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Gael sintió el sol en su rostro y el viento en su cabello. Abrió los ojos y ahí estaba David sonriéndole desde el camastro de al lado. Estaban en la playa, rodeados de arena y mar. Era un día perfecto.

– ¿Qué tal si nos damos un chapuzón? – Propuso David, levantándose de su lugar y quitándose la camiseta.

Gael se quedó sin aliento al ver el cuerpo de David. Se sintió nervioso y agitado a la vez. ¿Cómo podía ser que David le provocara tantas cosas?

– Vamos, no seas tímido – Lo animó David, extendiéndole la mano.

Gael tomó su mano y se levantó. Siguió a David hasta la orilla del agua, sintiendo el calor de su piel. Entraron al mar y se mojaron el cuerpo. El agua estaba fresca y cristalina.

David se acercó a Gael y lo abrazó por la cintura. Gael se estremeció al sentir su contacto. Miró a David a los ojos y vio que brillaban con una luz especial.

– Gael, tengo que decirte algo – Le dijo David con voz suave.

– ¿Qué pasa? – Preguntó Gael, sintiendo que su corazón latía más rápido.

– Me gustas, Gael, me gustas mucho, desde hace tiempo siento algo por ti, pero no sabía cómo decírtelo, no quiero arruinar nuestra amistad, pero tampoco quiero ocultar lo que siento.

Gael no podía creer lo que escuchaba. ¿David sentía algo por él? ¿Era posible que algo así fuese real?

– David, yo... – Intentó decir Gael, pero no pudo terminar.

David acortó la distancia entre ellos y lo besó en los labios, fue un beso dulce y apasionado, lleno de emoción. Gael se dejó llevar por el momento y le devolvió el beso con igual intensidad, se sintió feliz y completo.

De repente, sonó el despertador.

Gael abrió los ojos y se encontró en su cama, todo había sido un sueño, un sueño maravilloso, pero solo un sueño.

Se levantó algo confundido y apagó el despertador. Miró el celular y vio que tenía un mensaje de David.

"Hey, ¿qué tal si vamos a caminar hoy? Es un día muy bonito."

Al leer el mensaje, Gael sintió una mezcla de nerviosismo, pero también de ilusión. Después de aquel sueño sería difícil volver a mirar a David de la misma forma; quizá era cierto que los sueños son una expresión del subconsciente, un intento de satisfacer todo aquello que no se ha resuelto de manera consciente.
Tal vez era por algo que Gael jamás había querido aceptar; Gael nunca había sentido interés por ninguna mujer, excepto Marena; su relación con Columba y sus aventuras con otras mujeres solo habían sido para tener contento a su padre Ramsés, y a la vez para intentar convencerse a sí mismo de ser algo que no era, aunado al miedo que le generaba pensar en la reacción de sus familiares y circulo social al enterarse de la verdad.

Gael había aceptado acompañar a David a caminar por el parque, era un día tranquilo y agradable, los dos se sentían cómodos, disfrutando de la brisa y el sol.

– ¿Sabes? Anoche tuve un sueño muy raro – Dijo Gael, rompiendo el silencio.

– ¿Ah sí? ¿De qué se trataba? – Preguntó David con curiosidad.

– Bueno, soñé que estaba en la playa, con alguien que me gustaba mucho, tenía el cabello castaño y los ojos de color café, al final... soñé que me besaba – Confesó Gael, dirigiendo la mirada a David con la último frase.

David sintió un nudo en el estómago, ¿Sería posible que Gael lo estuviera describiendo a él? ¿O sería otra persona? Quería saber la verdad, pero no quería presionarlo.

– Pues... qué sueño más bonito – Comentó David, intentando disimular su nerviosismo.

– Sí, lo fue – Admitió Gael, mirando al suelo.

– ¿Y quién era esa persona? – Se atrevió a preguntar David, esperando la respuesta.

Gael se quedó callado por unos segundos, no sabía si debía decirle la verdad a David o no. Por un lado, quería confiar en él y contarle lo que sentía, por otro lado, tenía miedo de que lo rechazara o que arruinara su amistad.

– Era... era... – Tartamudeó Gael, sin poder decirlo.

David lo miró con expectación, notó que Gael estaba nervioso y asustado. Pensó en tranquilizarlo y decirle que todo estaba bien.

– Gael, puedes confiar en mí, sea quien sea esa persona, yo te apoyo. Eres mi amigo y para eso son los amigos, ¿que no? – Le dijo David con sinceridad.

Gael levantó la mirada, y observó los ojos de David, vio que eran sinceros y cálidos, eran los mismos ojos que había visto en su sueño.

– David... esa persona... eras tú – Reveló Gael, soltando las palabras de una vez.

David se quedó sin habla pues no podía creer lo que acababa de escuchar, Gael había soñado con él, Gael lo quería.

Nuestro Amor Invencible (Gael × David)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora