David terminó de ordenar los últimos documentos que tenía sobre su escritorio. Había sido un día largo y cansado, pero también satisfactorio. Había atendido a varios pacientes, había visto sus progresos y sus sonrisas. Le gustaba su trabajo y se sentía orgulloso de él.
Miró el reloj y vio que ya eran las nueve de la noche. Se había quedado más tarde de lo habitual, pero no le importaba. Había acordado reunirse con Gael, saliendo de trabajar, para afinar los últimos detalles de la boda. Estaban a una semana de casarse y estaban muy ilusionados y felices.
Cogió su teléfono y vio que se había quedado sin batería. No le dio mucha importancia, pues de cualquier manera, ya estaba a punto de retirarse, sabía que Gael lo estaría esperando. Se levantó de su silla y se puso su chaqueta. Apagó la luz de su oficina y salió al pasillo.
Todo estaba normal y tranquilo. No había nadie más en el centro de rehabilitación. Todos se habían ido a sus casas hace rato. David caminó hacia la salida, silbando una canción.
Pero de pronto, las luces comenzaron a parpadear. David se detuvo y miró alrededor, extrañado. ¿Qué estaba pasando? ¿Habría algún problema con el sistema eléctrico? ¿O sería una señal de que ya era hora de irse?
David decidió que lo mejor era salir cuanto antes. Siguió caminando hacia la puerta principal, pero cuando llegó, se dio cuenta de que estaba cerrada con candado y las llaves no estaban por ningún lado.
David se quedó perplejo. ¿Cómo era posible? ¿Quién había cerrado la puerta con candado? ¿Y dónde estaban las llaves? ¿Acaso alguien lo había dejado encerrado a propósito?
David pensó que tal vez se trataba de un error y que por accidente lo habían olvidado dentro. Quizás el encargado de cerrar el centro había pensado que no había nadie más y había echado el candado sin revisar bien.
David no se alarmó demasiado. Pensó que podría solucionar el problema llamando por teléfono al encargado o a algún compañero para que vinieran a abrirle. Así que se dirigió al teléfono de pared que había en la recepción para intentar avisar que estaba encerrado.
Pero cuando levantó el auricular y marcó el número, no escuchó nada. Ni siquiera el tono de llamada. Solo un silencio absoluto.
David frunció el ceño y miró el teléfono con incredulidad. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no funcionaba el teléfono? ¿Acaso también se había cortado la línea?
Y entonces, sin previo aviso, se cortó la energía eléctrica, dejando a David en la oscuridad absoluta.
David comenzó a preguntar al aire si había alguien cerca, intentando así que alguien lo escuchara. Pero solo obtuvo el silencio como respuesta. No había nadie más en el centro de rehabilitación. Solo él y la oscuridad.
Pero de pronto, se escuchó una ligera risa burlona. David se estremeció al escucharla y no poder ver nada. ¿Quién se estaba riendo?
De pronto, comenzó a escucharse el sonido de unos tacones caminando por el pasillo. David sintió que se le aceleraba el corazón y que se le erizaba la piel.
- ¿Quién anda ahí? - preguntó David, con voz temblorosa.
Y se volvió a escuchar una risita burlona.
- Hola, David - dijo una voz femenina, con un tono burlón y sarcástico.
David reconoció la voz al instante. Era la voz de Paloma Valverde.
- Paloma... - murmuró David, con horror.
- Sí, soy yo - respondió Paloma.
David vio pasar cerca de la luz de una ventana, una figura. Era Paloma. La reconoció de inmediato. La vio sonreír con malicia y acercarse a él.
- ¿No te alegras de verme? - preguntó Paloma, con ironía.
David no respondió. Estaba paralizado por el miedo y la sorpresa. No podía creer que Paloma estuviera ahí. ¿Cómo había entrado? ¿Qué quería?
- Vaya, veo que no me has echado de menos - dijo Paloma, fingiendo estar ofendida. - Y eso que yo me consideraba tu amiga.
- ¿Qué quieres? - preguntó David, intentando recuperar el valor.
- ¿Qué quiero? - repitió Paloma, con una risa burlona. - Pues verás, David, yo solo venía a desearte feliz matrimonio. Ya que no me invitaste a tu boda, pensé que sería un bonito detalle venir a visitarte antes de que te cases con Gael. Estoy muy dolida porque no me hayas tenido en cuenta.
- No te hagas la graciosa - dijo David, con rabia. - Tú no eres mi amiga. Tú eres una mentirosa y una criminal. Y todos lo saben.
- ¿Ah, sí? - dijo Paloma, con fingida sorpresa. - ¿Y quién soy yo entonces?
- No lo sé - dijo David. - Pero sé que no eres Paloma Valverde. Sé que esa es una identidad falsa que usaste para engañarnos a todos.
- Muy bien, David - dijo Paloma, aplaudiendo con sarcasmo. - Veo que al fin has despertado de tu sueño. Pero me temo que es demasiado tarde.
- ¿Demasiado tarde para qué? - preguntó David.
- Para salvar tu vida - dijo Paloma.
Y entonces, soltó una carcajada y revelando su verdadera identidad.
- Soy Columba Villareal - dijo Paloma, o mejor dicho, Columba. - Juré que ni muerta los dejaría en paz y heme aquí. He vuelto.
David se quedó sin habla al escuchar esas palabras. No podía creer lo que oía. Columba Villareal estaba viva y era Paloma Valverde. La mujer que había causado tanto dolor y sufrimiento a tantas personas. La mujer que había sido cómplice de muchos delitos junto a Ramsés y Calixto. Ahora lo tenía atrapado en la oscuridad y amenazaba con matarlo.
David sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo.
Estaba en peligro.
Estaba en manos de Columba Villareal.
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Nuestro Amor Invencible (Gael × David)
FanfictionGael Torrenegro y David Alejo, descubren que más allá de la rivalidad por el amor de Leona Bravo, todo este tiempo en realidad estaban buscando la atención uno del otro. [Historia en construcción, espera nuevos capítulos]