de tirantes finos, en forma de V en el escote y terminaba en medio del abdomen, dejando al descubierto su pequeña cintura. La vista de sus senos a través de la tela rala me hizo tragar con dificultad. No sé si ella notó cómo la miraba, pues solo me sonrió.

- Hobi, al fin despiertas. Preparé algo ligero, ¿quieres comer? – Me preguntó.

- Ah-ah... si, claro. – Respondí titubeante, apartando la mirada de nuevo.

Ella se acercó a mí y me tomó del antebrazo, llevándome hacia el asiento más cercano e invitándome a sentarme. Retiró su mano lentamente, sintiéndose más como una caricia. Yo levanté la ceja en desconcierto.

Ya tenía servidas frutas en un tazón y el jugo exprimido en una jarra. En pocos segundos saltó el pan de la tostadora, haciéndome brincar un poco a mi también. Ella los sirvió en un plato y colocó la mantequilla y la mermelada en otros dos recipientes, acomodando todo frente a mí en un instante. Luego se sentó a la par mía y cruzó las piernas una sobre la otra.

- ¿Te gusta lo que ves? – Indagó.

"¿Está hablando de la comida, cierto?" Pensé.

- Por supuesto, gracias. No me esperaba ser recibido con el desayuno esta mañana, se ve estupendo.

- Si hay algo más que quieras, solo dímelo. – Continuó ella, esta vez poniendo su mano sobre mi pierna. – Haré lo posible por complacerte.

Yo no sabía si mi sucia mente me estaba jugando trucos o si ella estaba... coqueteándome. ¿Sería posible? Nunca la había visto así.

Aclaré mi garganta de nuevo y moví un poco la pierna para acomodarme bien frente al plato, pero ella no removió su mano hasta unos segundos después.

- ¿Tú no vas a comer? – Le pregunté.

Ella sonrió de nuevo.

- Claro que sí, tontito. ¿O acaso piensas comerte todo esto tú solo?

Después de decir esto, la pelinegra alcanzó un trozo de fruta y se lo llevó a los labios de una manera casi seductora. "¿Estoy alucinando?"

Hice mi mayor esfuerzo por ignorarla por un rato y concentrarme solo en mi plato. Cuando terminé de comer, me levanté a prisa para lavar los trastes y regresar a mi habitación.