Nuestro Amor Invencible (Gael × David)

29.

Al pasar de las horas, la incertidumbre crecía entre la familia y los amigos de David. Se respiraba la tensión en el ambiente. Todos esperaban con ansiedad alguna noticia sobre el estado de David.

Por fin, salió un médico a dar la noticia de que David estaba bien. Afortunadamente, los daños eran leves. Su golpe en la cabeza no era de gravedad. Sería cuestión de días para que estuviera totalmente recuperado.

Todos respiraron aliviados y agradecieron al médico. Le pidieron que les permitiera ver a David. El médico les dijo que podían pasar uno por uno, pero solo por unos minutos, para no cansarlo.

La primera en pasar a visitarlo fue doña Clara, la madre de David. Al acercarse a David, no pudo contener las lágrimas. Había tenido mucho miedo de perder a su hijo y se alegraba de que estuviera bien.

- Hola, mi niño - dijo doña Clara, acariciando el rostro de David.

- Hola, mamá - dijo David, con una débil sonrisa.

- ¿Cómo te sientes? - preguntó doña Clara.

- Me duele todo - dijo David. - Pero estoy bien.

- Gracias a Dios - dijo doña Clara. - Gracias a Dios que estás vivo.

Doña Clara se inclinó y le dio un beso en la frente a David. Le dijo que lo quería mucho, que lo aceptaba como era, que por favor la perdonara.

- Perdóname, David - dijo doña Clara. - Perdóname por haber sido tan dura y tan injusta contigo. Perdóname por no haber aceptado tu relación con Gael. Perdóname por no haber sido una buena madre para ti.

- No tienes que pedirme perdón, mamá - dijo David. - Yo te entiendo y te perdono.

- Gracias, David - dijo doña Clara. - Gracias por ser tan bueno y tan generoso conmigo.

- No hay de qué, mamá - dijo David. - Yo te quiero mucho.

- Yo también te quiero mucho, David - dijo doña Clara.

Doña Clara se quedó un rato más con David, hablando con él y consolándolo. Luego le dio otro beso y le dijo que se fuera a descansar. Le dijo que volvería pronto a verlo.

Así fueron pasando uno por uno a verlo, hasta que fue turno de Gael. Al verse ambos se alegraron mucho. Gael se acercó a la cama de David y le tomó la mano. Le dijo que estaba muy feliz de que estuviera bien. Le dijo que lo amaba con toda su alma.

- Te amo, Gael - dijo David. - Te amo más que a nada en el mundo.

- Yo también te amo, David - dijo Gael. - Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

Gael le dio un beso a David y le preguntó qué había pasado. David le contó todo lo que había sucedido. Que se había quedado hasta el final para ordenar unos documentos. Que luego se había quedado encerrado y no podía salir. Después había aparecido Paloma, que en realidad era Columba.

Gael estaba atónito por enterarse de que Columba estaba viva. No podía creer que esa mujer hubiera fingido su muerte y hubiera cambiado su identidad para engañarlos a todos.

David también le contó todo lo que Columba le había dicho sobre cómo había sobrevivido. Que había escapado de la cama de bronceado con graves quemaduras. Que había pagado un tratamiento experimental para regenerar su piel. Que había ocupado el lugar de Ramsés en los negocios ilícitos y había reunido dinero para pagar cirugías estéticas y comprar documentos falsos para su nueva identidad.

Gael escuchó atentamente a David y se quedó horrorizado por todo lo que había hecho Columba. No podía creer que esa mujer hubiera sido capaz de tanta maldad y crueldad.

David también le contó cómo Columba había soltado el encendedor al suelo provocando el incendio y cómo él había intentado escapar sin éxito.

Gael sintió una gran admiración y gratitud por David. Le dijo que era muy valiente y que había hecho muy bien en resistir. Le dijo que estaba muy orgulloso de él y que lo admiraba mucho.

- El valiente eres tú. Tú fuiste el que me salvó. Tú fuiste el que vino a buscarme y me sacaste de ahí. - dijo David.

- No, David - respondió Gael. - Yo no hice nada. Fueron los bomberos y los paramédicos los que te sacaron de ahí. Yo solo te acompañé.

- Tú hiciste mucho. - insistió David - Tú me diste fuerzas para seguir luchando. Me diste esperanza para no rendirme.

Gael y David se sonrieron y se abrazaron. Se dieron cuenta de que se querían más que nunca.

Mientras Gael y David se abrazaban, en la televisión de la habitación pasaron la noticia del incendio. El reportero informó que el daño había sido casi total y que el centro de rehabilitación había quedado destruido. También dijo que habían encontrado el cuerpo de una mujer adulta entre los escombros, que había sido identificada como Paloma Valverde, una psicóloga que trabajaba en el lugar.

Gael y David se quedaron sorprendidos al ver la noticia. No podían creer que ella hubiera muerto en el incendio.

- ¿Ella está muerta? - preguntó David, con incredulidad.

- Sí, parece que sí - respondió Gael.

- ¿Y tú... estás bien con eso? - preguntó David.

- Sí, creo que sí, estoy bien - dijo Gael. - Ella ocasionó su propia desgracia.

- Sí, supongo que sí - respondió David. - Pero no puedo evitar sentir algo de pena por ella.

- Bueno, es cierto, es lamentable lo que le sucedió - dijo Gael. - Pero ya no podemos hacer nada por ella. Solo podemos hacer algo por nosotros.

- ¿Y qué podemos hacer por nosotros? - preguntó David.

- Podemos seguir adelante con nuestra vida y con nuestros planes - dijo Gael. - Podemos casarnos y ser felices.

David sonrió al escuchar esas palabras. Recordó que aún tenía pendiente su boda con Gael. Recordó que aún tenía un sueño por cumplir.

- Sí, tienes razón - dijo David. - Podemos casarnos y ser felices.

- ¿De verdad quieres casarte conmigo? - preguntó Gael.

- Claro que sí - dijo David. - Te amo y quiero estar contigo para siempre.

- ¿No tienes ningún problema con tu recuperación? - preguntó Gael.

- No, no tengo ningún problema - respondió David. - Me siento perfectamente. Además, todos los preparativos están listos y aún hay tiempo. Todavía no llega el día de la boda.

Gael sonrió y besó a David. Le dijo que también lo amaba y quería estar con él para siempre. Estaba muy emocionado por la boda y no veía la hora de que llegara el día para casarse.

Los planes de la boda seguían en marcha.