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- Gael, tengo que irme - Dijo David con nerviosismo.

- ¿Qué pasa, David? ¿Estás bien? - Preguntó Gael con preocupación.

- No sé, Gael. Benjamín me acaba de llamar, y me dijo que mi madre se puso mal después recibir unos mensajes, y tengo un mal presentimiento.

- ¿Qué cosa, David? ¿Qué puede ser? - Preguntó Gael con preocupación.

- No lo sé, Gael. Pero tengo miedo de que se haya enterado de lo nuestro - Respondió David aún más nervioso.

- ¿De lo nuestro? ¿Cómo se habría enterado?

- No lo sé, Gael. Pero tengo ese mal presentimiento.

- David, no te asustes, tal vez sea otra cosa.

- No, Gael. Yo creo que es eso, creo que alguien nos ha delatado.

- ¿Quién, David? ¿Quién podría haberlo hecho? - Dijo Gael con sorpresa.

- No lo sé. De cualquier manera, tengo que ir a verla.

- Está bien, David. Vamos, déjame ir contigo.

- No, Gael. Es mejor que vayas solo, no sé cómo podría reaccionar ella al verte.

- Pero, David. Yo quiero estar contigo, quiero estar ahí para apoyarte.

- Lo sé, Gael. Y te lo agradezco mucho, pero por favor, entiéndeme. Esto es algo que tengo que resolver solo.

- Está bien, David. Te entiendo, por lo menos déjame llevarte hasta la entrada de la vecindad, y llámame cuando puedas.

- Lo haré, Gael, te lo prometo.

David y Gael se levantaron de la mesa. Pagaron la cuenta y salieron del restaurante. Ambos se subieron al auto de Gael rumbo a la vecindad en donde vivía David. Mientras tanto, David estaba muy nervioso, pensaba en qué podían ser esos mensajes que habían alterado tanto a su madre. ¿Sería posible que alguien le hubiera enviado algo comprometedor sobre él y Gael? ¿Quién podría haber hecho eso? ¿Y con qué intención?

Después de llegar a la vecindad, Gael y David se despidieron. David se dirigió a la casa y entró sin tocar. Se encontró con un panorama desolador. Su madre estaba sentada en el sofá, con el celular en la mano y las lágrimas en los ojos. Su hermana Jacinta estaba a su lado, tratando de consolarla. Y su sobrino Benjamín estaba parado a un lado, con una expresión seria y pensativa.

- Amá, ¿Qué sucedió? ¿Qué le pasó? - Preguntó David acercándose a ella.

Clara levantó la vista y lo miró con furia y decepción.

- ¿Qué me hiciste, David? ¿Cómo pudiste hacerme esto? - Le espetó.

- ¿De qué habla, amá? - Preguntó David desconcertado.

- No te hagas el inocente, David. Ya lo sé todo. Sé que eres gay - Respondió doña Clara con desprecio.

David se quedó helado al escuchar esas palabras. Su secreto había sido descubierto. Su mal presentimiento se había hecho realidad. Su madre sabía la verdad.

- Amá, yo...

- No me digas nada, David. No quiero oír tus mentiras ni tus excusas. Mira lo que me mandaron - Dijo Clara mostrándole el celular.

David tomó el celular y vio las fotos que le habían enviado a su madre. Eran fotos de él y Gael besándose en el restaurante desde distintos ángulos. Fotos que alguien había tomado sin su consentimiento y que ahora usaba para chantajearlo o humillarlo.

- ¿Quién le mandó esto, amá? - Preguntó David con angustia.

- No lo sé, David. No lo sé ni me importa. Lo único que sé es que eres un desgraciado, un degenerado, un pecador.

- Amá, por favor, cálmese. Déjeme explicarle...

- No hay nada que explicar, David. Lo único que tienes que hacer es irte de esta casa y no volver nunca más.

- ¿Qué? ¿Qué dice?

- Que te vayas, David. Que no quiero verte más en mi vida. No quiero verte en esta casa ni en la vecindad, me das asco y vergüenza.

- Amá, no seas así. Yo soy su hijo. Yo la quiero mucho - Intentó decir David.

- No me digas que me quieres, David. Si me quisieras no me harías esto. Si me quisieras no serías gay. ¿No has pensado en lo que va a decir la gente de mí? «El hijo de doña Clara es un degenerado». Piensa en lo que van a decir de tí también.

David sintió un nudo en la garganta y las lágrimas en los ojos. Su madre lo estaba rechazando por ser quien era. Su madre lo estaba echando de su vida por amar a quien amaba.

- Amá, yo no elegí ser así. Yo nací así, si nunca dije nada fue por miedo a que reaccionara como está reaccionando ahora. Y tampoco elegí enamorarme de Gael. Él es el amor de mi vida.

- No me hables de amor, David. Eso no es amor. Eso es una aberración, una enfermedad, una perversión.

- No, amá. Eso es amor. Un amor puro y sincero. Un amor invencible.

David se dio la vuelta y miró a su hermana y a su sobrino. Ellos también lo miraban con sorpresa y tristeza.

- Jacinta, Benjamín... Yo soy gay y estoy enamorado de Gael. Él es mi pareja y quiero que lo acepten. Por favor - Dijo David con la voz entrecortada.

Jacinta se levantó del sofá y se acercó a David. Lo abrazó con cariño y le dijo:

- David, yo te quiero mucho, eres mi hermano y siempre estaré contigo. No importa tu orientación sexual, lo único que importa es que seas feliz. Y si Gael te hace feliz, por mi está bien.

Benjamín también se acercó a David y le dijo:

- Tío, yo también te quiero mucho, no importa si eres gay o no. Tú siempre has sido un ejemplo para mí, has sido como un padre, me enseñaste a ser lo que soy ahora y siempre te agradeceré por eso. Yo te acepto como eres.

David sonrió con gratitud y los abrazó a los dos. Se sintió aliviado y feliz de tener el apoyo de su hermana y su sobrino.

- Gracias, Jacinta... Gracias, Benjamín. Ustedes son los mejores, los quiero mucho - Respondió David con lágrimas en los ojos.

Clara los miró con desaprobación y disgusto. No podía creer que su hija y su nieto apoyaran a David. No podía creer que su hijo fuera gay. No podía aceptarlo.

- No, no, no. Esto no puede ser, esto no es normal, esto no es natural. Es una aberración, una enfermedad, una perversión - Alegó doña Clara.

Clara se levantó del sofá y se dirigió a la puerta. Abrió la puerta y le dijo a David:

- Vete, David. Vete de esta casa y no vuelvas nunca más. No eres bienvenido aquí. No eres mi hijo. No te quiero ver más.

David se quedó paralizado y dolido. Su madre lo estaba echando de su casa y de su vida. Su madre no lo quería más.

- Amá, por favor... No me haga esto, no me rechace.

- Ya te lo dije, David. Vete, no me importa a donde vayas, no quiero verte aquí. No quiero saber nada de ti. Estás muertos para mí.

Después de echar a David de la casa, Clara cerró la puerta con fuerza dejando a David confundido y destrozado.

Nuestro Amor Invencible (Gael × David)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora